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Mateo 27:50 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

50 Jesús habló de nuevo con voz muy fuerte, y murió.

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Biblia Reina Valera 1960

50 Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

50 Entonces Jesús volvió a gritar y entregó su espíritu.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

50 Pero nuevamente Jesús dio un fuerte grito y entregó su espíritu.

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La Biblia Textual 3a Edicion

50 Entonces Jesús, clamando otra vez a gran voz, entregó el espíritu.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

50 Entonces Jesús, gritando de nuevo con voz potente, exhaló el espíritu.

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Mateo 27:50
14 Tagairtí Cros  

Después de las sesenta y dos semanas, se quedarán sin nada y quitarán la vida al jefe elegido por Dios. Jerusalén y el templo serán destruidos por la gente de un rey que vendrá. El fin vendrá como una inundación, y la destrucción se acabará sólo cuando se acabe la guerra.


Recuerden que yo, el Hijo del hombre, no vine para que me sirvan, sino para servir y dar mi vida en rescate de muchos.


Pero los demás dijeron: ―Déjalo. Vamos a ver si Elías viene a salvarlo.


Entonces Jesús, dando un fuerte grito, murió.


Entonces Jesús gritó con fuerza: ―¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu! Y después de decir esto, murió.


»Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.


así como el Padre me conoce a mí y yo lo conozco a él, y doy mi vida por las ovejas.


Había allí un jarro lleno de vinagre; así que empaparon una esponja en el vinagre, la pusieron en una caña y se la acercaron a la boca.


Al probar Jesús el vinagre, dijo: ―Todo está cumplido. Luego inclinó la cabeza y entregó el espíritu.


Por consiguiente, ya que los hijos de Dios son de carne y hueso, Jesús también compartió esa misma naturaleza de carne y hueso, para así anular, por medio de su muerte, al que tiene el dominio de la muerte, al diablo,


Cuando Cristo estaba en la tierra, con voz fuerte y muchas lágrimas ofreció ruegos y súplicas a Dios, quien podía librarlo de la muerte. Y Dios escuchó sus oraciones en virtud de su ferviente deseo de obedecer a Dios.


Y si esto es así, ¡la sangre de Cristo es todavía mejor! Pues por medio del Espíritu eterno, Cristo se ofreció a sí mismo a Dios como sacrificio sin mancha para purificar nuestra conciencia de las obras que conducen a la muerte, para que sirvamos al Dios viviente.


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