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Génesis 4:5 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

5 pero no se agradó de Caín ni de su ofrenda. Por eso Caín se enojó muchísimo y andaba amargado.

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Biblia Reina Valera 1960

5 pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 pero no aceptó a Caín ni a su ofrenda. Esto hizo que Caín se enojara mucho, y se veía decaído.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 A Yavé le agradó Abel y su ofrenda, mientras que le desagradó Caín y la suya. Ante esto Caín se enojó mucho y su rostro se descompuso.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 pero no consideró a Caín ni a su ofrenda. Esto enfureció a Caín en gran manera, y decayó° su semblante.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 pero no en Caín y la suya. Esto irritó a Caín sobremanera y tenía el semblante abatido.

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Génesis 4:5
18 Tagairtí Cros  

Pronto Jacob percibió un considerable cambio en la actitud de Labán hacia él.


―Su padre ya no me trata como antes, ¡pero el Dios de mi padre siempre ha estado conmigo!


Cuando Potifar oyó esto, se enfureció.


¿Por qué te vuelves contra Dios y le echas en cara todos estos perversos razonamientos?


Los necios mueren frustrados, abrumados por su propia ira.


Que recuerde con agrado lo que le has brindado: tus sacrificios y ofrendas quemadas:


Por su propia necedad el hombre puede echar a perder su vida y luego echarle la culpa al Señor.


Los asesinos detestan a los honestos, y quieren matar al justo.


Vi entonces que el móvil principal del éxito es el impulso de la envidia y los celos. Pero también esto es necedad, es perseguir el viento.


Hasta la mirada de sus rostros los traiciona y pone de manifiesto su culpa. Y se vanaglorian de que su pecado es igual al pecado de Sodoma. ¡Ni vergüenza les da! ¡Qué catástrofe! Se han acarreado su propia condenación.


Entonces Moisés se airó y le dijo al Señor: ―No aceptes sus sacrificios. Ni aun un burro he tomado de ellos, ni les he causado daño alguno.


Pero cuando los judíos vieron el gentío, llenos de celos se pusieron a blasfemar y a rebatir las palabras de Pablo.


Por la fe, Abel ofreció a Dios un sacrificio mejor que el de Caín, y por eso Dios lo declaró justo y aceptó su ofrenda. Y aunque Abel ya está muerto, su fe nos habla todavía.


¡Ay de ellos!, porque siguen el ejemplo de Caín, se entregan al error de Balaam por ganar dinero y morirán como Coré por desobedecer a Dios.


Pero el Señor le dijo: ―No juzgues al hombre por su apariencia. No, no es este. Yo no escojo como los hombres lo hacen. Los hombres juzgan por la apariencia exterior, pero yo miro el corazón.


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