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2 Reyes 4:14 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

14 ―¿Qué podemos hacer por ella? —volvió a preguntarle Eliseo a Guiezi más tarde. Guiezi sugirió: ―Ella no tiene hijos, y su marido es ya anciano.

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Biblia Reina Valera 1960

14 Y él dijo: ¿Qué, pues, haremos por ella? Y Giezi respondió: He aquí que ella no tiene hijo, y su marido es viejo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 Más tarde, Eliseo le preguntó a Giezi: —¿Qué podemos hacer por ella? —Ella no tiene hijos —contestó Giezi—, y su esposo ya es anciano.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Eliseo volvió un día a tocar el tema: 'Pues bien, ¿qué se puede hacer por ella?' Guejazí respondió: 'No tiene hijos y su marido ya es viejo'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 Y él dijo: ¿Qué puede hacerse entonces por ella? Y respondió Giezi: En verdad ella no tiene hijo, y su marido es anciano.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Preguntó luego Eliseo a Guejazí: '¿Qué se podría hacer por ella?'. Respondió Guejazí: 'Desgraciadamente, ella no tiene hijos y su marido es ya viejo'.

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2 Reyes 4:14
11 Tagairtí Cros  

Abraham se inclinó hasta tocar el suelo con su frente, y se rio de pensar que un hombre de cien años pudiera ser padre, y que Sara pudiera tener un hijo a los noventa años.


Como Rebeca no podía tener hijos, Isaac oró al Señor a favor de ella. El Señor escuchó su oración, de modo que Rebeca quedó embarazada.


Cuando Raquel se dio cuenta de que no podía tener hijos, sintió envidia de su hermana, y le dijo a Jacob: ―¡Dame un hijo, o me muero!


él le dijo a Guiezi: ―Dile que apreciamos la bondad que nos ha mostrado. Pregúntale qué podemos hacer por ella. ¿Querrá que diga una palabra en su favor al rey o al jefe del ejército? ―No —respondió ella—, estoy perfectamente contenta.


―Dile que vuelva —le dijo Eliseo. Cuando ella regresó, él conversó con ella, mientras estaba parada en la puerta. ―El próximo año por este tiempo, tendrás un hijo —le dijo Eliseo. ―¡Varón de Dios! —exclamó ella—, no bromee de esa manera.


pero no tenían hijos, porque Elisabet era estéril. Ambos eran ya de edad avanzada.


Un día el ángel del Señor se le apareció a la esposa de Manoa, de la tribu de Dan, que vivía en la ciudad de Zora. Ella no tenía hijos, pero el ángel le dijo: ―Aun cuando has sido estéril por tanto tiempo, pronto concebirás y darás a luz un hijo.


Tenía dos esposas, Ana y Penina. Penina tenía hijos, pero Ana no.


«¿Qué pasa, Ana? —le preguntaba Elcaná—, ¿por qué no comes? ¿Por qué te afliges tanto por no tener hijos? ¿No es mejor tenerme a mí que tener diez hijos?».


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