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Joel 1:4 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

4 ¡Todos los cultivos fueron devorados por las plagas! Primero vinieron las orugas y se comieron una parte. Luego vinieron las langostas y acabaron con otra parte. Después de estas vinieron sucesivamente pulgones y saltamontes y se comieron lo poco que quedaba.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

4 Lo que quedó de la oruga comió el saltón, y lo que quedó del saltón comió el revoltón; y la langosta comió lo que del revoltón había quedado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Después de que la oruga devoró las cosechas, ¡el pulgón acabó con lo que quedaba! Luego vino el saltamontes y llegó también la langosta.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Lo que dejó el gusano, lo devoró la langosta; lo que dejó la langosta, lo devoró el pulgón; lo que dejó el pulgón, lo devoró el grillo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Lo que dejó° la langosta lo comió el saltón, Lo que dejó el saltón lo comió el saltamontes, Y lo que dejó el saltamontes lo comió el cigarrón.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Lo que dejó el grillo lo devoró el saltamontes; lo que dejó el saltamontes lo devoró la langosta; lo que dejó la langosta lo devoró la caballeta.

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Joel 1:4
19 Tagairtí Cros  

»Y si hay hambre en la tierra, causada por peste, por langosta, o por gusanos, o si los enemigos de Israel ponen sitio a una de sus ciudades y el pueblo es atacado por una epidemia o plaga —o cualquiera que sea el problema—,


»Si hay hambre en la tierra, o epidemias, o plagas que afecten los productos agrícolas, o invasiones de langostas o de gusanos, o si los enemigos de tu pueblo están en la tierra asediando nuestras ciudades, cualesquiera que sean las dificultades,


Si yo cierro los cielos, de modo que no haya lluvia, o si dispongo que una plaga de langostas devore las cosechas, o si les mando una epidemia,


Dio una orden y millares de langostas acudieron, ¡muchísimos saltamontes!


Entregó a los gusanos sus cultivos. Las langostas consumieron sus cosechas.


Si te niegas, mañana cubriré la nación con una plaga de langostas, tan grande, que no podrás ver el suelo, y ellas acabarán de destruir todo lo que escapó del granizo.


Como las langostas despojan las eras y las viñas, despojará Jerusalén al derrotado ejército de Asiria.


El Señor de los ejércitos ha dado su palabra, lo ha jurado por la fama de su nombre: ¡Tus ciudades se verán infestadas de enemigos como si fuera un campo cubierto por una plaga de langostas y hasta el cielo llegará el grito de victoria de tus enemigos!


¡Den la señal a muchas naciones para que se movilicen contra Babilonia! ¡Toquen alarma! ¡Que salgan los ejércitos de Ararat, Mini y Asquenaz! ¡Nombren un general, traigan multitud de caballos!


¡Y yo les devolveré las cosechas que las langostas, por orden mía, se comieron! Ellas fueron como el gran ejército destructor que envié contra ustedes.


»Les envié vientos calientes del desierto, también plagas y langostas que acabaron con sus verduras, viñedos, higueras y olivares. Pero no sirvió de nada, pues tampoco por ello ustedes acudieron a mí para que los ayudara. Lo ha dicho el Señor.


Esto es lo que Dios el Señor me mostró en una visión: Él estaba preparando un vasto enjambre de langostas para destruir toda la cosecha que le pertenecía al pueblo. La primera cosecha, que era para el rey, ya se la habían entregado a él.


Sus cosechas serán grandes, porque yo las cuidaré de los insectos y de las plagas; sus uvas no caerán antes de madurar. Lo digo yo, el Señor Todopoderoso.


»Sembrarás mucho pero cosecharás poco, porque las langostas se comerán tus cultivos.


La langosta destruirá tus árboles y tus viñas.


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