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Juan 9:35 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

35 Jesús se enteró de que habían expulsado a ese hombre, y al encontrarse con él le preguntó: ―¿Crees en el Hijo del hombre?

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

35 Oyó Jesús que le habían expulsado; y hallándole, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo de Dios?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

35 Cuando Jesús supo lo que había pasado, encontró al hombre y le preguntó: —¿Crees en el Hijo del Hombre ?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

35 Jesús se enteró de que lo habían expulsado. Cuando lo encontró le dijo: '¿Tú crees en el Hijo del Hombre?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

35 Oyó Jesús que lo habían echado° fuera, y hallándolo, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo del Hombre?°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

35 Se enteró Jesús de que lo habían arrojado fuera y, al encontrarse con él, le preguntó: '¿Tú crees en el Hijo del hombre?'.

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Juan 9:35
32 Tagairtí Cros  

Bésenle los pies, antes que se encienda su ira y perezcan en el camino, pues su ira se inflama de repente. ¡Dichosos los que en él buscan el refugio!


Su elegido responde: «Yo revelaré los eternos propósitos de Dios, pues el Señor me ha dicho: “Tú eres mi hijo. Hoy mismo te he concebido.


Si mi padre y mi madre me abandonaran, tú me recibirías y me consolarías.


Los otros discípulos, maravillados, se arrodillaron y le dijeron: ―¡No cabe duda de que eres el Hijo de Dios!


―¡Tú eres el Cristo, el Mesías, el Hijo del Dios viviente! —respondió Simón Pedro.


y el diablo se le acercó. ―Si eres el Hijo de Dios —le dijo—, haz que estas piedras se conviertan en pan.


Este es el principio de la buena noticia de Jesús el Mesías, el Hijo de Dios.


A Dios nadie lo ha visto nunca; pero el Hijo único, que es Dios mismo y siempre está en unión con el Padre, nos ha enseñado cómo es, para que así lo podamos conocer.


Yo lo he visto y por eso les aseguro que este es el Hijo de Dios».


¿por qué me acusan de haber blasfemado si el Padre me apartó y me envió al mundo? ¿Me acusan porque dije que soy el Hijo de Dios?


Ella le respondió: ―Sí, Señor. Yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo.


Tomás dijo: ―¡Señor mío y Dios mío!


Pero estas se han escrito para que ustedes crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que al creer en su nombre tengan vida.


El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no cree en el Hijo no sabrá lo que es esa vida, pues siempre estará bajo el castigo de Dios.


Jesús encontró después al hombre en el templo y le dijo: ―Mira, ahora ya estás sano. No vuelvas a pecar porque te puede ocurrir algo peor.


Y nosotros hemos creído, y sabemos que eres el Santo de Dios.


Sus padres contestaron así porque tenían miedo de los judíos, pues estos se habían puesto de acuerdo para expulsar de la sinagoga a todo el que reconociera que Jesús era el Cristo.


Ellos le respondieron: ―Tú, que desde que naciste eres un pecador, ¿vas a darnos lecciones a nosotros? Y lo echaron de allí.


A un lado del camino encontraron agua. ―¡Mira! ¡Aquí hay agua! —exclamó el funcionario—. ¿Por qué no me bautizas?


―Siempre y cuando creas de corazón, no hay nada que lo impida —le dijo Felipe. ―Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios —respondió el eunuco.


se fue por las sinagogas afirmando que Jesús era el Hijo de Dios.


pero al resucitar de entre los muertos por el poder del Espíritu Santo, probó ser el Hijo de Dios.


Luego, Dios dice claramente, por medio de Isaías, lo siguiente: «Naciones que ni siquiera me andaban buscando, me hallarán; me di a conocer a los que no se interesaban por mí».


Si alguien cree y confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, Dios vive en él y él en Dios.


Creer esto es aceptar este testimonio en lo más íntimo del corazón; no creerlo equivale a llamar mentiroso a Dios, pues es no creer lo que él ha dicho acerca de su Hijo.


A ustedes, que creen en el Hijo de Dios, les he escrito sobre estas cosas para que sepan que tienen la vida eterna.


pero sabemos que Cristo, el Hijo de Dios, vino a ayudarnos a hallar y entender al Dios verdadero. Ahora estamos en Dios, porque estamos en su Hijo Jesucristo, que es también Dios verdadero y la vida eterna.


¡Nadie podrá jamás vencer en esta lucha sin creer que Jesús es el Hijo de Dios!


Por eso, cuando yo vaya, le voy a llamar la atención por su mala conducta y por los chismes y las cosas malas que anda diciendo de nosotros. No sólo se niega a recibir a los hermanos que por allí pasan, sino que prohíbe que los demás lo hagan, amenazándolos con expulsarlos de la iglesia.


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