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Números 11:2 - Biblia Martin Nieto

2 El pueblo llamó a gritos a Moisés, el cual intercedió por ellos ante el Señor y el fuego se apagó.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Entonces el pueblo clamó a Moisés, y Moisés oró a Jehová, y el fuego se extinguió.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Así que el pueblo pidió ayuda a gritos a Moisés, y cuando él oró al Señor, el fuego se apagó.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Entonces el pueblo le suplicó a Moisés. Moisés intercedió ante Yavé y el fuego se apagó.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Entonces el pueblo clamó a Moisés, y Moisés oró a YHVH, y el fuego se extinguió.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Clamó entonces el pueblo a Moisés, Moisés intercedió ante Yahveh, y el fuego se apagó.

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Números 11:2
23 Tagairtí Cros  

Dios pensaba ya aniquilarlos; pero Moisés, su elegido, se interpuso ante él y le hizo apartar su ira destructora.


Moisés salió de la casa del Faraón y rezó al Señor.


'Si de verdad he hallado gracia a tus ojos, Señor, que el Señor marche en medio de nosotros; porque éste es un pueblo de cabeza dura; pero tú perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado y tómanos por tu heredad'.


El Señor, tu Dios, habrá oído las palabras del general que el rey de Asiria, su señor, mandó a insultar al Dios vivo, y el Señor, tu Dios, lo castigará. Eleva, pues, una oración por el resto que aún subsiste'.


El Señor me dijo: 'Aunque se presentaran ante mí Moisés y Samuel, mi alma no se inclinaría hacia este pueblo. Échalos de mi presencia, que se vayan.


El rey Sedecías mandó a Yucal, hijo de Selemías, y al sacerdote Sofonías, hijo de Maasías, a decir al profeta Jeremías: 'Ruega por nosotros al Señor, nuestro Dios'.


se presentaron al profeta Jeremías y le dijeron: 'Acoge por favor nuestros ruegos y pide al Señor, tu Dios, por este pequeño resto que somos nosotros, ya que de tantos como éramos hemos quedado pocos, como estás viendo con tus propios ojos.


Aarón dijo a Moisés: '¡Por favor, mi señor! No cargues sobre nosotros el peso del pecado que neciamente hemos cometido, del cual somos culpables.


Moisés suplicó al Señor: 'Cúrala, oh Dios, por favor'.


El pueblo fue a decir a Moisés: 'Hemos pecado murmurando contra el Señor y contra ti. Pide al Señor que aleje de nosotros las serpientes'. Moisés intercedió por el pueblo.


Simón respondió: 'Pedid vosotros por mí al Señor para que no me suceda nada de lo que acabáis de decir'.


Tal era precisamente el sumo sacerdote que nos convenía: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y elevado más alto que los cielos;


Confesaos los pecados unos a otros y rezad unos por otros, para que os curéis. La oración fervorosa del justo tiene un gran poder.


Si alguno ve a su hermano cometer un pecado que lleve a la muerte, rece por él, y Dios le dará la vida; esto lo digo para los pecados que no llevan a la muerte. Hay un pecado que lleva a la muerte; por éste no digo que recen.


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