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1 Reyes 18:42 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

42 Enseguida Acab se fue a comer y a beber. Pero Elías se subió a la cumbre del monte Carmelo y se arrodilló con su rostro entre las rodillas,

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Biblia Reina Valera 1960

42 Acab subió a comer y a beber. Y Elías subió a la cumbre del Carmelo, y postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

42 Entonces Acab fue a comer y a beber. Elías, en cambio, subió a la cumbre del monte Carmelo, se inclinó hasta el suelo y oró con la cara entre las rodillas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

42 Ajab subió para comer y beber, mientras Elías subía a la cumbre del Carmelo. Allí se inclinó y puso la cara entre sus rodillas,

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La Biblia Textual 3a Edicion

42 Y Acab subió a comer y a beber; y Elías subió a la cumbre del Carmelo, y postrándose en tierra, puso su rostro entre sus rodillas;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

42 Subió, pues, Ajab a comer y a beber, en tanto que Elías subió a la cima del Carmelo y, postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas.

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1 Reyes 18:42
21 Tagairtí Cros  

Al oír la respuesta, el mayordomo de Abraham cayó de rodillas delante del Señor.


David oró a Dios pidiendo que salvara al niño; no comía y pasaba las noches de rodillas en el suelo, delante del Señor.


Después Elías le dijo a Acab: ―Ve y disfruta de una buena comida. Oigo que se acerca una tormenta.


y le dijo a su siervo: ―Ve y mira hacia el mar. Él fue y miró, y regresó y le dijo a Elías: ―No se ve nada. Entonces Elías le dijo: ―Ve siete veces.


Cuando Elías lo oyó, se cubrió el rostro con el manto, salió y estuvo parado a la entrada de la cueva. Y una voz le preguntó: ―¿Por qué estás aquí, Elías?


y le dije en oración: «Dios mío, estoy avergonzado. Tengo vergüenza de levantar el rostro hacia ti, porque nuestros pecados son tantos, que sobrepasan nuestras cabezas, y nuestra culpa es tan grande como los cielos.


Carga de humedad las nubes, y ellas despiden el relámpago.


Los poderes angelicales más altos se quedan temerosos ante Dios; él es más asombroso que ninguno de los que rodea su trono.


Al oír esto Ezequías volvió su rostro a la pared y oró:


Sobre él revoloteaban poderosos serafines de seis alas. Con dos alas se cubrían el rostro, con otras dos se cubrían los pies y con dos volaban.


¡Téngalo por absolutamente seguro, dice el Rey, el Señor de los ejércitos, que viene contra Egipto uno tan alto como el monte Tabor o el monte Carmelo junto al mar!


Así que rogué a Dios el Señor. Oré, ayuné y me vestí con ropas ásperas, sentándome en ceniza.


»”¡Oh Señor, tú eres justo, mientras que nosotros siempre estamos avergonzados porque sabemos que hemos actuado mal, tal como nos ves ahora! Sí, todos nosotros, los habitantes de Judá, el pueblo de Jerusalén y todo Israel, esparcidos por todas partes donde tú nos has echado a causa de nuestra deslealtad hacia ti.


Al quedarse solo, Jesús subió al monte a orar. La noche sorprendió a los discípulos en medio de las aguas agitadas y luchando contra vientos contrarios.


Se alejó un poco y, postrado en tierra, oró pidiéndole a Dios que si era posible no tuviera él que pasar por aquella hora.


En aquellos días se fue Jesús a la montaña y pasó toda la noche orando a Dios.


Al siguiente día, mientras ellos se aproximaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea de la casa a orar.


Josué y los ancianos de Israel rasgaron su ropa y se postraron delante del cofre del Señor echando polvo sobre sus cabezas.


Entonces Samuel invocó al Señor, y él envió truenos y lluvia. Y el pueblo sintió mucho temor del Señor y de Samuel.


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