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Salmos 18:8 - Biblia Martin Nieto

8 Entonces se estremeció, tembló la tierra, las bases de los montes vacilaron, retemblaron al estallido de su ira;

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Biblia Reina Valera 1960

8 Humo subió de su nariz, Y de su boca fuego consumidor; Carbones fueron por él encendidos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 De su nariz salía humo a raudales; de su boca saltaban violentas llamas de fuego. Carbones encendidos se disparaban de él.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Subía humo de sus narices y de su boca salía un fuego abrasador que arrojaba carbones encendidos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 De su nariz se alzó una humareda, Un fuego voraz de su boca, Ascuas de fuego se encendían en Él.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 La tierra treme toda y se perturba, las bases de los montes se estremecen y palpitan, a causa de su ira.

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Salmos 18:8
18 Tagairtí Cros  

Volvió la vista hacia Sodoma y Gomorra y hacia toda la vega, y vio cómo de la vega subía humo como el de un horno.


Para él el hierro es paja, y el bronce, madera carcomida.


Cuando él mira a la tierra, ésta tiembla; toca las montañas, y echan humo.


hará llover brasas de fuego sobre los injustos, azufre y viento abrasador serán la porción de su copa.


Tu mano alcanzará a tus enemigos, tu derecha caerá sobre los que te odian.


Ya viene nuestro Dios y no se callará. Un fuego que devora lo precede, y en torno a él una borrasca brama.


El que escape al grito del terror caerá en la fosa, y el que escape de la fosa quedará preso en la red; pues las esclusas de allá arriba se abrirán y se conmoverán los cimientos de la tierra.


Un río de fuego manaba y salía delante de él. Miles de millares le servían, millones y millones estaban de pie en su presencia. El tribunal se sentó y los libros se abrieron.


Salió entonces de la presencia del Señor un fuego que los abrasó. Así murieron en presencia del Señor.


Causé entre vosotros desastres como los causó el Señor en Sodoma y Gomorra, y fuisteis como un tizón salvado de un incendio; ¡y no habéis vuelto a mí!, dice el Señor.


El pueblo se quejó al Señor de sus desgracias. El Señor lo oyó, montó en cólera y mandó contra ellos un fuego, que devoró uno de los flancos del campamento.


Un fuego que salía del Señor devoró a los 250 hombres que ofrecían el incienso.


El Señor lo separará de las tribus de Israel para su perdición, según las maldiciones de la alianza escritas en este libro de la ley.


Si alguno intenta hacerles daño, saldrá fuego de su boca, que devorará a sus enemigos. Así perecerá el que intente hacerles daño.


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