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Mateo 2:16 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

16 Entonces Herodes se puso furioso por la burla de los sabios y mandó matar a todos los niños varones que vivieran en Belén y sus alrededores y que tuvieran dos años o menos. Lo ordenó así tomando en cuenta el tiempo que los sabios le habían indicado.

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Biblia Reina Valera 1960

16 Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Cuando Herodes se dio cuenta de que los sabios se habían burlado de él, se puso furioso. Entonces, basado en lo que dijeron los sabios sobre la primera aparición de la estrella, Herodes envió soldados para matar a todos los niños que vivieran en Belén y en sus alrededores y que tuvieran dos años o menos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Herodes se enojó muchísimo cuando se dio cuenta de que los Magos lo habían engañado, y fijándose en la fecha que ellos le habían dicho, ordenó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y sus alrededores.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Herodes, al verse burlado por los magos, se enfureció sobremanera, y enviando soldados,° mató° a todos los niños menores de dos años en Bet-léhem y en sus alrededores, conforme al tiempo que particularmente había indagado de los magos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Entonces Herodes, furioso al verse burlado por los magos, envió a que mataran a todos los niños que había en Belén y en toda su comarca menores de dos años, conforme al tiempo que cuidadosamente había averiguado de los magos.

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Mateo 2:16
21 Tagairtí Cros  

comenzó a gritar. Cuando los otros hombres que estaban cerca llegaron corriendo para ver lo que ocurría, ella comenzó a gritar histéricamente. ―¡Mi marido tenía que traer a ese esclavo hebreo para que nos insultara! —dijo llorando—. Trató de violarme, pero cuando grité, huyó y olvidó llevarse el manto.


le dijo: ―¡El esclavo hebreo que tienes aquí quiso violarme,


¡Maldita sea su ira! ¡Maldita sea también su violencia y crueldad! Haré que sus descendientes sean esparcidos por todo el país de Israel.


―¿Qué le pasa a mi señor? —le preguntó Jazael. Eliseo le respondió: ―Yo sé las cosas terribles que le harás al pueblo de Israel. Quemarás sus ciudades fortificadas, matarás a los jóvenes, estrellarás a los niños contra las rocas, y abrirás el vientre a las mujeres embarazadas.


»Yo, que imploraba ayuda de Dios y de Dios obtenía respuesta, me he convertido en hazmerreír de mis vecinos. Sí, yo, varón justo, soy ahora objeto de burla.


El gobernante malvado es tan peligroso para los pobres como el león rugiente o el oso hambriento.


El asesino atormentado por su sentimiento de culpa, será un fugitivo hasta que muera. ¡Que nadie lo apoye!


¡Miren! Baja del cielo el Señor para castigar al pueblo de la tierra por sus pecados. La tierra no esconderá más a los homicidas. Los culpables serán descubiertos.


Sus pies corren hacia el mal y se apresuran a cometer homicidio; sólo piensan en pecar y a dondequiera que van dejan un rastro de dolor y de muerte.


Entonces Nabucodonosor, en un arrebato de cólera, ordenó que Sadrac, Mesac y Abednego fueran traídos a su presencia.


Por lo tanto, los terrores de la guerra los perseguirán y sus fortalezas serán destruidas. Les sucederá lo mismo que a Bet Arbel, cuando el rey Salmán la destruyó el día de la batalla y aplastó a las madres junto con sus hijos.


―Es que tú me has hecho quedar como un necio —gritó Balán—. Si tuviera una espada conmigo te habría dado muerte.


El rey Balac estaba pálido de ira. Golpeando las manos con furia gritó: ―Yo te llamé para que maldijeras a mis enemigos y en lugar de ello los has bendecido tres veces.


Jesús nació en un pueblo de Judea llamado Belén, durante el reinado de Herodes. Llegaron a Jerusalén varios sabios del oriente,


Así se cumplió lo que había dicho el profeta Jeremías:


Entonces Herodes mandó llamar secretamente a los sabios, y averiguó la fecha exacta en que habían visto por primera vez la estrella.


Con la cola arrastró tras sí una tercera parte de las estrellas y las arrojó sobre la tierra. Luego se detuvo frente a la mujer en el momento mismo en que iba a dar a luz, a fin de comerse al niño tan pronto como naciera.


No tardé en comprender que estaba ebria con la sangre de los santos mártires de Jesús. La miré horrorizado.


Dalila le dijo: ―Te estás burlando de mí. Me has mentido. Dime, ¿cómo se te puede vencer?


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