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Cantares 2:7 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

7 Mujeres de Jerusalén, les ruego por las gacelas y cervatillas del bosque que no despierten a mi amada. ¡Déjenla dormir!

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Biblia Reina Valera 1960

7 Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, Por los corzos y por las ciervas del campo, Que no despertéis ni hagáis velar al amor, Hasta que quiera.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Prométanme, oh mujeres de Jerusalén, por las gacelas y los ciervos salvajes, que no despertarán al amor hasta que llegue el momento apropiado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Hijas de Jerusalén, yo les ruego por las gacelas y las cabras del campo que no despierten ni molesten al Amor hasta cuando ella quiera.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Él ¡Oh hijas de Jerusalem, os conjuro por las gacelas y por las ciervas del campo, Que no disturbéis al amor ni lo despertéis hasta que quiera!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Muchachas de Jerusalén, yo os conjuro por las gacelas y las ciervas de los campos: no despertéis ni desveléis a mi amor hasta que quiera.

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Cantares 2:7
15 Tagairtí Cros  

»Neftalí es una gacela libre, que tendrá preciosas crías.


Hace mis pies tan seguros como los de la cabra montés en las laderas. Me lleva a salvo por los riscos.


Ella es una gacela amorosa y agradable. ¡Que sus pechos te dejen siempre satisfecho! ¡Que su amor siempre te cautive!


Libérate, como se libera la gacela del cazador, o como se libera el ave de la trampa.


Soy morena y hermosa, hijas de Jerusalén, bronceada como las oscuras tiendas de Cedar. ¡Y soy bella como las tiendas de Salomón!


Antes que amanezca y huyan las sombras, ven a mí, amado mío, como una gacela o como un ciervo en los montes de especias.


Mi amado es como la gacela o como el cervatillo. Escuchen; ahí está detrás de la pared; ahora mira por las ventanas, se asoma por las celosías.


Les ruego, mujeres de Jerusalén, por las gacelas y cervatillas del bosque que no despierten a mi amada. ¡Déjenla dormir!


Su boca es dulcísima, él es todo un amor. Así, oh mujeres de Jerusalén, es mi amado, ¡así es mi amor!


Ven pronto, amado mío, como gacela o cervatillo sobre las colinas cubiertas con yerbas aromáticas.


Les ruego, mujeres de Jerusalén, que no despierten a mi amada hasta que ella quiera.


¡El Señor Dios es quien me hace estar fuerte! Me dará la velocidad de un venado y me conducirá con seguridad sobre la altura de las montañas». (Nota para el director del coro: Al cantar esta oración, el coro debe ir acompañado por instrumentos de cuerdas).


Jesús no le respondió. ―Demando en el nombre del Dios viviente que nos digas si eres el Mesías, el Hijo de Dios —insistió el sumo sacerdote.


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