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Efesios 4:31 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

31 Arrojen de ustedes la amargura, el enojo, la ira, los gritos, las calumnias y todo tipo de maldad.

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Biblia Reina Valera 1960

31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

31 Líbrense de toda amargura, furia, enojo, palabras ásperas, calumnias y toda clase de mala conducta.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

31 Arranquen de raíz de entre ustedes disgustos, arrebatos, enojos, gritos, ofensas y toda clase de maldad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

31 Sea quitada de vosotros toda amargura y enojo, e ira, y grito airado y maledicencia, junto con toda maldad.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

31 Desaparezca de entre vosotros toda amargura, animosidad, ira, gritos, insultos y toda clase de maldad.

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Efesios 4:31
62 Tagairtí Cros  

Entonces Esaú se llenó de odio contra Jacob por lo que este le había hecho, y se dijo: «Pronto morirá mi padre, y en cuanto esto haya ocurrido, mataré a Jacob».


Cuando Rubén escuchó esto, intentó salvarle la vida a José. ―No lo matemos —dijo—; no debemos derramar sangre. Echémoslo vivo dentro de la cisterna. Así morirá sin que lo toquemos. El plan de Rubén era sacarlo más tarde y enviarlo a casa de su padre.


Los hermanos notaban que su padre prefería a José. Por eso, llegaron a odiarlo y no le podían hablar en buenos términos.


Un día Caín invitó a su hermano a dar un paseo. Cuando estaban en el campo, Caín atacó a su hermano y lo mató.


Absalón, por su parte, no le dirigía la palabra a Amnón, pues sentía odio hacia él por lo que le había hecho a su hermana Tamar.


Luego Siba me calumnió diciendo que yo me había negado a acompañarle. Pero yo sé que usted es como un ángel de Dios. Haga lo que estime mejor.


―Pero hay diez tribus en Israel —respondieron los otros—, de modo que tenemos diez veces más derecho delante del rey que ustedes. ¿Por qué no nos invitaron? No olviden que fuimos los primeros en hablar de hacer volver al rey. La disputa continuó, y las palabras de los de Judá fueron más violentas que las de los de Israel.


No toleraré a nadie que en secreto calumnie a su prójimo; y no permitiré la vanidad ni el orgullo.


No permitas que prosperen los mentirosos aquí en nuestra tierra; que la calamidad caiga con gran fuerza y violencia.


que no calumnia con la lengua, que no le hace mal a su prójimo, ni le acarrea desgracia a su vecino;


¡Deja el enojo! Aparta la ira, no envidies a otros; con ello sólo te perjudicas.


Calumnias a tu hermano, al hijo de tu misma madre.


Afilan sus lenguas como espadas; lanzan como flechas sus palabras amargas.


El odio provoca pleitos, pero el amor cubre todas las faltas.


El que esconde su odio es un mentiroso; el que esparce calumnias es un necio.


El que fácilmente se enoja hace locuras, y el perverso es odiado.


Los chismes son como delicioso bocado, pero penetran hasta lo más profundo del ser.


La ira del rey es como el rugido del león, pero su aprobación es como el rocío sobre la hierba.


Tan cierto como que el viento del norte trae lluvia, las malas lenguas traen miradas de enojo.


Sin leña se apaga el fuego, y sin chismes se acaba el pleito.


El hombre que se violenta fácilmente provoca pleitos y comete toda clase de pecados.


Cuando el sabio entabla pleito contra un necio, aunque se enoje o se ría, nada arreglará.


del testigo falso y del que causa división entre hermanos.


No te dejes llevar por la ira, porque eso es necedad.


¿No son acaso los peores rebeldes, grandes calumniadores? Son de mala calidad, como bronce y hierro, unos degenerados.


¡Cuídate de tu vecino! ¡Cuídate de tu hermano! Cada cual se aprovecha del otro y siempre andan hablando mal de todo el mundo.


Al escuchar la acusación, la ciudad entera, exaltada, se agolpó contra él y lo sacaron del templo, e inmediatamente cerraron la puerta.


«Cuanto dicen está impregnado de veneno de serpientes; sus bocas están llenas de maldición y amargura».


Amados hermanos, no sean niños en cuanto a la comprensión de estas cosas. Sean niños en lo que a malicia se refiere, pero maduros en asuntos como estos.


Así que regocijémonos en nuestra pascua, no con la vieja levadura con sus malicias y perversidades, sino con pan sin levadura, que es la sinceridad y la verdad.


Temo que cuando vaya no me guste lo que encuentre, y a ustedes no les guste la manera como yo reaccione. Temo que haya entre ustedes pleitos, envidias, iras, divisiones, chismes, murmuraciones, soberbias y alborotos.


idolatría y brujería; odios, pleitos, celos, iras, rivalidades, disensiones, sectarismos y


Por ello, quítense, como si se tratara de ropa vieja, su naturaleza tan corrompida por los malos deseos.


Dejen, por lo tanto, la mentira; díganse la verdad unos a otros siempre, porque somos miembros de un mismo cuerpo.


Si se enojan, no cometan el pecado de dejar que el enojo les dure todo el día.


Esposos, amen a sus esposas y nunca las maltraten.


Pero ha llegado el momento de arrojar de ustedes la ira, el enojo, la malicia, los insultos y las malas palabras.


De la misma manera, las mujeres han de ser honorables y no dadas al chisme; deben saber controlarse en todo y ser dignas de confianza.


no debe ser borracho ni pendenciero, sino amable, bondadoso y sin inclinación al dinero;


Además, se acostumbran a estar ociosas y andar de casa en casa y se vuelven perezosas, chismosas y entrometidas, hablando de lo que no deben.


Repito: No te metas en discusiones tontas y sin sentido, pues sabes bien que terminan en pleitos.


Serán tan duras de corazón que jamás cederán ante los demás; serán mentirosas, inmorales, crueles y opuestas a todo lo que es bueno.


El líder es uno que supervisa la obra de Dios, y por eso debe ser irreprensible; no debe ser arrogante ni colérico, no debe ser dado a la bebida ni a las riñas, ni debe ganar dinero de manera deshonesta;


Las ancianas deben portarse como quien ama a Dios, no dadas a las habladurías ni a la bebida. Al contrario, deben ser maestras del bien.


Mis queridos hermanos, pongan atención: Todos ustedes deben estar listos para escuchar, pero deben ser lentos para hablar y para enojarse.


Pero si ustedes tienen envidias y rivalidades que les amargan el corazón, no tienen de qué presumir; no falten a la verdad.


Hermanos, no hablen mal unos de otros. El que habla mal de su hermano o lo juzga, habla mal de la ley y la juzga. Y si juzgas la ley, ya no la obedeces sino que te conviertes en su juez.


Por lo tanto, dejen de hacer toda clase de mal, todo engaño, hipocresía, envidias y chismes.


No seamos como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Por qué lo mató? Pues porque Caín hacía lo que es malo y su hermano lo que es justo.


El que aborrece a su hermano es un asesino; y ustedes saben que ningún asesino tiene vida eterna.


Escuché entonces que una potente voz proclamaba en el cielo: «¡Al fin llegó la salvación, el poder y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo!, porque el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba día y noche ante Dios, ha sido expulsado del cielo.


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