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1 Reyes 18:3 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

3-4 El hombre que estaba a cargo de la casa de Acab era Abdías, un devoto servidor del Señor. Una vez, cuando la reina Jezabel trató de matar a todos los profetas del Señor, Abdías escondió a un centenar de ellos en dos cuevas, cincuenta en cada una, y los alimentó con pan y agua.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

3 Y Acab llamó a Abdías su mayordomo. Abdías era en gran manera temeroso de Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Por eso Acab mandó llamar a Abdías, quien estaba a cargo del palacio. (Abdías era un fiel seguidor del Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Ajab acababa de enviar a Obadías, administrador del palacio real; ese Obadías tenía realmente el temor de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Y Acab llamó a Abdías, que estaba a cargo de la casa, y temía en gran manera a YHVH,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Ajab mandó llamar a Abdías, mayordomo de palacio. Abdías era muy temeroso de Yahveh,

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1 Reyes 18:3
21 Tagairtí Cros  

―¡Suelta el cuchillo! No le hagas ningún daño al muchacho —le dijo el ángel—. Ahora sé que de verdad tienes temor de Dios, porque no te negaste a darme a tu único hijo.


Tomó diez camellos de su amo, y los cargó con muchos regalos, de las mejores cosas que Abraham tenía, y se fue hacia el pueblo de Najor en Aram Najarayin.


Un día Abraham le dijo a su mayordomo, que era el más viejo de sus siervos: ―Coloca tu mano en mi entrepierna,


él me ha dado toda su autoridad. No me ha prohibido ninguna cosa. Solamente sobre usted yo no tengo ningún derecho, pues usted es su esposa. ¿Cómo podría yo hacerle una maldad tan grande como esta? Sería un pecado muy grande contra Dios.


Por lo tanto, te nombro encargado de todo este proyecto. Lo que tú digas será ley en toda la tierra de Egipto. Solamente yo seré superior a ti, por cuanto soy el rey del país.


Al tercer día les dijo: ―Yo soy hombre temeroso de Dios. Por eso les voy a dar una oportunidad de probar lo que afirman.


Luego el general Zimri, que había estado a cargo de los carros reales, se levantó en su contra. Un día el rey Elá estaba bebiendo y se había embriagado en casa de Arsá, administrador de su palacio.


Pero en cuanto yo me haya ido, el Espíritu del Señor se lo llevará a usted a quién sabe qué lugar, y cuando Acab venga y no lo encuentre, me matará. Usted bien sabe que yo he sido un verdadero siervo del Señor toda mi vida.


Entonces Elías fue a decírselo. Debido a la sequía era mucha el hambre que había en Samaria.


Un día la esposa de uno de los miembros de la escuela de profetas le contó a Eliseo que su esposo había muerto. Era un hombre que amaba a Dios, según dijo ella. Pero al morir debía algún dinero, y el acreedor le estaba exigiendo su pago. Si ella no pagaba, la amenazó con llevarse a sus dos hijos como esclavos.


En cambio, los gobernadores que habían estado antes de mí habían exigido alimento, vino y cuatrocientos ochenta gramos de plata, y habían puesto la población a merced de sus ayudantes, quienes los maltrataban. Pero yo obedecí a Dios y no actué de esa manera.


ordené asumir el gobierno de Jerusalén a mi hermano Jananí y a Jananías, el comandante de la fortaleza, hombre muy fiel que temía a Dios, más que cualquier otro en el pueblo.


Y esto dice él a todos los hombres: «Escuchen: temer al Señor es verdadera sabiduría; abandonar el mal es verdadero entendimiento».


¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Dichosos los que se deleitan en cumplir sus mandamientos y temen al Señor.


El que honra al Señor está seguro, y será un refugio para sus hijos.


Entonces los que respetaban y amaban al Señor hablaron de él a sus compañeros. Y el Señor anotó en un libro de memorias los nombres de los que honran y respetan su fama.


No teman a los que pueden matar el cuerpo pero no pueden tocar el alma. Sólo teman a Dios, que es el único que puede destruir alma y cuerpo en el infierno.


El que recibió los veinte mil pesos los invirtió también y ganó veinte mil pesos.


Hombre piadoso, al igual que su familia, daba limosnas a manos llenas para el pueblo de Israel y oraba sin cesar.


En todas las naciones él ve con agrado a las personas que lo adoran y actúan con justicia.


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