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Génesis 3:17 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

17 Después Dios le dijo al hombre: ―La tierra estará bajo maldición por tu culpa, pues le hiciste caso a tu mujer y comiste del fruto que te prohibí. Por eso, de aquí en adelante tendrás que trabajar muy duro para conseguir tu alimento.

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Biblia Reina Valera 1960

17 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Y al hombre le dijo: «Dado que hiciste caso a tu esposa y comiste del fruto del árbol del que te ordené que no comieras, la tierra es maldita por tu culpa. Toda tu vida lucharás para poder vivir de ella.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Al hombre le dijo: 'Por haber escuchado a tu mujer y haber comido del árbol del que Yo te había prohibido comer, maldita sea la tierra por tu causa. Con fatiga sacarás de ella el alimento por todos los días de tu vida.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Y al hombre dijo: Por cuanto has atendido a la voz de tu mujer, Y has comido del árbol del cual te ordené, diciendo: No comas de él, ¡Maldita sea la tierra° por causa tuya! Con fatiga comerás de ella todos los días de tu vida,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Al hombre le dijo: 'Por haber escuchado la voz de tu mujer y haber comido del árbol del que te había prohibido comer cuando te dije: 'No comas de él', maldita será la tierra por tu causa; con trabajo sacarás de ella el alimento todos los días de tu vida;

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Génesis 3:17
28 Tagairtí Cros  

―¿Quién te dijo que estás desnudo? —le preguntó Dios el Señor—. ¿Acaso comiste del fruto del árbol que te ordené que no comieras?


La tierra te producirá espinas y cardos, y tendrás que comer plantas silvestres.


La mujer contempló el árbol y se convenció de que su fruto era bueno para comer. Además, lo vio muy hermoso, y pensó que era su oportunidad para conseguir la sabiduría. Así que agarró el fruto y comió. Luego le dio de comer a su marido, el cual estaba con ella.


Al Señor le agradó mucho el olor de los sacrificios, y se dijo a sí mismo: «Nunca más volveré a maldecir la tierra por culpa de la humanidad, pues todos los seres humanos están inclinados hacia el mal desde que son niños. ¡Jamás volveré a destruir a los seres vivos, como lo hice en esta ocasión!


»¡Cuán frágil es el hombre! ¡Cuán pocos sus días y cuán atribulados!


»Sin embargo, los ricos se quedan tan campantes como siempre. Jamás tienen tribulaciones, y Dios se olvida de ellos al distribuir sus dolores y su ira.


En vano se levantan de madrugada, y se acuestan muy tarde, trabajando desesperadamente por pan para comer, porque Dios concede el sueño a sus amados.


Pero mirando cuanto había emprendido, me pareció tan inútil, como perseguir el viento sin que nada valiera realmente la pena.


Así es que ahora detesto la vida, pues es tan irracional; todo es insensatez, ¡es correr tras el viento!


Pasa el resto de su vida ensombrecido, triste, desalentado, frustrado y enojado.


“Amigo mío”, le dijo, “¿cómo entraste sin el vestido de boda?”. Como no le respondió,


»Y les responderé: “Cada vez que se negaron a ayudar a uno de mis hermanos necesitados, se estaban negando a ayudarme”.


Entonces el rey le contestó: “Eres un empleado malo. Con tus mismas palabras te voy a juzgar. Si sabías que soy muy exigente, que recojo lo que no deposité y cosecho lo que no sembré,


Yo les he dicho estas cosas para que en mí encuentren paz. En este mundo van a sufrir, pero anímense, yo he vencido al mundo.


Sabemos que esto que dice la ley, lo dice a quienes están sujetos a ella. Por eso, el mundo entero tiene que callar y todos tendrán que reconocer que el juicio de Dios es justo.


Pero si lo único que produce es espinos y abrojos, resulta ser un mal terreno y se le condena al fuego.


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