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2 Crónicas 12:6 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

6 Luego el rey y los dirigentes de Israel confesaron a Dios sus pecados y exclamaron: ―¡El Señor es justo y recto al tomar esta medida contra nosotros!

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Biblia Reina Valera 1960

6 Y los príncipes de Israel y el rey se humillaron, y dijeron: Justo es Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Entonces los líderes de Israel y el rey se humillaron y dijeron: —¡El Señor es justo al hacer esto con nosotros!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Entonces los jefes de Israel y el rey se humillaron y dijeron: '¡Yavé es justo!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Pero los príncipes de Israel y el rey se humillaron y dijeron: Justo es YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Entonces se humillaron los jefes de Israel y el rey, y exclamaron: '¡Justo es Yahveh!'.

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2 Crónicas 12:6
25 Tagairtí Cros  

Cuando el rey mismo se humilló, el Señor dejó a un lado su enojo, y no lo destruyó por completo, pues aun quedaba algo bueno en Judá.


Sus hermanos, los demás hijos de Josafat, eran Azarías, Jehiel, Zacarías, Azarías, Micael y Sefatías.


Pero luego, Ezequías y todos los residentes de Jerusalén se arrepintieron de su pecado. Por eso, durante toda la vida de Ezequías, el Señor no descargó su ira sobre ellos.


Allí, finalmente, él se dio cuenta de lo que había hecho, y se humilló por completo ante Dios, y le imploró ayuda.


Su oración y la forma en que Dios le respondió, y un relato franco de sus pecados y errores, incluyendo una lista de las localidades donde edificó altares en las colinas y puso imágenes de la diosa Aserá e imágenes esculpidas (desde luego, antes de su gran arrepentimiento), están escritos en el libro de los profetas.


Pero no se arrepintió, como sí lo hizo su padre, sino que cada vez su maldad era peor.


Y el hombre le declarará a sus amigos: “Pequé, pero Dios me dejó libre.


Pero el Señor es bueno; me ha librado de las ataduras de los malvados.


Moisés y Aarón pidieron otra audiencia al faraón y le dijeron: ―El Señor, Dios de los hebreos, pregunta: “¿Hasta cuando te negarás a someterte a mí? Deja que mi pueblo vaya y me adore.


El faraón mandó a llamar a Moisés y a Aarón, y les dijo: ―Ahora reconozco mi falta. Yo y mi pueblo hemos actuado mal.


¡Ay, si no fueran tan orgullosos y tercos! Entonces pondrían atención al Señor cuando les habla.


Díganles al rey y a la reina madre: Bajen de sus tronos a sentarse en el polvo, porque su cabeza ha quedado sin su linda corona, han perdido su poder.


Y hasta la hora presente no han presentado excusa; nadie ha querido volverse a mí, o seguir las instrucciones que di a ustedes y a sus antepasados.


Confieso que el Señor tiene razón, pues me he rebelado en su contra. ¡Oigan, les ruego, pueblos de todas partes, vean mi dolor, pues mis muchachos y señoritas han sido llevados como esclavos a tierras lejanas!


»¡Y usted, su sucesor, oh Belsasar, sabía todo esto, y sin embargo no ha sido humilde!


»”Y por eso el Señor trajo sobre nosotros este desastre. Él es justo en todo lo que hace, pero nosotros no quisimos obedecer.


Yo los abandonaré y volveré a mi hogar, hasta que ellos admitan su culpa y miren hacia mí en busca de ayuda. ¡Sí, en medio de su aflicción me buscarán!».


»Les aseguro que este, y no el fariseo, regresó a su casa habiendo sido perdonado por Dios. Porque el que se engrandece a sí mismo será humillado, y el que se humilla será engrandecido».


Como no conocen la manera en que Dios nos declara justos, tratan de hacerse justos a su propia manera, y así terminan rechazando la manera en que Dios quiere aceptarlos.


Humíllense delante del Señor, y él los pondrá en alto.


Pero él nos ayuda más con su favor. Por eso la Escritura dice: «Dios está en contra de los orgullosos, pero a favor de los humildes».


«Setenta reyes sin pulgares en las manos y los pies recogían migajas debajo de mi mesa» —dijo Adoní Bézec—. Ahora el Señor me ha pagado con lo mismo. Después lo llevaron a Jerusalén y allí murió.


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