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1 Samuel 18:8 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

8 A Saúl no le gustó lo que oyó. Pensó: «A David le asignan diez miles y a mí solamente miles. Sólo falta que lo proclamen rey».

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

8 Y se enojó Saúl en gran manera, y le desagradó este dicho, y dijo: A David dieron diez miles, y a mí miles; no le falta más que el reino.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Esto hizo que Saúl se enojara mucho. «¿Qué es esto? —dijo—. Le dan crédito a David por diez miles y a mí solamente por miles. ¡Solo falta que lo hagan su rey!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Eso le disgustó mucho a Saúl quien se enojó. Se dijo: 'Le han dado diez mil a David y a mí sólo mil, no le falta más que la realeza'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Y Saúl se indignó en gran manera, pues ese dicho le pareció malo ante sus ojos, y dijo: A David le dan diez miles y a mí me dan miles. ¡No le falta sino el reino!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Se irritó Saúl sobremanera y le disgustaron profundamente tales palabras, pues decía: 'A David le dan diez mil, a mí sólo mil; ya sólo le falta el reino'.

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1 Samuel 18:8
16 Tagairtí Cros  

Los hermanos se sintieron molestos y se llenaron de envidia, pero Jacob se quedó pensando qué significaría todo aquello.


―¿Quiere decir que vas a ser nuestro rey? —se burlaron—, y lo odiaron aún más por el sueño y porque creían que él se jactaba de ser superior a ellos.


―¿Te das cuenta de lo que pides? —dijo él—. Si yo le diera a Abisag, también le estaría dando el reino. Él es mi hermano mayor, y cuenta con el apoyo del sacerdote Abiatar y de Joab hijo de Sarvia.


Cuando Amán se enteró de que Mardoqueo no se arrodillaba ni inclinaba ante él, se enfureció.


El orgullo conduce a la discusión, pero en los que escuchan consejos hay sabiduría.


La ira es cruel y agobiante el enojo, pero ¿quién puede enfrentarse a la envidia?


Vi entonces que el móvil principal del éxito es el impulso de la envidia y los celos. Pero también esto es necedad, es perseguir el viento.


El pueblo empezó pronto a quejarse, y el Señor lo oyó. Su furor se encendió contra ellos a causa de sus quejas, y el fuego del Señor empezó por destruir a los que se encontraban en uno de los extremos del campamento.


―He pecado —confesó Balán—. No me di cuenta que estabas allí. Regresaré a casa si no quieres que siga adelante.


¿No creen lo que la Escritura dice, que Dios ama grandemente al espíritu que puso para que habite en nosotros?


pero ahora tu reino no perdurará. El Señor quiere un hombre que le obedezca. Por eso ha buscado a un varón conforme a su corazón y lo ha designado para que sea rey de este pueblo. Y todo porque no has obedecido el mandamiento del Señor.


Samuel le dijo: ―¿Ves? El Señor ha rasgado de ti el reino de Israel hoy, y se lo ha dado a un prójimo tuyo que es mejor que tú.


Samuel tomó el aceite de oliva que había traído y lo derramó sobre la cabeza de David delante de sus hermanos. El Espíritu del Señor entonces descendió sobre él y le dio gran poder desde aquel día en adelante. Y Samuel regresó a Ramá.


Desde ese momento Saúl se puso celoso con David.


Saúl sugirió a sus servidores y a Jonatán su hijo que asesinaran a David. Pero Jonatán, movido por la estrecha amistad que lo ligaba con David,


Mientras ese hombre viva, jamás llegarás a ser rey. ¡Ahora ve, encuéntralo y tráemelo, porque ese tipo merece la muerte!


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