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Hechos 23:11 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

11 A la noche siguiente, el Señor se le apareció a Pablo y le dijo: ―Ánimo. De la misma manera que has hablado de mí en Jerusalén, hablarás en Roma.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

11 A la noche siguiente se le presentó el Señor y le dijo: Ten ánimo, Pablo, pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Esa noche el Señor se le apareció a Pablo y le dijo: «Ten ánimo, Pablo. Así como has sido mi testigo aquí en Jerusalén, también debes predicar la Buena Noticia en Roma».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Aquella misma noche el Señor se acercó a Pablo y le dijo: '¡Animo! Así como has dado testimonio de mí aquí en Jerusalén, tendrás que darlo también en Roma.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 A la noche siguiente, se le apareció el Señor y le dijo: ¡Ánimo! Porque como testificabas fielmente acerca de mí en Jerusalem, así también tienes que testificar en Roma.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 A la noche siguiente, se le apareció el Señor y le dijo: '¡Ánimo! Como has dado testimonio de mí en Jerusalén, tienes que darlo también en Roma'.

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Hechos 23:11
27 Tagairtí Cros  

Porque él defiende al necesitado, para salvarlo de quienes lo condenan.


No temas, pues yo estoy contigo, no te desanimes. Yo soy tu Dios, yo te fortaleceré, yo te ayudaré, yo te sostendré con mi triunfante mano diestra.


Aunque seas despreciado, no temas, oh Israel, porque yo te auxiliaré. Yo soy el Señor, tu Redentor; yo soy el Santo de Israel.


Cuando pases por aguas profundas de gran tribulación, yo estaré contigo. Cuando pases por ríos no te ahogarás. Cuando pases por fuego no te quemarás, las llamas no te consumirán.


que pueda predecir lo que va a suceder. Todo cuanto yo digo se cumple, pues yo hago cuanto quiero.


Pero Jesús inmediatamente les gritó: ―¡Calma! ¡No tengan miedo! ¡Soy yo!


y enséñenles a obedecer los mandamientos que les he dado. De una cosa podrán estar seguros: Estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.


Varios hombres le trajeron a un paralítico tendido en un camastro. Cuando Jesús vio la fe que tenían, dijo al enfermo: ―¡Ten ánimo, hijo! ¡Te perdono tus pecados!


para que avise a mis cinco hermanos, y no vengan ellos también a este lugar de tormento”.


No los voy a dejar huérfanos; volveré a estar con ustedes.


Yo les he dicho estas cosas para que en mí encuentren paz. En este mundo van a sufrir, pero anímense, yo he vencido al mundo.


Una noche, el Señor se le apareció a Pablo en visión. ―¡No tengas miedo! —le dijo—. ¡Habla y no calles!


Al cabo de cierto tiempo, Pablo sintió en su espíritu la necesidad de recorrer Macedonia y Acaya antes de regresar a Jerusalén. «Y de Jerusalén tendré que ir a Roma» —dijo.


»David dijo esto acerca de Jesús: “Sé que el Señor está siempre conmigo y nada me hará caer.


»Al ir a Jerusalén lo hago llevado por el Espíritu. No sé lo que me espera,


Tú serás su testigo ante todo el mundo de lo que has visto y oído.


Vi al Señor que me decía: “¡Date prisa! Sal en este momento de Jerusalén, porque no creerán lo que digas acerca de mí”.


Yo soy libre, soy apóstol, he visto al Señor con mis propios ojos y ustedes son el fruto de mi trabajo en el Señor.


Toda la guardia del palacio y todos los demás saben que estoy encadenado por causa de Cristo.


Pero el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para predicar el mensaje que todos oyeron. Dios me libró de la boca del león.


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