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Filipenses 3:1 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

1 Por lo demás, hermanos míos, alégrense en el Señor. A mí no me molesta volver a escribirles lo mismo, y a ustedes les da seguridad.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Por lo demás, hermanos, gozaos en el Señor. A mí no me es molesto el escribiros las mismas cosas, y para vosotros es seguro.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Mis amados hermanos, pase lo que pase, alégrense en el Señor. Nunca me canso de decirles estas cosas y lo hago para proteger su fe.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Por lo demás, hermanos míos, alégrense en el Señor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Por lo demás, hermanos míos,° regocijaos en el Señor. A la verdad, no me es molesto escribiros las mismas cosas, y para vosotros es seguro.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 En fin, hermanos míos, adiós y gozaos en el Señor. Volver a escribiros siempre las mismas cosas a mí no me resulta pesado y a vosotros os dará seguridad.

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Filipenses 3:1
46 Tagairtí Cros  

Los jefes israelitas llevaron el cofre a Jerusalén, con gritos de júbilo, toques de cuernos y trompetas, estrépito de címbalos y ruido armonioso de arpas y cítaras.


Gloria a su santo nombre; regocíjense los que buscan al Señor.


Luego celebraron fiesta y bebieron delante del Señor con mucho regocijo. Y nuevamente procedieron a coronar a Salomón, hijo del rey David, como rey de su pueblo. Lo ungieron delante del Señor como su gobernante, y a Sadoc lo ungieron como su sacerdote.


Además, Esdras les dijo: «¡Vayan a sus casas a celebrar este día! Preparen buena comida, beban vino dulce y compartan con los que no tienen nada preparado. No, no se entristezcan porque el gozo del Señor es nuestra fortaleza».


Entonces te deleitarás en el Todopoderoso, y esperarás en Dios.


Que se alegre Israel por su Creador; que se regocijen los hijos de Sion por su rey.


¡Regocíjense en él, ustedes los justos, y griten de júbilo todos ustedes los de recto corazón!


Canten al Señor con alegría, ustedes los justos; es propio de los íntegros alabar al Señor.


Deléitate en el Señor. Así él te dará lo que tu corazón anhela.


Mi corazón se consume en la tristeza al recordar aquellos tiempos —¡cómo olvidarlos!— cuando guiaba a una gran multitud hacia el templo en días de fiesta, cantando con gozo, alabando al Señor.


Pero haz que se regocijen todos los que ponen su confianza en ti. Haz que siempre clamen de alegría porque tú los defiendes. Llena de tu dicha a cuantos te aman.


¡El Señor es rey! ¡Regocíjese la tierra entera! Que las más lejanas islas se alegren.


Los lanzarás al aire, el viento los arrastrará, los torbellinos los esparcirán. Y estarán rebosantes de júbilo del Señor, se gloriarán en el Dios de Israel.


Dice el profeta: ¡Dejen que les cuente la felicidad que Dios me ha dado! Me ha cubierto con vestiduras de salvación y me ha puesto un manto de justicia. Soy como novio vestido para celebrar la boda o como una novia enjoyada para el desposorio.


llorarán de dolor, disgusto y desesperación, mientras ellos cantan de júbilo.


¡Regocíjense, habitantes de Jerusalén, regocíjense en el Señor su Dios! Porque las lluvias que él envía son muestras de su perdón. Una vez más vendrán las lluvias de otoño, además de las de primavera, siempre en la cantidad y los tiempos oportunos.


¡Canten con alegría habitantes de Jerusalén! ¡Grita de gozo, Israel! ¡Alégrate y regocíjate con todo tu corazón, hija de Jerusalén!


¡El Señor tu Dios ha llegado para vivir en medio de ti! Él es tu Salvador poderoso, que siempre cuidará de ti. Él se regocijará en ti con gran alegría; te amará y no te acusará.


Los de Efraín serán como guerreros poderosos. Estarán alegres como si hubieran bebido vino. Sus hijos también verán las misericordias del Señor y se alegrarán. Ellos también estarán felices al darse cuenta que el Señor siempre está con ellos.


¡Alégrense mucho, porque en el cielo les espera una gran recompensa! Así fue como persiguieron a los profetas antiguos.


mi espíritu se llena de alegría porque Dios es mi Salvador.


Y además de todo esto, también nos sentimos orgullosos en Dios, gracias a nuestro Señor Jesucristo, por quien ahora hemos sido reconciliados con Dios.


Concluyo con estas palabras: Estén contentos, busquen su restauración, consuélense, vivan en paz y armonía, y el Dios de amor y paz estará con ustedes.


Por último, recuerden que su fortaleza debe venir del gran poder del Señor.


Todas deberán ser llevadas delante el altar donde tú, tus hijos y los levitas comerán de ellas delante del Señor tu Dios. Él te dirá dónde quedará establecido este altar. Regocíjate delante del Señor tu Dios en todo lo que haces.


Este es un tiempo de gozo delante del Señor y lo celebrarás con tu familia y toda tu casa. No te olvides de invitar a los levitas que viven en tu ciudad, a los exiliados, a las viudas y a los huérfanos. Invítalos y haz que te acompañen en la celebración en el santuario.


Porque los verdaderos circuncidados somos nosotros, los que por medio del Espíritu adoramos a Dios y nos llenamos de orgullo de pertenecer a Cristo Jesús. Nosotros no ponemos nuestra confianza en esfuerzos humanos.


Alégrense siempre en el Señor. Se lo repito: ¡Alégrense!


Por último, hermanos, piensen en todo lo que es verdadero, todo lo que es respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es digno de admiración; piensen en todo lo que se reconoce como virtud o que merezca elogio.


Ahora, hermanos, les suplicamos en el nombre del Señor Jesús que cada vez vivan más como le agrada a Dios, así como lo aprendieron de nosotros. En realidad, ya lo están haciendo.


Hermanos míos, que les dé gran alegría cuando pasen por diferentes pruebas,


En fin, vivan ustedes en armonía unos con otros. Compartan sus penas y alegrías, ámense como hermanos, tengan compasión y sean humildes.


Al contrario, alégrense de tener parte en los sufrimientos de Cristo, para que también se alegren muchísimo cuando se muestre la gloria de Cristo.


Amados, esta es la segunda carta que les escribo,


Esta fue la oración de Ana: «¡Cuánto me ha bendecido! Ahora tengo respuesta para mis enemigos, porque el Señor ha resuelto mi problema. ¡Cuánto se goza mi corazón!


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