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Jueces 18:19 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

19 ―Calla y ven con nosotros —le dijeron—. Serás nuestro sacerdote y te respetaremos como a un padre. Es mucho mejor que seas sacerdote de toda una tribu de Israel que de un solo hombre.

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Biblia Reina Valera 1960

19 Y ellos le respondieron: Calla, pon la mano sobre tu boca, y vente con nosotros, para que seas nuestro padre y sacerdote. ¿Es mejor que seas tú sacerdote en casa de un solo hombre, que de una tribu y familia de Israel?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 —Cállate y ven con nosotros —le dijeron—. Sé un padre y sacerdote para todos nosotros. ¿Acaso no es mejor ser el sacerdote de toda una tribu y un clan de Israel, que de la casa de un solo hombre?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 Le respondieron: '¡Cállate! Ponte la mano en tu boca y ven con nosotros: serás para nosotros un padre y un sacerdote. ¿Qué es mejor para ti, ser el sacerdote de un solo hombre en su casa, o ser el sacerdote de toda una tribu, de todo un clan de Israel?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 Y ellos le respondieron: Calla, pon la mano sobre tu boca, y ven con nosotros, y sé para nosotros padre y sacerdote. ¿Acaso es mejor para ti ser sacerdote para la casa de un solo hombre, que para una tribu y una familia de Israel?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 Ellos le respondieron: 'Cállate, ponte la mano en la boca; ven con nosotros y serás nuestro padre y sacerdote. ¿Qué prefieres, ser sacerdote de la casa de un hombre solo, o ser sacerdote de una tribu y de una familia de Israel?'.

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Jueces 18:19
12 Tagairtí Cros  

Cuando Eliseo enfermó de muerte, el rey Joás, de Israel, lo visitó y, echándose sobre él, se puso a llorar, y exclamó: ―¡Padre mío, padre mío! ¡Carro de Israel y su guía!


Cuando el rey de Israel los vio, le preguntó a Eliseo: ―Señor, ¿los mataré? ¿Debo matarlos?


Mírenme horrorizados y tápense la boca con la mano.


Los príncipes se mantenían silenciosos y se tapaban la boca con la mano.


Si te has engrandecido tú mismo como un necio, o si tramas maldades, ponte a pensar


¡Que todas las naciones se queden con la boca abierta al ver tus maravillas! ¡Que se avergüencen al ver que su fortaleza es poca cosa ante tu extraordinario poder! ¡Que se queden mudas y sordas al contemplar tus maravillas!


Y no llamen a nadie en la tierra “padre”, porque el único digno de ese título es Dios, que está en los cielos.


―Bien, quédate conmigo —dijo Micaías— y serás mi sacerdote y te respetaré como a un padre. Te daré diez monedas de plata por año, ropa y comida. Al joven le agradó la propuesta y pasó a ser como uno de los hijos de Micaías.


―¿Qué hacen? —preguntó el joven sacerdote, cuando vio que los sacaban.


El joven sacerdote se sintió muy feliz de irse con ellos y se llevó consigo el efod, los terafines y los ídolos.


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