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Números 22:6 - Biblia Martin Nieto

6 Ven, por favor, y maldice a este pueblo, que es más numeroso que yo; a ver si podemos derrotarlo y expulsarlo, pues yo sé que es bendito aquel a quien tú bendices y maldito aquel a quien tú maldices'.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Ven pues, ahora, te ruego, maldíceme este pueblo, porque es más fuerte que yo; quizá yo pueda herirlo y echarlo de la tierra; pues yo sé que el que tú bendigas será bendito, y el que tú maldigas será maldito.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Ven, por favor, maldíceme a este pueblo, porque es demasiado poderoso para mí. De esa manera quizás yo pueda conquistarlos y expulsarlos de la tierra. Yo sé que sobre el pueblo que tú bendices, caen bendiciones y al pueblo que tú maldices, le caen maldiciones».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Ven pues, por favor, y maldice a ese pueblo porque es más poderoso que yo. A lo mejor así puedo vencerlo y expulsarlo del país, porque sé que lo que tú bendices queda bendito y lo que maldices, maldito está.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Ven ahora, te ruego, y maldíceme a este pueblo porque es demasiado poderoso para mí. Quizá yo pueda herirlo, y lo echaremos de la tierra, porque yo sé que a quien tú bendigas, será bendito, y al que tú maldigas, será maldito.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Ven, pues, ahora y maldíceme a este pueblo; pues es más fuerte que yo. Tal vez así pueda yo derrotarlo y arrojarlo del país; pues sé que aquel a quien tu bendices queda bendito, y aquel a quien tú maldices queda maldito'.

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Números 22:6
23 Tagairtí Cros  

Yo bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan. Por ti serán bendecidas todas las comunidades de la tierra'.


Que los pueblos te sirvan y las naciones se inclinen ante ti. Sé señor de tus hermanos e inclínense ante ti los hijos de tu madre. Maldito sea el que te maldiga y bendito el que te bendiga'.


El mensajero que había ido a llamar a Miqueas le dijo: 'Mira que los profetas, todos a una, profetizan éxito al rey: haz tú como ellos, y profetiza el triunfo'.


Entonces el rey de Israel reunió a los profetas, cuatrocientos, y les dijo: '¿Debo atacar a Ramot de Galaad, o no?'. Respondieron: 'Atácala, porque el Señor la pondrá en tus manos'.


El rey de Israel respondió a Josafat: 'Hay todavía uno por medio del cual podemos consultar al Señor; pero yo le odio porque nunca me profetiza cosas buenas, sino cosas malas. Es Miqueas, hijo de Yimlá'. Josafat dijo: 'No hable así el rey'.


por no haber salido a recibir a los israelitas con pan y agua y por haber alquilado a Balaán para que los maldijese, aunque nuestro Dios cambiara la maldición en bendición.


Ellos maldicen, pero tú bendices, que ellos se avergüencen y tu siervo se alegre;


Como un pájaro que escapa y una golondrina que vuela, así la maldición sin motivo no tiene efecto.


Tienen visiones falsas y profetizan mentiras los que dicen: ¡Oráculo del Señor!, sin que el Señor los haya mandado, ¡y esperan que se cumpla su palabra!


Pueblo mío, recuerda lo que tramaba contra ti Balac, rey de Moab, y lo que contestó Balaán, hijo de Beor. Acuérdate de Sitín y de Guilgal, para que conozcas las obras justas del Señor'.


Dios dijo a Balaán: 'Tú no irás con ellos ni maldecirás a ese pueblo, que es bendito'.


pues te colmaré de honores y haré lo que me digas. Ven y maldice a este pueblo'.


Balac le contestó: 'Ven conmigo a otro sitio. Desde aquí no ves más que uno de los extremos del pueblo, no lo puedes ver entero. Maldícemelo desde allí'.


Balac dijo a Balaán: 'Ven, que te llevo a otro sitio, a ver si finalmente Dios cree oportuno que me lo maldigas desde allí'.


Se agazapa, se echa como un león, como una leona. ¿Quién lo levantará? ¡Bendito sea el que te bendiga, y maldito el que te maldiga!'.


Otra vez, cuando íbamos al lugar de la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía un espíritu adivinador, la cual con sus adivinaciones procuraba a sus amos muchas ganancias.


ni el amonita, ni el moabita, ni sus descendientes, aun de la décima generación, y esto para siempre,


Balac, hijo de Sipor, rey de Moab, se levantó para hacer la guerra a Israel y mandó llamar a Balaán, hijo de Beor, para que os maldijese.


Y le dijo: '¿Te has creído que soy un perro, para venir contra mí con un cayado?'. Luego maldijo a David por sus dioses,


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