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Oseas 3:1 - Biblia Martin Nieto

1 El Señor me dijo: 'Vete otra vez, ama a una mujer amada por su marido y adúltera, como el Señor ama a los israelitas mientras ellos se vuelven a otros dioses y gustan de las tortas de uva'.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Me dijo otra vez Jehová: Ve, ama a una mujer amada de su compañero, aunque adúltera, como el amor de Jehová para con los hijos de Israel, los cuales miran a dioses ajenos, y aman tortas de pasas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Entonces el Señor me dijo: «Ve y ama otra vez a tu esposa, aun cuando ella comete adulterio con un amante. Esto ilustrará que el Señor aún ama a Israel, aunque se haya vuelto a otros dioses y le encante adorarlos».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Yavé me dijo: 'Vuelve a querer de nuevo a una mujer adúltera que hace el amor con otros, así como Yavé ama a los hijos de Israel a pesar de que lo han dejado por otros dioses y les ofrecen tortas de pasas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Me dijo YHVH: Ve otra vez, ama a una mujer amada por su marido,° y aún así, adúltera, Tal como YHVH ama a los hijos de Israel, Aunque siguen a dioses ajenos, Y aman las tortas de uvas pasas.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Yahveh me dijo: 'Vete otra vez y ama a una mujer que ama a otro y es adúltera, como ama Yahveh a los hijos de Israel, aunque ellos se vuelven a otros dioses y se complacen en las tortas de pasas'.

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Oseas 3:1
34 Tagairtí Cros  

Y distribuyó a todos los israelitas presentes, hombres y mujeres, una torta de pan a cada uno, un pedazo de carne y un racimo de uvas pasas; luego todo el pueblo se fue cada uno a su casa.


pero el Señor tuvo compasión de ellos y, en atención a su pacto con Abrahán, Isaac y Jacob, no quiso destruirlos, y hasta el presente no los ha echado de su presencia.


y distribuyó a todos los israelitas presentes, hombres y mujeres, una torta de pan a cada uno, un pedazo de carne y un racimo de uvas pasas.


Pero en tu inmensa bondad no los aniquilaste ni los abandonaste, porque eres un Dios clemente y misericordioso.


Como están los ojos del esclavo fijos en su señor, como están los ojos de la esclava fijos en su señora, así están nuestros ojos fijos en el Señor, nuestro Dios, hasta que se compadezca de nosotros.


Al día siguiente se levantaron temprano y ofrecieron holocaustos y sacrificios de reconciliación. El pueblo se sentó a comer y beber y se levantaron después para divertirse.


Confortadme con pasteles de uvas, reanimadme con manzanas, porque enferma estoy de amor.


Volveos a mí y os salvaréis, confines todos de la tierra, porque yo soy Dios y nadie más.


Mas como una mujer traiciona a su amante, así me ha traicionado a mí la casa de Israel -dice el Señor-.


¿Es para mí Efraín un hijo tan querido, un niño que hace mis delicias? Pues cada vez que lo amenazo me vuelvo a acordar de él, se me conmueven las entrañas y tengo compasión de él -dice el Señor-.


¿Cómo voy a abandonarte, Efraín; cómo voy a traicionarte, Israel? ¿Es que voy a tratarte como a Admá, y dejarte igual que a Seboín? Mi corazón se revuelve dentro de mí, y todas mis entrañas se estremecen.


De lo contrario, la dejaré desnuda, como el día en que nació; la dejaré como un desierto, la reduciré a tierra seca y la haré morir de sed.


para entregarse a la prostitución. El vino y el mosto hacen perder el seso.


En el día de nuestro rey los jefes se aturdieron con el vapor del vino, y él tendió la mano a los criminales.


porque se acuestan junto a cualquier altar sobre ropas tomadas en prenda, y en la casa de su Dios beben el vino de las multas.


los que beben el vino en ánforas y se ungen con el perfume más fino, pero no se preocupan de la ruina de José.


Pero yo clavo mis ojos en el Señor; yo espero en Dios, mi salvador; mi Dios me escuchará.


Por tanto, esto dice el Señor: Me compadezco de nuevo de Jerusalén; mi casa será edificada en ella, palabra del Señor todopoderoso, y la plomada será tendida sobre Jerusalén.


Jesús le dijo: 'Amigo, ¡a lo que vienes!'. Entonces se acercaron a Jesús, le echaron mano y lo prendieron.


No podéis beber a la vez el cáliz del Señor y el de los demonios. No podéis participar a la vez de la mesa del Señor y de la de los demonios.


No os hagáis idólatras, como algunos de ellos, según dice la Escritura: El pueblo se sentó a comer y beber, y se levantó para divertirse.


Ya es suficiente que hayáis empleado el tiempo pasado en vivir a lo pagano, en groserías, liviandades, desenfrenos, orgías borracheras y nefandas idolatrías.


Quitaron de en medio de ellos los dioses extranjeros y adoraron al Señor. Y él no pudo soportar por más tiempo la aflicción de Israel.


ellos salieron al campo, vendimiaron sus viñas, pisaron la uva y organizaron una gran fiesta; entraron en el templo de su dios, comieron y bebieron y maldijeron a Abimelec.


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