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Mateo 26:38 - Biblia Martin Nieto

38 Y les dijo: 'Me muero de tristeza. Quedaos aquí y velad conmigo'.

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Biblia Reina Valera 1960

38 Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

38 Les dijo: «Mi alma está destrozada de tanta tristeza, hasta el punto de la muerte. Quédense aquí y velen conmigo».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

38 Y les dijo: 'Siento una tristeza de muerte. Quédense aquí conmigo y permanezcan despiertos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

38 y les dice: Una tristeza mortal está sobrecogiendo° mi alma. ¡Quedaos aquí y velad conmigo!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

38 Entonces les dice: 'Siento tristezas de muerte; quedaos aquí y velad conmigo'.

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Mateo 26:38
19 Tagairtí Cros  

Me cercaron los lazos de la muerte, me sorprendieron las redes del abismo, me hundí en la angustia y la tristeza;


Quiero recordar aquello y desahogar mi alma; cuando entraba en la casa de Dios como en cortejo noble, al son de gritos de alegría y dando gracias entre la multitud en fiesta.


'Me he quitado ya mi túnica; ¿he de ponérmela otra vez? Me he lavado los pies; ¿los volveré a manchar?'.


Pero el Señor quiso destrozarlo con padecimientos. Si él ofrece su vida por el pecado, verá descendencia, prolongará sus días, y la voluntad del Señor se cumplirá gracias a él.


Por eso le daré en herencia multitudes, y gente innumerable recibirá como botín, pues se entregó indefenso a la muerte y fue contado entre los malhechores, él, que llevaba los pecados de muchos e intercedía por los malhechores.


Despreciado, desecho de la humanidad, hombre de dolores, avezado al sufrimiento, como uno ante el cual se oculta el rostro, era despreciado y desestimado.


Por tanto, estad en guardia, porque no sabéis el día ni la hora'.


y les dijo: 'Me muero de tristeza; quedaos aquí y velad conmigo'.


Ahora estoy profundamente angustiado. ¿Y qué voy a decir? ¿Pediré al Padre que me libre de esta hora? No, pues para esto precisamente he llegado a esta hora.


El que no perdonó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará gratuitamente con él todas las cosas?


Al que no conoció pecado, le hizo pecado en lugar nuestro, para que nosotros seamos en él justicia de Dios.


Cristo nos liberó de la maldición de la ley, haciéndose maldición por nosotros, como dice la Escritura: Maldito el que está colgado en un madero,


él que llevó en su propio cuerpo nuestros pecados sobre la cruz para que, muertos para el pecado, vivamos para la justicia: por sus heridas hemos sido curados.


Pues también Cristo murió una vez por los pecados el justo por los injustos, con el fin de llevarnos a Dios. Sufrió la muerte corporal, pero fue devuelto a la vida espiritual;


Se acerca el fin de todas las cosas. Sed sobrios y dedicaos a la oración.


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