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Nahúm 3:7 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

7 Todos los que te vean retrocederán espantados, y dirán: “Nínive ha quedado en la más completa ruina”. Sin embargo, nadie lamentará tu destino».

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

7 Todos los que te vieren se apartarán de ti, y dirán: Nínive es asolada; ¿quién se compadecerá de ella? ¿Dónde te buscaré consoladores?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Todos los que te vean se alejarán de ti y dirán: “Nínive yace en ruinas. ¿Dónde están los que lloran por ella?”. ¿Lamenta alguien tu destrucción?».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 y todo el que te vea, huirá de ti. Dirán: 'Asolada está Nínive, ¿quién tendrá piedad de ella? ¿Dónde buscar quién la consuele?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Los que te vean huirán de ti, diciendo: ¡Nínive ha sido destruida! ¿Quién se compadecerá de ella? ¿Dónde hallar quien la consuele?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Por eso quien te vea huirá de ti, diciendo: '¡Nínive ha sido destruida! ¿Quién le tendrá compasión? ¿Dónde poder hallar quien la consuele?'.

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Nahúm 3:7
12 Tagairtí Cros  

Estos dos males te han tocado en suerte: desolación y destrucción. Sí, hambre y espada. ¿Y quién ha quedado para compadecerte? ¿Quién ha quedado para consolarte?


¿Quién tendrá lástima de ti, Jerusalén? ¿Quién llorará por ti? ¿Quién preguntará siquiera cómo estás?


Por eso dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: ¡Ahora castigaré al rey de Babilonia y a su país, como castigué al rey de Asiria!


Si pudiéramos le ayudaríamos, pero ya no tiene remedio. Déjenla, abandónenla y vuelvan a su patria, porque lo que sufre es un castigo que Dios le manda desde el cielo.


¿Hubo alguna vez en toda la tierra un dolor tan grande como el tuyo? Dime, Jerusalén, ¿con qué compararé tu angustia? ¿Cómo podré consolarte, pura y bella Jerusalén? Porque tu angustia es tan grande como el mar. ¿Quién podrá curarte?


Estas son las visiones que Dios le dio a Nahúm, que vivió en Elcós, acerca de la inminente destrucción de Nínive.


El Señor también castigará al país del norte; sí, él destruirá a Asiria y hará que Nínive, su gran capital, quede convertida en tierra desolada como si fuera un desierto.


Todo el pueblo de Israel huyó gimiendo, temeroso de que la tierra también se los tragara a ellos.


Desde la distancia, la contemplarán temblorosos de miedo al ver semejante castigo, y gritarán: «¡Pobre, pobre Babilonia, la gran ciudad poderosa! ¡En un instante te llegó el juicio!».


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