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Joel 2:23 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

23 ¡Regocíjense, habitantes de Jerusalén, regocíjense en el Señor su Dios! Porque las lluvias que él envía son muestras de su perdón. Una vez más vendrán las lluvias de otoño, además de las de primavera, siempre en la cantidad y los tiempos oportunos.

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Biblia Reina Valera 1960

23 Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

23 ¡Alégrense, habitantes de Jerusalén! ¡Alégrense en el Señor su Dios! Pues la lluvia que él envía demuestra su fidelidad. Volverán las lluvias de otoño, así como las de primavera.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 Y ustedes, hijos de Sión, alégrense en Yavé, su Dios, porque él les da la lluvia de otoño para la fertilidad y hace caer agua en otoño y primavera como antes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 ¡Alegraos, oh hijos de Sión, Y regocijaos en YHVH vuestro Dios! Que os da la lluvia temprana° en su tiempo, Y la lluvia tardía° como antaño,° y derrama para vosotros el aguacero.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 Hijos de Sión, alegraos, gozaos en Yahveh, vuestro Dios, porque él os concede la lluvia de otoño en justicia, hace caer sobre vosotros lluvia abundante: lluvia de otoño y de primavera, como antaño.

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Joel 2:23
42 Tagairtí Cros  

»Pero si hay un mensajero del cielo que interceda por él como amigo, para mostrarle lo que es recto, entonces Dios se compadece de él y dice: “Pónganlo en libertad; no lo hagan morir, pues he hallado un sustituto”.


Por su bondad hace que vengan las nubes, ya sea para castigar o para bendecir.


Deseo que a él le agraden todos estos pensamientos, pues él es la fuente de toda mi alegría.


Él cubre los cielos de nubes, envía la lluvia sobre la tierra y hace que la hierba verde crezca en los pastizales del monte.


Que se alegre Israel por su Creador; que se regocijen los hijos de Sion por su rey.


Él es mi fuerza, el escudo que me protege de todo peligro. En él confié y él me ayudó. En mi corazón hay tanto gozo que prorrumpo en un cántico de alabanza a él.


¡Regocíjense en él, ustedes los justos, y griten de júbilo todos ustedes los de recto corazón!


Cuando atraviesen el Valle del Llanto se les convertirá en región de manantiales, donde los estanques se llenen de las lluvias de bendiciones.


El rostro radiante del rey es signo de vida; su favor es como lluvia en primavera.


Y si abandonan las sendas de Dios y se extravían, escucharán tras ustedes una voz que dirá: ―No, este es el camino, caminen por aquí.


Entonces Dios los bendecirá con lluvia en el tiempo de la siembra y con grandes cosechas y abundantes pastos para su ganado.


Los lanzarás al aire, el viento los arrastrará, los torbellinos los esparcirán. Y estarán rebosantes de júbilo del Señor, se gloriarán en el Dios de Israel.


Dice el profeta: ¡Dejen que les cuente la felicidad que Dios me ha dado! Me ha cubierto con vestiduras de salvación y me ha puesto un manto de justicia. Soy como novio vestido para celebrar la boda o como una novia enjoyada para el desposorio.


Por eso han faltado hasta las lluvias de primavera, porque tú eres una coqueta del todo desvergonzada.


Los apuestos habitantes de Jerusalén, los que antes valían su peso en oro, hoy los tratan como a simples ollas de barro sin valor alguno.


Haré de mi pueblo y sus hogares lugares seguros donde reina la alegría y la prosperidad. Y enviaré las lluvias siempre en el tiempo oportuno para que sus cosechas sean abundantes.


¡No nos cansemos de ir en busca del Señor! Si lo hacemos, podemos estar seguros de que él vendrá a nuestro encuentro. Eso es tan seguro como el hecho de que el sol alumbra cada día. Eso será así, tan seguro como el hecho de que la lluvia cae en el tiempo oportuno y riega la tierra».


yo les daré las lluvias con regularidad, la tierra producirá cosechas abundantes, y los árboles darán frutos por más tiempo que el normal. Aún estarán madurando las uvas cuando llegue el tiempo de la siembra. Comerán hasta saciarse, y vivirán seguros en la tierra,


»Les arruiné sus cosechas reteniendo la lluvia tres meses antes de la siega. Envié lluvia sobre una ciudad, pero no sobre otra. Mientras que la lluvia cayó sobre un campo, otro estaba seco y marchito.


¡Pidan al Señor las lluvias tardías! Y él les responderá con relámpagos y lluvias. El campo dará abundante hierba verde.


Los de Efraín serán como guerreros poderosos. Estarán alegres como si hubieran bebido vino. Sus hijos también verán las misericordias del Señor y se alegrarán. Ellos también estarán felices al darse cuenta que el Señor siempre está con ellos.


Judá, te usaré como si fueras mi arco, y a ti, Efraín, como si fueras mi flecha. Ambos serán instrumentos poderosos, como espada de soldado valiente blandida contra los hijos de Grecia.


¡Regocíjate grandemente, pueblo mío! ¡Grita de alegría, Jerusalén! ¡Tu rey viene montado sobre un burrito! ¡Es un rey justo y humilde, y viene a salvarte!


aunque nunca las dejó sin algo que hablara de él. ¡Y les dio la lluvia, las buenas cosechas, y llenó de alimentos y alegría los corazones!


él les enviará lluvia que caiga a su tiempo, tanto la de otoño como la de primavera, que haga producir ricas cosechas de grano, de uvas en sus viñedos y de aceite de sus olivares.


Él te abrirá el maravilloso tesoro de las lluvias de los cielos para que tengas ricas cosechas en cada estación. Él te bendecirá en todo lo que hagas; y tú prestarás a muchas naciones, y no tendrás necesidad de pedir prestado de ellas.


Mis palabras caerán sobre ustedes como suave lluvia y rocío, como lluvia sobre el pasto tierno, como lluvia sobre las laderas.


Por lo demás, hermanos míos, alégrense en el Señor. A mí no me molesta volver a escribirles lo mismo, y a ustedes les da seguridad.


Porque los verdaderos circuncidados somos nosotros, los que por medio del Espíritu adoramos a Dios y nos llenamos de orgullo de pertenecer a Cristo Jesús. Nosotros no ponemos nuestra confianza en esfuerzos humanos.


Alégrense siempre en el Señor. Se lo repito: ¡Alégrense!


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