Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne
- Fógraí -





Génesis 33:10 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

10 ―No, te ruego que los aceptes —dijo Jacob—, porque al verte me parece estar viendo a Dios mismo, pues me has recibido con mucha bondad.

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

10 Y dijo Jacob: No, yo te ruego; si he hallado ahora gracia en tus ojos, acepta mi presente, porque he visto tu rostro, como si hubiera visto el rostro de Dios, pues que con tanto favor me has recibido.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

10 —No —insistió Jacob—, si he logrado tu favor, te ruego que aceptes este regalo de mi parte. ¡Y qué alivio es ver tu amigable sonrisa! ¡Es como ver el rostro de Dios!

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Pero Jacob contestó: 'No, por favor. Si realmente me quieres, acepta el regalo que te ofrezco, pues me he presentado ante ti como ante Dios, y tú me has acogido.

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

10 Pero Jacob dijo: ¡No, por favor! Si he hallado ahora gracia delante de tus ojos, toma el presente de mi mano, pues he visto tu rostro benévolo, y es como ver el rostro de ’Elohim.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Contestó Jacob: 'No; te lo suplico. Si gozo de tu favor, tú tomarás este don de mis manos, pues he visto tu rostro como quien ve el rostro de Dios, y me has acogido bien.

Féach an chaibidil Cóip




Génesis 33:10
19 Tagairtí Cros  

A aquel lugar Jacob le puso Peniel (rostro de Dios), porque dijo: «Vi a Dios cara a cara y me dejó con vida».


Por favor, acepta mis obsequios. Dios ha sido muy misericordioso conmigo y me ha dado muchas riquezas. Tanto insistió Jacob, que al fin Esaú aceptó los regalos.


―Hermano mío, yo tengo bastante —dijo Esaú—. Déjalos para ti.


Pero Judá le dijo: ―Aquel hombre no estaba bromeando cuando dijo: “No regresen, a menos que su hermano venga con ustedes”. Así que no podemos ir, a menos que dejes que Benjamín vaya con nosotros.


Cuando se le acercaba el momento de la muerte, llamó a su hijo José y le dijo: ―Júrame solemnemente que harás lo que te voy a pedir. ¡Si de veras me amas, por favor, no me entierres en Egipto!


Cuando terminó el duelo, José se acercó a los funcionarios de la casa del faraón y les dijo: ―Díganle a su majestad


Pero el rey David ordenó que Absalón se fuera a su propia casa, pues no quería verlo nunca. Por eso, Absalón se fue a su casa sin ver al rey.


Después de dos años de estar en Jerusalén sin presentarse ante el rey, Absalón


Y Absalón le respondió: ―Porque yo quería que le preguntaras al rey por qué me hizo venir de Guesur si no me quería ver. ¡Mejor me habría quedado allá! Arréglame una entrevista con el rey, y si él me encuentra culpable de asesinato, que me ejecute.


«De acuerdo —respondió David—, pero no negociaré contigo a menos que me traigas a mi esposa Mical, la hija de Saúl».


Y cuando ore, Dios lo escuchará; contestará su oración y lo recibirá gozoso, y lo hará volver a sus deberes.


Veo que estás contento de mí porque no has permitido que mis enemigos me derroten.


Yo los cuidaré como hice con los que se liberaron de Egipto, a quienes mostré mi amor en el desierto, cuando Israel buscaba reposo.


»Nunca menosprecien al creyente humilde, porque su ángel tiene en el cielo constante acceso al Padre.


y verán su rostro y llevarán su nombre escrito en la frente.


Ella le dio gracias de todo corazón: ―¿Cómo puedes ser tan bondadoso conmigo? —preguntó—. Tú sabes que yo tan sólo soy una extranjera.


―¡Por supuesto que tú no lo sabes! —dijo David—. Tu padre sabe perfectamente bien la amistad que nos une, y seguramente ha pensado: “No se lo diré a Jonatán. ¿Para qué afligirlo?”. Pero la verdad es que estoy a un paso de la muerte; lo juro por el Señor y por tu propia alma.


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí