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Salmos 94:2 - Biblia Martin Nieto

2 Levántate, juez de la tierra, dales su merecido a los soberbios.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Engrandécete, oh Juez de la tierra; Da el pago a los soberbios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Levántate, oh Juez de la tierra; dales su merecido a los orgullosos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Imponte tú, que juzgas a la tierra, dales su merecido a los soberbios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 ¡Levántate, oh Juez de la tierra, y da el pago a los soberbios!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Levántate, el que gobiernas en la tierra, da su merecido a los soberbios.

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Salmos 94:2
23 Tagairtí Cros  

¡Lejos de ti hacer tal cosa! ¡Hacer morir al justo con el pecador, tratarle como al culpable! ¡Nunca hagas eso! ¿El juez de toda la tierra no hará justicia?'.


Dios nuestro, júzgalos tú, pues nosotros nos sentimos impotentes frente a esta horda ingente que nos asalta. No sabemos qué hacer; nuestros ojos se vuelven a ti'.


Yo decía en mi turbación: 'Estoy dejado de tus ojos'; mas tú escuchaste la voz de mi plegaria, mi grito suplicante.


Que los cielos pregonen su justicia, porque el juez es Dios mismo.


Al maestro de coro. Salmo de David. Cántico


que el enemigo me persiga y que me alcance, que me estrelle vivo contra el suelo y esparza mis entrañas en el polvo.


Álzate, oh Dios, y defiende tu causa, recuerda las continuas blasfemias de estos locos;


Levántate, oh Dios, haz justicia en la tierra, pues tú imperas sobre todas las naciones.


Cuando el Señor haya concluido toda su obra en el monte Sión y en Jerusalén, castigará la altivez del corazón del rey de Asiria y la arrogancia de sus ojos altaneros.


La arrogancia humana será humillada, el orgullo del hombre será abatido; sólo el Señor será exaltado el día aquel.


¿A quién has injuriado y ultrajado? ¿Contra quién has levantado la voz y alzado altivamente tus miradas? ¡Contra el Santo de Israel!


Por haberte envalentonado contra mí, pues tu insolencia y tu furor contra mí han llegado a mis oídos, voy a poner mi anillo en tu nariz y mi freno en tus labios, para hacerte volver por el camino por donde has venido.


Aquel día -dice el Señor-, yo quitaré de en medio de ti tus caballos y destruiré tus carros;


pues todos debemos comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada cual reciba lo que mereció durante su vida mortal, conforme a lo que hizo, bueno o malo.


De igual manera vosotros, jóvenes, vivid sumisos a los ancianos. Revestíos todos mutuamente de humildad, como servidores unos de los otros; porque Dios se enfrenta a los soberbios, pero da su gracia a los humildes.


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