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1 Reyes 19:4 - Biblia Version Moderna (1929)

4 mas él mismo caminó, desierto adentro, la jornada de un día: y llegado, sentóse debajo de un arbusto, y pidió para sí la muerte, diciendo: ¡Ya basta, oh Jehová, quítame la vida; porque no soy yo mejor que mis padres!

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Biblia Reina Valera 1960

4 Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Luego siguió solo todo el día hasta llegar al desierto. Se sentó bajo un solitario árbol de retama y pidió morirse: «Basta ya, Señor; quítame la vida, porque no soy mejor que mis antepasados que ya murieron».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Se adentró en el desierto durante todo un día de camino, luego fue a sentarse bajo un retamo y pidió la muerte: 'Basta, dijo. Yavé, toma mi vida, porque ya no valgo más que mis padres'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Y él se fue solo al desierto, donde anduvo todo un día; y llegó y se sentó debajo de un enebro, y ansiando morirse, dijo: ¡Basta ya, oh YHVH! ¡Quítame ahora la vida, porque no soy mejor que mis padres!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Continuó él por el desierto una jornada de camino y, echándose al fin bajo una retama, llegó a desearse la muerte diciendo: '¡Basta ya, Yahveh! ¡Quítame la vida, porque no soy yo mejor que mis padres!'.

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1 Reyes 19:4
19 Tagairtí Cros  

y siguió tras el varón de Dios, y le halló sentado debajo de un roble, y le dijo: ¿Eres tú el varón de Dios que viniste de Judá? Y él contestó: Sí, soy.


Y él, cuando vió esto, se levantó y fuése, huyendo por su vida; y llegado que hubo a Beerseba, que pertenece a Judá, dejó allí a su criado;


Y acostóse, y se quedó dormido debajo de un arbusto. Y he aquí que un ángel le tocó, y le dijo: ¡Levántate, come!


Y aconteció que mientras ellos seguían andando y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego, que los separaron al uno del otro; y subió Elías en un torbellino al cielo.


¡Ojalá que fuese otorgada mi petición, y que Dios me concediera lo que tanto anhelo!


¡que pluguiera a Dios aplastarme, que soltara su mano y acabara conmigo!


Entonces dije para mí: ¡No haré mención de él, ni hablaré más en su nombre! pero su palabra fué en mi corazón como fuego consumidor, encerrado en mis huesos; me cansé pues de refrenarme; no pude callar.


Pasad a Calne, y ved; y de allí pasad adelante a Hamat la grande; luego descended a Gat de los Filisteos; ¿son acaso ellas mejores que estos reinos de Israel? ¿o es más grande su territorio que vuestro territorio?


¡Ahora pues, oh Jehová, ruégote me quites la vida; porque para mí es ya mejor morir que vivir!


Y aconteció que cuando se levantó el sol, previno Dios un viento solano abrasador; y el sol dió sobre la cabeza de Jonás, de tal modo que desfallecía, y pidió para sí la muerte; diciendo: ¡Para mí mejor es morir que vivir!


¿Eres tú acaso mejor que No-amón, la que se sentaba entre los ríos, que tenía alrededor de sí las aguas; cuyo baluarte era el Nilo, y su muralla se levantaba desde el río?


Y si tú lo haces así conmigo, ¡mátame de una vez, te lo ruego, si he hallado gracia en tus ojos, y no vea yo más mi desdicha!


Mirad las aves del cielo, cómo ellas no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta: ¿no valéis vosotros mucho más que ellas?


y el pozo de Jacob estaba allí.  Jesús, por tanto, estando cansado a causa del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora de sexta.


¶¿Qué hay pues? ¿Nosotros acaso estamos en mejor caso que los gentiles? No, de ningún modo; porque hemos ya acusado tanto a los judíos como a los griegos, que todos están bajo el pecado;


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