Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne
- Fógraí -





Miqueas 6:9 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

9 La voz del Señor se ha escuchado. Él está convocando a una reunión a todos los habitantes de Jerusalén. Así que escuchen su voz, pues es de sabios prestar atención a las palabras del Señor.

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

9 La voz de Jehová clama a la ciudad; es sabio temer a tu nombre. Prestad atención al castigo, y a quien lo establece.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

9 ¡Si son sabios, teman al Señor! Su voz llama a todos en Jerusalén: «Los ejércitos de destrucción se acercan; el Señor los envía.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Resuena la voz de Yavé en la ciudad: Escuchen, tribus, óyeme asamblea de la ciudad.

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

9 ¡Oh tribu, oye! La voz de YHVH clama a la ciudad: Él salvará a los que temen su Nombre, A quienes aún ha de congregar.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Oigo que Yahveh clama a la ciudad: 'Escuchad, tribu y asamblea de la ciudad:

Féach an chaibidil Cóip




Miqueas 6:9
43 Tagairtí Cros  

Durante el reinado de David hubo hambre por tres años consecutivos. Entonces David habló con el Señor acerca de esta situación, y el Señor le dijo: «El hambre ha venido por causa de que Saúl y su familia asesinaron a los gabaonitas».


Le he dicho a Dios: No te limites a condenarme: dime por qué lo haces.


Así es que me hará cuanto ha planeado, y aún hay más que esperar.


»¡Dichoso el hombre a quien Dios corrige! Cuando peques, no menosprecies el castigo del Señor.


Quien sea sabio, que entiende estas cosas y vea el gran amor del Señor.


La honra a tu nombre, oh Dios, y la alabanza, a ti llega hasta los confines de la tierra; tu diestra está llena de victoria.


Que sepan que tú eres el Señor, que ese es tu nombre; que sepan que sólo tú eres el Altísimo sobre toda la tierra.


El Señor es célebre por la forma en que hace caer a los malvados en sus propios lazos.


El hombre prudente ve el peligro y se protege; el imprudente ciegamente avanza y sufre las consecuencias.


No escuchan cuando tú amenazas, no alzan la vista para ver tu puño levantado. ¡Muéstrales cuánto amas a tu pueblo! ¡Quizá eso los avergüence! ¡Sí, que los consuma el fuego reservado para tus enemigos!


Tus ciudades amuralladas quedarán silenciosas y vacías, abandonadas las casas, invadidas las calles por malas hierbas, y las vacas pacerán por la ciudad rumiando ramas y arbustos.


Miren, de lejos acude el Señor, ardiendo en ira, rodeado de espeso humo que sube. Tiene los labios llenos de furor y sus palabras consumen como fuego.


¿Qué es toda esa conmoción en la ciudad? ¿Qué terrible ruido viene del templo? ¡Es la voz del Señor que se venga de sus enemigos!


Pero a pesar de todo este castigo no se arrepentirán ni se volverán a él, al Señor Todopoderoso.


―Esa es una decisión correcta, pues ya en el pasado, cuando Miqueas, el de Moréset, profetizó en tiempo del reinado de Ezequías de Judá, y comunicó al pueblo que Dios decía: “Este monte será arado como si fuera un campo de labranza y esta ciudad de Jerusalén será convertida en montones de piedra, y en su cumbre habrá sólo un matorral, en donde hoy está el gran templo”.


destruiré este templo, como destruí el templo de Siló, y haré que sobre Jerusalén se digan toda clase de tristes historias, como ciudad maldecida.


Mas, ¿cómo ha de estarse quieta si el Señor le ha dado una encomienda? Porque la ciudad de Ascalón y los que moran por la ribera del mar tienen que ser aniquilados.


Samaria debe llevar su culpa, pues se ha rebelado contra su Dios. Su pueblo será arrasado por el ejército invasor, sus bebés serán estrellados contra el suelo y a las mujeres embarazadas les abrirán el vientre.


Todo aquel que es sabio y prudente entenderá estas cosas. Todo aquel que es inteligente, que escuche y siga mis consejos. Pues los senderos del Señor son verdaderos y justos, y las personas buenas caminan por ellos. Pero la gente mala se pierde en sus propios malos pasos.


En castigo por eso yo destruiré a Judá con fuego, y consumirá también todos los palacios de Jerusalén».


¡Cuánto van a sufrir aquellos que viven tan tranquilos en Jerusalén! ¡Cuánto van a sufrir aquéllos que viven tan seguros en Samaria! ¡Cuánto van a sufrir aquellos que se creen los más importantes del país, a quienes acuden los israelitas en busca de ayuda!


Por eso, por culpa de ustedes, profetas falsos, Jerusalén será arada como si fuera un potrero y se convertirá en un montón de ruinas, y la montaña donde se asienta el templo se llenará de maleza como cualquier ruina abandonada.


Esto es lo que el Señor dice: «¿Acaso creen que voy a dejar sin castigo a esos malvados que han conseguido sus riquezas por medio del robo? ¿Creen que voy a tolerar que tengan pesas falseadas?


¡Pueblo de Dios! Ya el Señor les ha dicho qué es lo que él espera que ustedes hagan. Ya él les ha enseñado lo que es bueno y espera que ustedes hagan. Lo que el Señor les pide es que practiquen la justicia, que sean misericordiosos y que vivan siguiendo fielmente sus instrucciones.


En su soberbia no quiere oír la voz de Dios. Nadie puede decirle nada; rechaza toda corrección. Ella ya no confía en el Señor, ni busca ser fiel a su Dios.


Como yo disciplino y castigo a los que amo, tendré que castigarte si no abandonas esa indiferencia y te arrepientes.


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí