Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne
- Fógraí -





Hebreos 7:25 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

25 Por eso puede salvar para siempre a los que por medio de él se acercan a Dios, ya que vive para siempre y está pidiendo por ellos.

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

25 por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

25 Por eso puede salvar —una vez y para siempre— a los que vienen a Dios por medio de él, quien vive para siempre, a fin de interceder con Dios a favor de ellos.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

25 Por eso es capaz de salvar de una vez a los que por su medio se acercan a Dios. El sigue viviendo e intercediendo en favor de ellos.

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

25 Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por medio de Él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

25 De ahí que definitivamente pueda salvar a los que por medio de él se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder a favor de ellos.

Féach an chaibidil Cóip




Hebreos 7:25
44 Tagairtí Cros  

Pues ellos le dijeron a Dios: “¡Vete Dios! ¿Qué puedes hacer tú por nosotros?”.


¡Si supiera yo dónde hallar a Dios, para acudir a su trono y hablar con él allí!


Alce a mí los ojos el mundo entero en busca de salvación, porque yo soy Dios, y no hay otro.


«En el Señor reside toda mi justicia y fortaleza», dirá todo el pueblo. Y todos los que contra él estaban enojados, acudirán a él avergonzados.


Se asombró de que nadie interviniera y decidió salvarlos con su poder y su justicia.


¿Quién es este que viene de Edom, de la ciudad de Bosra, con sus magníficas vestiduras púrpuras? ¿Quién es este con manto real, que marcha con grandeza y reflejando poder? «¡Soy yo, el Señor que te anuncio salvación; yo, el Señor, poderoso para salvar!».


¡Oh rebeldes hijos míos, vuélvanse a mí y yo los aliviaré del dolor provocado por sus delitos! Y ellos responden: «¡Sí, volveremos, pues tú eres el Señor Dios nuestro!


Les daré una oportunidad. Cuando oigan la música, si se inclinan y rinden homenaje a la estatua, no tomaré en cuenta su falta; pero si se niegan a hacerlo, serán arrojados inmediatamente en un horno de fuego ardiente. Y entonces, ¿qué dios podrá librarlos de mi castigo?


Si somos arrojados al horno de fuego ardiente, el Dios a quien servimos puede librarnos del horno y de cualquier otro castigo que Su Majestad nos imponga.


Por lo tanto doy esta orden: Que cualquier persona de la nación, lengua o pueblo que sea, que hable contra el Dios de Sadrac, Mesac y Abednego, sea descuartizado y su casa quemada. Pues ningún otro dios es capaz de salvar de esta manera».


y llamó con voz angustiada: ―¡Oh Daniel, servidor del Dios viviente!, ¿pudo tu Dios, a quien eres fiel siempre, librarte de los leones?


Sabemos que eres bondadoso, Señor. Deja de descargar tu gran cólera contra Jerusalén, tu ciudad querida, asentada en tu monte santo. Todos los pueblos vecinos se burlan de Jerusalén y de tu pueblo, por culpa de nuestras maldades y las de nuestros antepasados.


Todo lo que ustedes pidan en mi nombre, yo lo haré; así el Padre será glorificado en el Hijo.


Y yo le pediré al Padre, y él les enviará otro Consolador para que siempre esté con ustedes.


Jesús le contestó: ―Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie puede llegar al Padre si no es por mí.


Pues si cuando éramos enemigos nos reconcilió con él mismo por la muerte de su Hijo, ¡cómo no ha de salvarnos ahora por su vida!


Por medio de él, y confiando en su promesa, participamos de ese amor que no merecemos, y en el cual nos mantenemos firmes. Incluso nos sentimos orgullosos de la esperanza de gozar de la gloria de Dios.


¿Quién nos condenará? Cristo fue el que murió y volvió a la vida, el que está en el lugar de honor junto a Dios, intercediendo por nosotros.


En su sabiduría, Dios dispuso que el mundo jamás lo encontraría por medio de la inteligencia humana, y determinó salvar precisamente a los que creen por medio de la «locura» de la predicación.


Porque, gracias a él, judíos y no judíos podemos acercarnos al Padre con la ayuda de un mismo Espíritu.


Ahora podemos acercarnos con libertad y confianza a Dios, cuando lo hacemos por medio de Cristo y confiando en él.


A Dios sea la gloria, pues por su poder eficaz que actúa en nosotros, él puede hacer muchísimo más de lo que nos podemos imaginar o pedir.


Él transformará nuestro cuerpo miserable para que sea como su cuerpo glorioso. Esto lo hará por medio del poder con el que domina todas las cosas.


Hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los seres humanos, Jesucristo hombre.


Por ese motivo padezco estos sufrimientos. Mas no me avergüenzo, porque sé en quién he creído, y estoy seguro de que puede guardar lo que le he encomendado hasta el día de su retorno.


Sin fe es imposible agradar a Dios. El que quiera acercarse a Dios debe creer que existe y que premia a los que sinceramente lo buscan.


Ya que es así, ofrezcamos continuamente a Dios un sacrificio de alabanza por medio de Jesucristo; es decir, confesemos su nombre con nuestros labios.


Y ya que él mismo sufrió la tentación, puede ahora ayudar a los que son tentados.


Sin embargo, vemos a Jesús, que fue hecho un poco inferior a los ángeles, y lo vemos coronado de gloria y honra por haber padecido la muerte por nosotros. De esta forma, por la gracia de Dios, la muerte de Jesús fue de beneficio para todos.


Cuando Cristo estaba en la tierra, con voz fuerte y muchas lágrimas ofreció ruegos y súplicas a Dios, quien podía librarlo de la muerte. Y Dios escuchó sus oraciones en virtud de su ferviente deseo de obedecer a Dios.


Y llegó a ser sacerdote no según el requisito de la ley de pertenecer a determinada tribu, sino de acuerdo con el poder de una vida indestructible.


pues no perfeccionó nada. En cambio, ahora tenemos una esperanza mejor, por la cual nos acercamos a Dios.


pero como Jesús nunca morirá, su sacerdocio es eterno.


Los sacerdotes, aunque reciben diezmos, son mortales; sin embargo, se nos dice que Melquisedec aún vive.


Por eso, Cristo no entró en un santuario hecho por seres humanos, que era una simple copia del verdadero santuario. Entró más bien, en el cielo mismo, para presentarse ante Dios a favor nuestro.


Y ahora, que la gloria, la majestad, el imperio y la potencia sean eternamente del único Dios, Salvador nuestro por medio de Jesucristo, quien tiene poder para conservarlos sin caída y, con gran alegría, presentarlos sin tacha ante su gloriosa presencia. Amén.


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí