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1 Reyes 20:15 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

15 Entonces Acab pasó revista a los siervos de los príncipes de las provincias, que eran doscientos treinta y dos. Luego pasó revista a todo el pueblo, el cual estaba integrado por siete mil hombres.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

15 Entonces él pasó revista a los siervos de los príncipes de las provincias, los cuales fueron doscientos treinta y dos. Luego pasó revista a todo el pueblo, a todos los hijos de Israel, que fueron siete mil.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

15 Entonces Acab reunió a las tropas de los doscientos treinta y dos comandantes de las provincias. Luego llamó al resto del ejército de Israel, unos siete mil hombres.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 Ajab pasó revista a los jóvenes de los jefes de provincias, que eran doscientos treinta y dos. En seguida pasó revista a todo el pueblo, a todos los israelitas: eran siete mil.

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 Entonces pasó revista a los asistentes de los capitanes de las provincias, y eran doscientos treinta y dos. Después de ellos pasó revista a todo el pueblo, a todos los hijos de Israel, y eran siete mil.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 Pasó luego revista a los jóvenes que estaban con los gobernadores de los distritos, que eran doscientos treinta y dos. Después pasó también revista a todo el ejército, a todos los israelitas, que eran siete mil.

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1 Reyes 20:15
11 Tagairtí Cros  

Pero tienes que saber que aún quedan siete mil hombres en Israel que jamás se han inclinado ante Baal ni lo han adorado.


Acab respondió: ―Y, ¿cómo lo hará? Y el profeta respondió: ―El Señor dice que lo hará por medio de los siervos de los príncipes de las provincias. ―¿Atacaremos nosotros primero? —preguntó Acab. ―Sí —respondió el profeta.


Hacia el mediodía, cuando Ben Adad y los treinta y dos reyes aliados estaban bebiendo y se habían embriagado, salieron los primeros hombres de Acab de la ciudad.


Fue tanto el daño que el rey de Siria le había ocasionado a Israel, que sólo le quedaron cincuenta hombres de caballería, diez carros de combate y diez mil hombres de infantería.


Asá clamó al Señor su Dios, y le dijo: «Señor, ¡nadie más puede ayudarnos, sino tú! Estamos aquí impotentes delante de esta multitud tan poderosa. ¡Señor Dios nuestro, ayúdanos! Porque confiamos en que tú puedes rescatarnos, y en tu nombre atacaremos a esta muchedumbre. ¡No dejes, Señor, que ningún ser humano se levante contra ti!».


Ni el ejército mejor equipado puede salvar a un rey, porque no basta la mucha fuerza para salvar al guerrero.


Dividió a los trescientos hombres en tres grupos. Le dio a cada hombre una trompeta y un jarrón con una antorcha encendida dentro de él.


«Yo venceré a los madianitas con estos trescientos hombres —dijo el Señor a Gedeón—; envía a los demás a sus casas».


Saúl y sus seiscientos hombres estaban acampados en las afueras de Guibeá debajo de un granado que hay en Migrón.


―Vamos a donde están esos paganos —dijo Jonatán a su escudero—. Quizás el Señor haga algo por medio nuestro. Para él no hay diferencia en salvar con muchos o con pocos.


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