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1 Reyes 2:22 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

22 ―¿Te das cuenta de lo que pides? —dijo él—. Si yo le diera a Abisag, también le estaría dando el reino. Él es mi hermano mayor, y cuenta con el apoyo del sacerdote Abiatar y de Joab hijo de Sarvia.

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Biblia Reina Valera 1960

22 El rey Salomón respondió y dijo a su madre: ¿Por qué pides a Abisag sunamita para Adonías? Demanda también para él el reino; porque él es mi hermano mayor, y ya tiene también al sacerdote Abiatar, y a Joab hijo de Sarvia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 —¿Cómo es posible que tú me pidas que entregue a Abisag en matrimonio a Adonías? —preguntó el rey Salomón—. ¡Sería lo mismo que pedirme que le dé el reino! Tú sabes que él es mi hermano mayor y que tiene de su lado al sacerdote Abiatar y a Joab, hijo de Sarvia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 El rey Salomón respondió a su madre: '¿Por qué pides a Abisag la sunamita para Adonías? Pide mejor para él la realeza, pues es mi hermano mayor y están con él el sacerdote Ebiatar y Joab, hijo de Seruya'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 Pero el rey Salomón respondió y dijo a su madre: ¿Por qué pides a Abisag la sunamita para Adonías? ¡Pide también el reino para él, porque es mi hermano mayor, y con él están el sacerdote Abiatar y Joab hijo de Sarvia!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 Respondió el rey Salomón a su madre: '¿Por qué pides a Abisag, la sunamita, para Adonías? Ya sólo falta que pidas para él también el reino, pues es mi hermano mayor y están de su parte el sacerdote Abiatar y Joab, hijo de Servia'.

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1 Reyes 2:22
11 Tagairtí Cros  

Te di su palacio y sus esposas, y los reinos de Israel y Judá. Y si esto no hubiera sido suficiente, te habría dado mucho más.


Ajitofel le dijo: ―Vaya y acuéstese con las concubinas que su padre dejó cuidando el palacio. Así todo Israel sabrá que usted ha insultado al rey David y que no hay posibilidad de reconciliación. Entonces todos los que están apoyándolo a usted se sentirán más seguros.


Fue por eso que el profeta Natán visitó a Betsabé, madre de Salomón, y le preguntó: «¿No te has enterado de que Adonías, el hijo de Jaguit, se ha proclamado rey, y que nuestro señor David ni siquiera lo sabe?


―Todo iba bien para mí —dijo—, y el reino era mío; todos esperaban que yo fuera el nuevo rey. Pero los papeles cambiaron, y todo pasó a manos de mi hermano, porque de esa manera lo quería el Señor.


El tercero fue Absalón, hijo de su mujer Macá, la cual era la hija del rey Talmay, de Guesur. El cuarto fue Adonías, hijo de Jaguit.


Allí en Jerusalén le nacieron: Simá, Sobab, Natán y Salomón. Estos cuatro los tuvo con Betsabé, la hija de Amiel.


Pero Jesús le dijo: ―¡No sabes lo que estás pidiendo! Y volviéndose a Jacobo y a Juan, les dijo: ―¿Se creen ustedes capaces de beber del terrible vaso del que yo tengo que beber? ¿Y de resistir el bautismo con que voy a ser bautizado? ―Sí —respondieron—. Podemos.


―¡No saben lo que están pidiendo! ¿Serán ustedes capaces de beber de la copa que tengo que beber?, ¿y bautizarse con el bautismo con que tengo que ser bautizado?


Y cuando piden, no reciben porque piden con malas intenciones, para satisfacer sus propios placeres.


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