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Efesios 4:32 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

32 Al contrario, sean bondadosos entre ustedes, sean compasivos y perdónense las faltas los unos a los otros, de la misma manera que Dios los perdonó a ustedes por medio de Cristo.

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Biblia Reina Valera 1960

32 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

32 Por el contrario, sean amables unos con otros, sean de buen corazón, y perdónense unos a otros, tal como Dios los ha perdonado a ustedes por medio de Cristo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

32 Más bien sean buenos y comprensivos unos con otros, perdonándose mutuamente como Dios los perdonó en Cristo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

32 Sed bondadosos los unos con los otros, compasivos,° perdonándoos° los unos a los otros como también Dios os perdonó en el Mesías.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

32 Sed, por el contrario, amables y compasivos unos con otros y perdonaos mutuamente, como Dios os perdonó en Cristo.

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Efesios 4:32
34 Tagairtí Cros  

Tú haces todas estas cosas porque tú lo has prometido y lo has querido.


Dan generosamente a los necesitados. Sus buenas acciones jamás serán olvidadas. Tendrán influencia y honra.


Él es bueno con todos; y derrama compasión sobre su creación.


El hombre bueno se preocupa por el bienestar de sus animales, pero el hombre malo es cruel.


El buen juicio hace al hombre calmar su enojo y el pasar por alto la ofensa le trae honra.


Lo que se espera del hombre es lealtad. Es mejor ser pobre que mentiroso.


Mueren los buenos, perecen los justos antes de tiempo sin que nadie parezca preocuparse o preguntarse la razón. Nadie pareciera darse cuenta de que Dios los aleja de los malos días que vendrán.


Ebedmélec le gritó a Jeremías: ―¡Ponte esos harapos bajo las axilas para protegerte de las cuerdas! Luego, cuando Jeremías estuvo listo,


y perdona nuestros pecados, así como nosotros perdonamos a los que nos han hecho mal.


Pero cuando oren, perdonen a los que les hayan hecho algo, para que el Padre que está en el cielo les perdone a ustedes sus pecados.


Esto es así gracias a la gran misericordia de nuestro Dios. Y nos envió desde el cielo el sol de un nuevo día,


Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos hacen mal. Y no nos metas en tentación».


Aun si en un día peca siete veces contra ti, y siete veces regresa a decirte: “Me arrepiento”, perdónalo».


»Ustedes amen a sus enemigos, háganles el bien y préstenles sin esperar nada a cambio. Si lo hacen tendrán una gran recompensa y serán hijos del Altísimo, porque él es bueno tanto con los ingratos como con los malos.


»No juzguen a los demás y así no los juzgarán a ustedes. No condenen a los demás y no los condenarán a ustedes. Perdonen, y serán perdonados.


Los habitantes de la isla nos atendieron muy bien. Encendieron una fogata y nos invitaron a acercarnos, porque estaba lloviendo y hacía mucho frío.


Ámense con cariño de hermanos y deléitense en el respeto mutuo.


El amor es paciente, es benigno; el amor no es envidioso; el amor no es presumido ni orgulloso;


Yo perdonaré a cualquiera que perdonen. Y lo que yo haya perdonado, si algo tenía que perdonar, lo he hecho por ustedes delante de Cristo,


Ya es hora de perdonarlo y consolarlo, no vaya a ser que se consuma de tanta tristeza.


Con la integridad de nuestras vidas, con nuestro entendimiento del evangelio y con nuestra paciencia y bondad hemos hecho nuestro servicio. El Espíritu Santo vive en nosotros y amamos con sinceridad.


Por tanto, imiten a Dios como hijos amados.


En verdad, consideramos dichosos a los que se mantuvieron firmes. Ustedes han oído hablar de cómo Job se mantuvo firme y han visto lo que al final le dio el Señor. Es que el Señor es muy compasivo y misericordioso.


a la devoción a Dios, el afecto fraternal; y al afecto fraternal, el amor.


Pero si confesamos a Dios nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará y nos limpiará de toda maldad.


Les escribo estas cosas, queridos hijos, porque sus pecados han sido perdonados en el nombre de Cristo.


―¡Que Dios lo bendiga! Dios ha seguido mostrándonos su misericordia a nosotras y también a tu marido muerto —exclamó Noemí muy emocionada—. Ese hombre es uno de nuestros parientes más cercanos. Él tiene la obligación de ayudarnos.


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