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Josué 10:12 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

12 Mientras los hombres de Israel estaban persiguiendo y arrasando al enemigo, Josué ordenó: «Sol, deténte sobre Gabaón y, luna, permanece quieta en el valle de Ayalón».

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Biblia Reina Valera 1960

12 Entonces Josué habló a Jehová el día en que Jehová entregó al amorreo delante de los hijos de Israel, y dijo en presencia de los israelitas: Sol, detente en Gabaón; Y tú, luna, en el valle de Ajalón.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 El día que el Señor les dio a los israelitas la victoria sobre los amorreos, Josué oró al Señor delante de todo el pueblo de Israel y dijo: «Que el sol se detenga sobre Gabaón, y la luna, sobre el valle de Ajalón».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Ese día en que Yavé puso al Amorreo en las manos de los israelitas, Josué se volvió hacia Yavé y exclamó delante de todo Israel: '¡Detente, sol, sobre Gabaón! ¡Y tu luna, sobre el valle de Ayalón!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Y el día que YHVH entregó a los amorreos ante los hijos de Israel, Josué habló a YHVH y dijo a vista de todo Israel: ¡Sol, detente en Gabaón, y tú, oh luna, en el valle de Ayalón!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 El día en que Yahveh entregó a los amorreos en poder de los israelitas, aquel día Josué habló a Yahveh diciendo en presencia de Israel: '¡Deténte, Sol, en Gabaón; y tú, Luna, en el valle de Ayalón!'.

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Josué 10:12
29 Tagairtí Cros  

Un día, Abner y los ayudantes de Isboset salieron de Majanayin y fueron a Gabaón.


―Que la sombra avance diez gradas es muy fácil —respondió Ezequías—. ¡Haz que retroceda!


Isaías le pidió al Señor que hiciera esto, y él hizo que la sombra retrocediera diez gradas en el reloj de sol de Acaz.


―De acuerdo. El Señor te dará una señal —le dijo Isaías—. ¿Quieres que la sombra en el reloj del sol adelante diez gradas o retroceda diez?


Los otros hijos suyos fueron Beriá y Semá, jefes de clanes que vivían en Ayalón, y expulsaron a los habitantes de Gat.


El sol deja de salir y las estrellas de brillar si él lo ordena.


Alábenlo, sol y luna, y todas ustedes, estrellas luminosas.


su mensaje se extiende por todo el mundo, hasta los confines de la tierra. El sol, a quien Dios le puso su hogar en el cielo,


Por igual te pertenecen el día y la noche; tú hiciste la luz de las estrellas y el sol.


Súbita y airadamente vendrá el Señor, como en el monte Perasín y en Gabaón, para hacer algo extraño e inaudito: ¡destruir a su propio pueblo!


Haré que el sol retroceda diez grados en el cuadrante de Acaz. ¡Y el sol retrocedió diez grados que había recorrido en el reloj!».


El sol nunca tendrá ocaso y la luna no menguará, porque el Señor será luz permanente. Los días de luto por fin terminarán.


Cierto día de diciembre del mismo año —el cuarto año del reinado de Sedequías, rey de Judá— Jananías, hijo de Azur, un falso profeta de Gabaón, habló en público en el templo cuando todos los sacerdotes y el pueblo escuchaban, y dijo:


»¡Deberían recordar lo que yo hice por ustedes, ingratos! ¡Yo expulsé a los amorreos de su tierra para dársela a ustedes! ¡Sí, los destruí completamente, aunque eran altos como los cedros y poderosos como los robles!


En aquel tiempo yo haré que el sol se oculte al mediodía, y oscureceré la tierra cuando todavía sea de día. Lo ha dicho Dios el Señor.


»En cambio, el Señor está en su santo templo, ¡guarden silencio respetuoso delante de él los habitantes de toda la tierra!».


Hasta el sol y la luna se detuvieron en lo alto y palidecieron ante la brillantez de tus flechas y el resplandor de tu lanza.


¡Que toda la humanidad guarde silencio delante del Señor, porque se ha puesto en pie en su santa morada!».


No levanten la vista a los cielos para adorar al sol, la luna o las estrellas. El Señor le ha tolerado esto a otras naciones, pero no a ustedes.


Y el sol y la luna no se movieron hasta que los israelitas acabaron de destruir a sus enemigos. Esto está escrito con gran detalle en el libro de Jaser. El sol se detuvo en los cielos y permaneció quieto casi veinticuatro horas.


Las mismas estrellas del cielo pelearon contra Sísara.


Entonces Samuel invocó al Señor, y él envió truenos y lluvia. Y el pueblo sintió mucho temor del Señor y de Samuel.


Sin embargo, hambrientos como estaban, persiguieron y mataron a los filisteos desde Micmás hasta Ayalón, debilitándose cada vez más.


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