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Jeremías 6:13 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

13 Son estafadores y engañadores, desde el más pequeño hasta el más encumbrado. ¡Sí, hasta mis profetas y sacerdotes! Todos piensan sólo en cómo aprovecharse de los demás.

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Biblia Reina Valera 1960

13 Porque desde el más chico de ellos hasta el más grande, cada uno sigue la avaricia; y desde el profeta hasta el sacerdote, todos son engañadores.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 Desde el menos importante hasta el más importante, sus vidas están dominadas por la avaricia. Desde los profetas hasta los sacerdotes, todos son unos farsantes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Pues desde el más chico al más grande, todos andan buscando su propio provecho, y desde el sacerdote hasta el profeta son todos unos embusteros.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 Pues desde el más pequeño hasta el más grande, Todos ellos codician ganancias deshonestas; Y desde el profeta hasta el sacerdote, Todos ellos practican el engaño,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 Porque desde el menor hasta el mayor, todos ellos andan buscando su provecho; y desde el profeta al sacerdote, todos ellos obran con engaño.

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Jeremías 6:13
32 Tagairtí Cros  

¡Pero hoy está gobernada por borrachos! Sus sacerdotes y profetas vacilan y se tambalean, cometiendo estupideces y errores.


Estuve airado y herí a estos hombres codiciosos, pero ellos continuaron pecando, haciendo cuanto su malvado corazón anhelaba.


Si salgo a los campos, allí están los cuerpos de los muertos caídos por las heridas de las espadas enemigas; y si ando por las calles, allí están tirados los muertos que causaron el hambre y la enfermedad. Y sin embargo, los profetas y sacerdotes por igual se encargaron de viajar por todo el país afirmando a diestra y siniestra de que todo andaba bien, hablando de cosas que ignoraban por completo.


Como ave que llena su nido de polluelos que ella no empolló y que pronto la abandonarán y se irán volando, así es la persona que obtiene su riqueza por medios injustos. Tarde o temprano perderá sus bienes y al final de sus días será sólo una persona miserable.


Como el ladrón, la única vergüenza que Israel conoce es que lo atrapen. Reyes, príncipes, sacerdotes y profetas, en esto son iguales. A un poste labrado lo llaman padre suyo, y tienen por madre un ídolo labrado en piedra. ¡Pero cuando le llegan los tiempos de angustia es a mí a quien recurren pidiendo salvación!


No acudan más a mí, todos son rebeldes y me han echado pleito, dice el Señor.


Ni siquiera sus sacerdotes se preocuparon por mí, y sus jueces me echaron al olvido; sus dirigentes se volvieron contra mí, y sus profetas adoraron a Baal y derrocharon su tiempo en necedades.


Pero tú, ¡tú estás lleno de codicia y fraude! Matas a los inocentes, oprimes a los pobres y reinas despiadadamente.


El país está lleno de adulterio y la tierra hasta parece maldita, completamente reseca. Las personas sólo piensan en cometer maldades, siempre actuando tramposamente.


Tanto profetas como sacerdotes son hombres malvados y mentirosos, ¡y hasta cuando están en el templo!, dice el Señor.


Yo no los envié, dice el Señor, y te están mintiendo en mi nombre. Si insistes en hacerles caso, tendré que echarlos de esta tierra para que mueran tú y todos estos «profetas».


Las malvadas acciones de Israel y Judá —del pueblo, de sus reyes, dignatarios, sacerdotes y profetas— me irritan.


Johanán, los capitanes del ejército y todo el pueblo, grandes y pequeños, acudieron a Jeremías


los profetas anunciando mentiras y los sacerdotes muy contentos apoyándolos. Y al pueblo parece que le gusta esta situación. ¡¿Dónde irá a parar toda esta locura?!


Entregaré a otros sus esposas y propiedades, pues todos ellos, grandes y pequeños, profetas y sacerdotes, tienen un sólo propósito: adueñarse de lo que no les pertenece.


Todo aconteció a causa de las maldades cometidas por sus profetas y sacerdotes, quienes llenaron la ciudad con la sangre de muchos inocentes.


Asesinos a sueldo, usureros y extorsionistas se encuentran en todas partes. Ni siquiera piensan en mí y mis instrucciones, dice el Señor Dios.


Así que vienen como si fueran sinceros y se sientan ante ti a escucharte. ¡Pero ellos no tienen ninguna intención de hacer lo que yo les diga! Hablan dulcemente de amar al Señor, pero con sus cabezas están pensando sólo en el robo.


Los jueces son corruptos, pues reciben dinero para juzgar a favor de los ricos; los sacerdotes enseñan sólo si se les paga, y los falsos profetas le ponen precio a sus mensajes. Y como si esto fuera poco, mal usan el nombre del Señor, diciendo: «¡El Señor está entre nosotros! ¡Ningún mal nos puede acontecer!».


Esto es lo que el Señor dice contra los falsos profetas, los que descarrían a este pueblo: «Ustedes le anuncian la paz a quienes les dan de comer, pero a quienes no les dan nada, les anuncian la guerra.


Los fariseos oían todas estas cosas y se burlaban de Jesús porque a ellos les gustaba mucho el dinero.


no debe ser borracho ni pendenciero, sino amable, bondadoso y sin inclinación al dinero;


Pero así como en el pasado hubo falsos profetas, entre ustedes surgirán falsos maestros que veladamente les mentirán acerca de Dios y hasta negarán al mismo Señor que los salvó. ¡La condenación de los tales será repentina y terrible!


Tan ambiciosos serán esos maestros que les dirán cualquier cosa con tal de sacarles dinero. Pero Dios hace tiempo que ha dictado sentencia contra ellos y su destrucción está por caerles encima.


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