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2 Reyes 7:8 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

8 Los leprosos llegaron al campamento, entraron en las tiendas y comieron, bebieron vino, y tomaron oro, plata y vestidos, y lo escondieron todo.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Cuando los leprosos llegaron a la entrada del campamento, entraron en una tienda y comieron y bebieron, y tomaron de allí plata y oro y vestidos, y fueron y lo escondieron; y vueltos, entraron en otra tienda, y de allí también tomaron, y fueron y lo escondieron.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Cuando los hombres con lepra llegaron al límite del campamento, fueron de carpa en carpa, comieron y bebieron vino, sacaron plata, oro y ropa, y escondieron todo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Al llegar pues los leprosos a la entrada del campamento, penetraron en una tienda, y comieron y bebieron. Luego tomaron oro, plata y ropas que fueron a esconder. Después volvieron y entraron en otra tienda donde desvalijaron todo lo que había y fueron de nuevo a esconderlo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Cuando estos leprosos llegaron a la parte exterior del campamento, entraron en una tienda, y comieron y bebieron, y sacaron de allí plata, y oro, y vestidos, y se fueron y lo escondieron; luego regresaron y entraron en otra tienda, y también se llevaron cosas de allí, y se fueron y las escondieron.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Llegaron, pues, aquellos leprosos hasta el extremo del campamento y entraron en una tienda; comieron y bebieron y se llevaron consigo plata, oro y vestidos. Después fueron a esconderlo. Volvieron a otra tienda y se llevaron de allí lo que había y fueron a esconderlo.

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2 Reyes 7:8
7 Tagairtí Cros  

Pero cuando llegaron al monte donde Eliseo vivía, Guiezi tomó las bolsas que llevaban los dos siervos de Naamán, y los envió de regreso. Luego escondió el dinero en la casa.


Pero después se dijeron: ―No es correcto lo que estamos haciendo. Esta es una noticia maravillosa, y debemos darla a conocer. Si esperamos hasta la mañana, nos puede ocurrir alguna desgracia. Vamos, regresemos y avisemos a la gente del palacio.


Caídas están las velas de los enemigos, en mástiles quebrados y jarcias inútiles. El pueblo de Dios se repartirá los tesoros de ellos; hasta los cojos obtendrán su parte del botín.


Los diez habían convencido a Ismael que los dejara partir y que ellos le traerían sus tesoros de trigo, cebada, aceite y miel que habían escondido.


»El reino de los cielos es también como un tesoro escondido en un terreno. Un hombre viene y lo encuentra. Emocionado y lleno de ilusiones, vende todo lo que tiene y compra el terreno, con lo cual está adquiriendo también el tesoro.


Pero el que recibió los diez mil, cavó en la tierra y escondió el dinero para que estuviera seguro.


Vi un hermoso manto importado de Babilonia, casi dos kilos y medio de plata y una barra de oro como de seiscientos gramos. Sentí tanto deseo de poseer todo aquello que lo tomé y lo escondí en la tierra debajo de mi tienda. Allí están, y la plata está debajo de todo.


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