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1 Corintios 10:17 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

17 Por muchos que seamos, todos comemos del mismo pan, indicando que formamos parte de un solo cuerpo: el de Cristo.

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Biblia Reina Valera 1960

17 Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Aunque somos muchos, todos comemos de un mismo pan, con lo cual demostramos que somos un solo cuerpo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Así, siendo muchos formamos un solo cuerpo, porque el pan es uno y todos participamos del mismo pan.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Puesto que el pan es uno solo, los muchos somos un solo cuerpo; porque todos participamos del único pan.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Como es un solo pan, somos, aunque muchos, un solo cuerpo; ya que todos participamos de un solo pan.

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1 Corintios 10:17
17 Tagairtí Cros  

así sucede en la iglesia. Somos muchos miembros, pero formamos un solo cuerpo, y entre nosotros hay una dependencia mutua.


No se puede beber de la copa del Señor y también de la copa de los demonios. No se puede participar de la mesa del Señor y también de la mesa de los demonios.


El cuerpo humano, aunque es uno, está compuesto de muchos miembros; y esos miembros, aunque son muchos, forman un solo cuerpo. Lo mismo sucede con el cuerpo de Cristo.


Todos ustedes forman el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro necesario de ese cuerpo.


Este es el misterio: que los no judíos compartirán plenamente la herencia con Israel. Ambos son miembros del mismo cuerpo y participan de la misma promesa que Dios nos hizo en Cristo Jesús por medio de las buenas nuevas.


Por lo que él hace, cada una de las partes del cuerpo, según el don recibido, ayuda a las demás para que el cuerpo entero y unido crezca y se nutra de amor.


Dejen, por lo tanto, la mentira; díganse la verdad unos a otros siempre, porque somos miembros de un mismo cuerpo.


Somos un solo cuerpo y tenemos un mismo Espíritu; además, hemos sido llamados a una misma esperanza.


Sin embargo, no están conectados a Cristo, la cabeza, a la cual nosotros, que formamos su cuerpo, sí estamos unidos. Y lo estamos por medio de fuertes junturas y ligamentos, con lo cual crecemos a medida que Dios nos nutre.


La nacionalidad y la raza, la religión, la educación y la posición social carecen de importancia en esta vida. Lo que importa es que Cristo es todo y está en todos.


Que la paz de Dios reine en sus corazones, porque ese es su deber como miembros del cuerpo de Cristo. Y sean agradecidos.


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