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1 Reyes 3:7 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

7 »Señor, Dios mío, ahora tú me has hecho rey en lugar de David, mi padre, pero soy como un niño que no conoce el camino que ha de seguir.

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Biblia Reina Valera 1960

7 Ahora pues, Jehová Dios mío, tú me has puesto a mí tu siervo por rey en lugar de David mi padre; y yo soy joven, y no sé cómo entrar ni salir.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 »Ahora, oh Señor mi Dios, tú me has hecho rey en lugar de mi padre, David, pero soy como un niño pequeño que no sabe por dónde ir.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Tú me has hecho rey, Yavé, Dios mío, en lugar de mi padre David. Pero yo soy todavía muy joven y no sé aún actuar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Y ahora, oh YHVH, Dios mío, Tú has constituido a tu siervo rey en lugar de mi padre David, aunque soy un joven pequeño, y no sé cómo salir ni cómo entrar.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Y así, Yahveh, mi Dios, tú has puesto como rey a tu siervo en lugar de mi padre David. Pero yo soy un niño pequeño que no sabe aún conducirse.

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1 Reyes 3:7
21 Tagairtí Cros  

Además, sabemos muy bien que, aunque Saúl era nuestro rey, realmente usted era el que iba al frente del ejército de Israel cuando teníamos que enfrentar a nuestros enemigos. También estamos enterados de que el Señor le ha dicho que usted será el pastor y rey de este pueblo».


«Mi hijo Salomón es joven e inexperto —pensó David—, y el templo del Señor debe ser una estructura maravillosa, famosa y gloriosa a través del mundo; por consiguiente, me propongo comenzar inmediatamente los preparativos». En esta forma, David, antes de morir, dejó listos todos los materiales para la construcción.


Pero te daré un hijo, el cual va a ser un hombre de paz, porque yo haré que sus enemigos lo dejen en paz, de modo que Israel vivirá tranquilo durante su reinado. Por eso, se llamará Salomón.


Entonces el rey David se volvió hacia la asamblea en pleno y dijo: «Mi hijo Salomón, a quien Dios ha escogido para que sea el próximo rey de Israel, es todavía joven y sin experiencia, mientras que el trabajo que deberá afrontar es enorme, ya que el templo que va a construir no es precisamente una construcción más: ¡Es el templo destinado para el Señor!


El Señor te cuida cuando vas y cuando vienes, desde ahora y para siempre.


Primero viene el orgullo y luego el fracaso; primero la humildad y luego los honores.


¡Ay de la nación que tiene por rey a un niño y cuyos dirigentes están embriagados desde la mañana! Dichosa la nación cuyo rey es un noble, y cuyos dirigentes trabajan empeñosamente antes de andar en fiestas y en bebidas, a no ser para fortalecerse para sus tareas.


«¡Oh Señor Dios», dije yo, «no puedo hacer eso! ¡No soy más que un muchacho! ¡Ni siquiera puedo hablar con soltura!».


No digas eso, respondió el Señor, pues tú irás a dondequiera que yo te envíe y anunciarás lo que yo te diga.


Lo que pasa en el mundo está bajo su control. Él quita reyes y coloca a otros sobre sus tronos. Él da a los sabios sabiduría, y a los entendidos su inteligencia.


que lo separen de la gente y viva en los campos como un animal, comiendo la hierba como una vaca, su espalda mojada por el rocío del cielo. Durante siete años esta será su vida, hasta que aprenda que el Dios Altísimo domina los reinos de la tierra y se los da a quien él quiere.


Serás separado de la gente para vivir con los animales en los campos, y para comer hierba como las vacas durante siete años hasta que finalmente te des cuenta que el Dios Altísimo gobierna sobre todos los reinos de la tierra y se los da a quien él quiere».


»Su Majestad, el Dios Altísimo dio a Nabucodonosor, el rey anterior a usted, un reino, majestad, gloria y honor.


y fue apartado de la gente. Sus pensamientos eran como los de un animal, y vivió entre los burros salvajes; comía hierba como las vacas y su cuerpo estaba empapado con el rocío del cielo, hasta que por fin reconoció que el Altísimo domina sobre los reinos de los hombres, y que él escoge a quien quiere para reinar sobre ellos.


un hombre que los guíe en la batalla y cuide de ellos, de manera que el pueblo del Señor no quede como oveja sin pastor.


Yo soy la puerta; el que entra por esta puerta, se salvará. Podrá entrar y salir, y hallará pastos.


añadió: «Ahora tengo ciento veinte años. No podré continuar dirigiéndote porque el Señor me ha dicho que no cruzaré el río Jordán.


pero todo Israel y Judá amaban a David, porque era el que encabezaba las tropas cuando salían de campaña.


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