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Jueces 2:18 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

18 Cada juez rescataba al pueblo de Israel de sus enemigos durante su vida, porque el Señor se compadecía del clamor de su pueblo cuando estaba oprimido y acosado.

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Biblia Reina Valera 1960

18 Y cuando Jehová les levantaba jueces, Jehová estaba con el juez, y los libraba de mano de los enemigos todo el tiempo de aquel juez; porque Jehová era movido a misericordia por sus gemidos a causa de los que los oprimían y afligían.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Cada vez que el Señor levantaba un juez sobre Israel, él estaba con ese juez y rescataba al pueblo de sus enemigos durante toda la vida del juez. Pues el Señor tenía compasión de su pueblo, que estaba sobrecargado de opresión y sufrimiento.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Cuando Yavé les envió jueces, Yavé estaba con el juez, y durante toda la vida del juez los libraba de las manos de sus enemigos. Pues Yavé tenía piedad de ellos cuando escuchaba sus lamentos bajo la opresión y la persecución.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Y cuando YHVH les levantaba jueces, YHVH estaba con el juez y los libraba de mano de sus enemigos todos los días de aquel juez, porque YHVH se conmovía de sus gemidos a causa de quienes los maltrataban y oprimían.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Cuando Yahveh les suscitaba jueces, Yahveh estaba con el juez y los salvaba de sus enemigos durante la vida del juez, pues Yahveh tenía piedad de los gemidos que les arrancaban los que los oprimían y vejaban.

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Jueces 2:18
22 Tagairtí Cros  

Pero Joacaz pidió ayuda al Señor, y él oyó su oración, y vio cuán terriblemente el rey de Siria estaba oprimiendo a Israel.


El Señor responda: «Yo me levantaré y defenderé a los oprimidos, a los pobres, a los necesitados. Los rescataré como ellos anhelan».


Oh Señor vuelve a nosotros. ¿Cuánto tardarás? Ten compasión de tus siervos.


se acordó de su pacto, de la promesa hecha a Abraham, a Isaac y a Jacob de hacer regresar a sus descendientes a la tierra de Canaán.


―Ciertamente estaré contigo —le dijo Dios—, y esta es la demostración de que yo soy el que te envío: cuando hayas sacado al pueblo de Egipto, tú y el pueblo me adorarán sobre esta montaña.


Entonces el Señor tuvo compasión de ellos y no los destruyó.


»¿Cómo podré abandonarte, mi Efraín? ¿Cómo podré dejarte ir? ¿Cómo podré desampararte como lo hice con Admá y Zeboyín? ¡Me duele el corazón por ti y no puedo contener todo el amor que te tengo! ¡Me duele tanto tener que castigarte!


Cuando Dios vio que los ninivitas estaban dispuestos a dejar su mala conducta, decidió no destruirlos como había planeado.


»Cuando lleguen a la Tierra prometida y tengan que luchar contra sus enemigos, Dios los oirá y los salvará de ellos cuando den la alarma con estas trompetas.


»Porque el Señor verá que su pueblo tenga justicia y tendrá compasión de ellos cuando se desvíen. Verá cuando su fuerza se agote, tanto en el esclavo como en el libre,


Nadie podrá hacerte frente mientras vivas, porque yo estaré contigo como estuve con Moisés; no te abandonaré, ni dejaré de ayudarte.


Entonces destruyeron todos los dioses extranjeros y adoraron solamente al Señor. Y el Señor se compadeció de su dolor.


Jefté condujo su ejército contra los amonitas y el Señor le dio la victoria.


Pero cuando el juez moría, el pueblo volvía a hacer lo malo y lo hacía aún peor que sus antepasados. Adoraban nuevamente a otros dioses. Obstinadamente regresaban a las costumbres perversas de las naciones que los rodeaban.


Pero cuando Israel clamó al Señor, él hizo que el sobrino de Caleb, Otoniel, hijo de Quenaz, hermano menor de Caleb, lo salvara.


El ángel del Señor se le apareció y le dijo: ―Varón valiente y fuerte, el Señor está contigo.


Pero el Señor le dijo: ―Yo, el Señor, estaré contigo. Tú destruirás rápidamente las hordas madianitas.


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