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Mateo 5:18 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

18 Les aseguro que mientras existan el cielo y la tierra, ni la parte más pequeña e insignificante de la ley se pasará por alto, hasta que esta se cumpla totalmente.

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Biblia Reina Valera 1960

18 Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Les digo la verdad, hasta que desaparezcan el cielo y la tierra, no desaparecerá ni el más mínimo detalle de la ley de Dios hasta que su propósito se cumpla.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 En verdad les digo: mientras dure el cielo y la tierra, no pasará una letra o una coma de la Ley hasta que todo se realice.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Porque de cierto os digo: Hasta que pase el cielo y la tierra, de ningún modo pasará una iota,° ni un trazo° de letra de la ley, hasta que todo se haya cumplido.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Porque os lo aseguro: antes pasarán el cielo y la tierra que pase una sola jota o una sola tilde de la ley sin que todo se cumpla.

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Mateo 5:18
82 Tagairtí Cros  

Ellos perecerán, pero tú permanecerás para siempre. Ellos se desgastarán como vestiduras viejas, y tú como ropa los cambiarás, y los dejarás a un lado.


no cambian nunca, deben obedecerse fielmente.


Desde mis primeros días he sabido que tu voluntad no cambia nunca.


La hierba se seca, y se marchita la flor, pero la Palabra de nuestro Dios permanecerá viva para siempre.


Pero lo que mis profetas dicen, eso hago. Si dicen que Jerusalén será librada y las ciudades de Judá volverán a ser habitadas, así será.


Mira al alto cielo, y fíjate en la tierra abajo, porque el cielo se desvanecerá como humo, la tierra se gastará como vestidura, y el pueblo de la tierra morirá como moscas. Pero mi salvación y mi justicia permanecerán para siempre.


Les aseguro que en el día del juicio, el castigo de Sodoma y Gomorra resultará mucho más tolerable que el castigo que caerá sobre aquella ciudad.


Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra. Les aseguro que no terminarán de recorrer todas las ciudades de Israel antes que yo haya regresado:


Y el que le dé al más humilde de mis discípulos un vaso de agua por el simple hecho de que es mi discípulo recibirá su recompensa: esto se lo aseguro yo a ustedes».


Les aseguro que de todos los hombres que han nacido en este mundo, ninguno ha sido mayor que Juan el Bautista. Y sin embargo, el más insignificante en el reino de los cielos es más grande que él.


Muchos profetas y muchos hombres justos anhelaron ver lo que ustedes están viendo y oír lo que están oyendo; pero no lo lograron.


Y algunos de los que están aquí ahora mismo no morirán sin verme venir en mi reino.


―Porque tienen muy poca fe —les respondió Jesús—. Si tuvieran siquiera una fe tan pequeña como un grano de mostaza, podrían decirle a aquella montaña que se quitara de en medio y se quitaría. Nada les sería imposible.


Les aseguro que cuanto aten en la tierra quedará atado en el cielo, y que lo que suelten en la tierra quedará suelto en el cielo.


«Si no se vuelven a Dios, arrepentidos de sus pecados y con sencillez de niños, no podrán entrar en el reino de los cielos.


―A un rico le es muy difícil entrar al reino de los cielos —comentó luego Jesús con sus discípulos—.


Y Jesús le respondió: ―Cuando yo, el Hijo del hombre, me siente en mi trono de gloria, ustedes, mis discípulos, se sentarán en doce tronos a juzgar a las doce tribus de Israel.


Y Jesús les respondió: ―Pues les repito que si tienen fe y no dudan, podrán hacer cosas como esta y muchas más. Hasta podrán decirle al Monte de los Olivos que se quite y se arroje al mar, y los obedecerá.


¿Cuál de los dos obedeció a su padre? ―El primero, por supuesto —le respondieron los principales sacerdotes y los jefes judíos. ―Pues los despreciados cobradores de impuestos y las prostitutas llegarán al reino de Dios antes que ustedes,


¡Los juicios acumulados a través de los siglos caerán sobre esta generación!


Y él les dijo: ―¿Ven esos edificios? ¡Todos serán destruidos y no quedará ni una piedra sobre otra!


¡Los pondré a cargo de mis bienes!


Pero el novio les respondió: “¡No sé quiénes son ustedes! ¡Váyanse!”.


»Yo, el Rey, les responderé: “Todo lo que hicieron a mis hermanos necesitados a mí me lo hicieron”.


»Y les responderé: “Cada vez que se negaron a ayudar a uno de mis hermanos necesitados, se estaban negando a ayudarme”.


Te aseguro que tendrás que permanecer allí hasta que pagues el último centavo.


»Cuando ustedes ayunen, no lo hagan en público como los hipócritas, que tratan de aparentar que están pálidos y desaliñados para que la gente se dé cuenta de que ayunaron. Les aseguro que, aparte de esto, no tendrán más recompensa.


Cuando den alguna limosna, no lo anden proclamando como los hipócritas, que tocan trompetas en las sinagogas y en las calles para que la gente se fije en lo caritativos que son. ¡Les aseguro que, aparte de eso, no tendrán otra recompensa!


Al oír esto, Jesús se maravilló y les dijo a quienes lo seguían: ―¡En todo Israel no he hallado una fe tan grande como la de este hombre!


