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Eclesiastés 9:1 - Biblia Version Moderna (1929)

1 SIN embargo, apliqué mi corazón a todo esto, es decir, a escudriñar todo esto: que los justos y los sabios y sus obras en la mano de Dios están; pero que el proceder de éste indique amor u odio, no podrán saberlo los hombres: así el bien como el mal, todo está delante de ellos.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Ciertamente he dado mi corazón a todas estas cosas, para declarar todo esto: que los justos y los sabios, y sus obras, están en la mano de Dios; que sea amor o que sea odio, no lo saben los hombres; todo está delante de ellos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 También me dediqué a investigar lo siguiente: si bien Dios tiene en sus manos las acciones de los sabios y de los justos, nadie sabe si Dios les mostrará su favor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Reflexioné pues en todo eso y vi claramente que los justos, los sabios y sus obras están en las manos de Dios. ¿Lo quiere El o no? Los hombres no lo saben: les puede pasar cualquier cosa.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Por todo ello dediqué mi corazón para declarar que los justos y los sabios y sus obras, todas estas cosas, están en la mano de Dios, aun el amor y el odio, pero el hombre no lo sabe, aunque todo está delante de ellos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Me he dedicado a examinar todo esto y he visto que los justos, los sabios y sus obras están en la mano de Dios. El hombre no conoce el amor ni el odio: ambas cosas son para él

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Eclesiastés 9:1
31 Tagairtí Cros  

en cuya mano está el alma de todo ser viviente, y el hálito de todo el género humano.


He aquí que vosotros todos lo habéis visto, ¿por qué pues os habéis hecho tan enteramente vanos?


Yo empero acudiría a Dios, y al Altísimo encomendaría mi causa;


Tú lo has visto; porque miras el agravio y la vejación, para dar la recompensa con tu mano. A ti se encomienda el desvalido: tú eres el defensor del huérfano.


Mi vida está de continuo en mi mano; pero no me he olvidado de tu ley.


¡En tu mano encomiendo mi espíritu: Tú me has redimido, oh Jehová, Dios de verdad!


Porque tuve envidia de los soberbios, al ver la prosperidad de los inicuos.


Encomienda a Jehová tus obras, y serán confirmados tus propósitos.


Pues apliqué mi corazón a conocer la sabiduría, y a conocer la locura y la insensatez: y supe que esto también es correr tras el viento.


El insensato multiplica las palabras jactanciosas: aunque no sabe nadie lo que ha de ser; y lo que será después de él, ¿quién se lo anunciará?


Lo he visto todo en mis días de vanidad. Hay justos que perecen en su justicia; también inicuos hay que prolongan la vida en medio de su maldad.


Volvíme yo, y fijé mi corazón para conocer, y para averiguar e investigar la sabiduría, y la razón de las cosas; y para conocer la maldad de la insensatez, y la necedad de las locuras:


Hay otra vanidad que acontece sobre la tierra; a saber, el que haya justos a quienes les sucede conforme a la obra de los inicuos, y que haya inicuos a quienes les sucede conforme a la obra de los justos. Dije que esto también es vanidad.


¶Cuando apliqué mi corazón a conocer la sabiduría, y a mirar el trabajo que se hace sobre la tierra (pues hay quienes ni de día ni de noche ven con sus ojos el sueño),


Porque no hay quien sepa lo que ha de ser; ¿pues quién le puede manifestar cómo será?


También su amor, así como su odio y su envidia, ya ha mucho que perecieron, ni vuelven ellos a tener parte jamás en nada de lo que sucede debajo del sol.


Jehová, tú nos darás la paz; porque también todas nuestras obras las has hecho tú por nosotros.


a hombres y mujeres y niños,  juntamente con las hijas del rey y  toda persona que Nebuzaradán, capitán de la guardia, había dejado con Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, al profeta Jeremías también y a Baruc hijo de Nería;


Ciertamente él ha amado a nuestras tribus; todos sus santos están en tu mano; y ellos se sentaron a tus pies; cada uno recibió tus palabras.


Por causa de lo cual también padezco estas cosas; sin embargo, no me avergüenzo; porque yo sé a quien he creído, y estoy seguro que él es poderoso para guardar mi depósito hasta aquel día.


que por el poder de Dios sois guardados, por medio de la fe, para la salvación, que está preparada para ser revelada en el tiempo postrero.


Él guardará los pies de sus santos; mas los impíos enmudecerán en tinieblas; que por fuerza propia no prevalecerá ninguno.


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