Les aseguro que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no podrá entrar en él.


Le contestó Jesús: ―Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o tierras por amor a mí y por amor al evangelio,


Les aseguro que si alguien le dice a este monte que se mueva y se arroje al mar, y no duda que va a suceder, el monte lo obedecerá.


Entonces Jesús indicó a sus discípulos que se le acercaran y les dijo: «Les aseguro que esta viuda pobre ha echado más en el tesoro que todos los otros.


Les aseguro que todas estas cosas sucederán antes que está generación se acabe.


Mientras estaban sentados a la mesa comiendo, dijo: ―Les aseguro que uno de ustedes, que está comiendo conmigo, me va a traicionar.


Les aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid, hasta el día en que beba el vino nuevo en el reino de Dios.


Jesús le contestó: ―Te aseguro, Pedro, que hoy, esta misma noche, antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces.


Les aseguro que en cualquier lugar del mundo donde se predique el evangelio, se recordará a esta mujer, contando lo que hizo.


Les aseguro que todos los pecados y blasfemias se les perdonarán a todos por igual.


Y si en alguna parte no los reciben ni les prestan atención, sacúdanse el polvo de los pies y váyanse. Con eso les estarán haciendo una advertencia».


Y él, suspirando profundamente, respondió: ―¿Por qué pide esta gente una señal? Les aseguro que no se le dará ninguna.


»Algunos de los que están aquí no morirán sin contemplar el advenimiento del reino de Dios con poder» —añadió Jesús.


El que les dé un vaso de agua en mi nombre, porque ustedes son de Cristo, les aseguro que tendrá su recompensa.


desde la muerte de Abel hasta la de Zacarías, a quien mataron entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que a esta generación se le pedirá cuentas de todo esto.


Dichosos los sirvientes a los que su señor encuentre atentos a su llegada. Les aseguro que se ajustará la ropa, hará que los sirvientes se sienten a la mesa y él mismo se pondrá a servirles.


Por eso, la casa de ustedes va a quedar abandonada. Y les aseguro que no me volverán a ver hasta el día en que digan: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”».


Pero es más fácil que desaparezcan el cielo y la tierra, que deje de cumplirse una sola tilde de la ley.


Les aseguro que el que no reciba el reino de Dios como lo recibe un niño, no entrará en él».


Jesús les respondió: ―Y yo les aseguro que todo el que haya dejado su casa, su esposa, sus hermanos, sus padres o sus hijos por causa del reino de Dios,


Jesús le contestó: ―Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.


Pero yo les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su propia tierra.


―Les aseguro que ustedes verán abrirse el cielo, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.


Jesús dijo: «Es verdad que para entrar al redil de las ovejas hay que entrar por la puerta, porque el que salta por otro lado es un ladrón y un bandido.


Por eso, Jesús volvió a decirles: «Sí, yo soy la puerta de las ovejas.


Es verdad que si un grano de trigo cae en tierra y no muere, se queda solo. Pero si muere, produce mucho fruto.


Les aseguro que ningún sirviente es más que su amo, y ningún mensajero es más que el que lo envió.


Jesús le respondió: ―¿Estás dispuesto a dar tu vida por mí? ¡Te aseguro que antes que el gallo cante, me negarás tres veces!


»Les aseguro que el que cree en mí hará las mismas obras que yo hago, y hará obras todavía mayores porque yo vuelvo al Padre.


La verdad es que ustedes llorarán y se llenarán de tristeza, mientras que el mundo se alegrará. Ustedes se pondrán tristes, pero luego su tristeza se convertirá en alegría.


Cuando llegue ese día ya no me preguntarán nada. Les aseguro que mi Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre.


Es verdad que cuando eras más joven tú mismo te vestías e ibas a donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás los brazos y otro te vestirá y te llevará a donde no quieras ir.


Te aseguro que hablamos de las cosas que sabemos y de las que nosotros mismos hemos sido testigos, pero ustedes no creen lo que les decimos.


Jesús le dijo: ―Te aseguro que si una persona no nace de nuevo no podrá ver el reino de Dios.


Jesús respondió: ―Te aseguro que el que no nace de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.


Entonces Jesús les dijo: ―Les aseguro que el hijo no puede hacer nada por su propia cuenta, sino solamente lo que ve que hace su padre, porque cualquier cosa que hace el padre, la hace también el hijo.


Jesús les respondió: ―La verdad es que ustedes me buscan, no porque han visto señales milagrosas sino porque comieron hasta llenarse.


Jesús les respondió: ―Les aseguro que no fue Moisés el que les dio a ustedes el pan del cielo. Mi Padre es el que da el verdadero pan del cielo.


Les aseguro que el que cree tiene vida eterna.


Jesús les dijo: ―Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tienen realmente vida.


Jesús respondió: ―Es bien cierto que el que peca es esclavo del pecado.


La verdad es que el que obedece mi palabra, nunca morirá.


―La verdad es que, antes que Abraham naciera, yo existo.


pero la palabra del Señor permanece para siempre». Y esta es la palabra del evangelio que se les ha anunciado a ustedes.


Y vi un gran trono blanco sobre el que alguien estaba sentado. Al verlo, la tierra y el cielo salieron huyendo, sin dejar rastro alguno.


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