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Marcos 4:39 - Biblia Martin Nieto

39 Él se levantó, increpó al viento y dijo al mar: '¡Calla! ¡Cálmate!'. Y el viento cesó y se hizo una gran calma.

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Biblia Reina Valera 1960

39 Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

39 Cuando Jesús se despertó, reprendió al viento y dijo a las olas: «¡Silencio! ¡Cálmense!». De repente, el viento se detuvo y hubo una gran calma.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

39 El entonces se despertó. Se encaró con el viento y dijo al mar: 'Cállate, cálmate. El viento se apaciguó y siguió una gran calma.

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La Biblia Textual 3a Edicion

39 Y despertándose, reprendió al viento, y dijo al mar: ¡Calla, enmudece! Y el viento cesó y se produjo una calma absoluta.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

39 Entonces él se levantó, increpó al viento y dijo al mar: '¡Calla! ¡Enmudece!'. El viento amainó y sobrevino una gran calma.

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Marcos 4:39
21 Tagairtí Cros  

y le dije: 'No pasarás de aquí, aquí se romperá la soberbia de tus olas'?


Redujo la tempestad a suave brisa y las olas se calmaron.


fuego y granizo, nieve y bruma, viento de tempestad que ejecuta sus órdenes,


El Señor asienta su trono encima del diluvio, el Señor gobierna como rey eterno.


tú, que afirmas los montes con tu fuerza y te ciñes de bravura;


Señor omnipotente, ¿quién hay como tú?; tu poder, Señor, es tu lealtad.


Tú alza tu bastón, extiende la mano sobre el mar y divídelo para que los israelitas pasen por medio del mar en seco.


Los israelitas entraron en medio del mar sin mojarse, mientras las aguas formaban como una muralla a ambos lados.


cuando asignó su límite al mar para que las aguas no salieran de sus límites, cuando echó los cimientos de la tierra,


¿No lograréis temerme -dice el Señor-, no temblaréis ante mí, que he puesto la arena como límite al mar, como barrera eterna que no ha de traspasar? Por más que se agita, es impotente; sus olas braman, mas no la rebasarán.


Pues el Señor no rechaza para siempre.


Grita contra el mar y el mar se seca, y agota todos los ríos. El Basán y el Carmelo se marchitan, y el verdor del Líbano se amustia.


Jesús les dijo: '¿Por qué tembláis, hombres de poca fe?'. Entonces se levantó, increpó a los vientos y al mar y sobrevino una gran calma.


Jesús estaba durmiendo sobre un cabezal en la popa. Ellos lo despertaron y le dijeron: 'Maestro, ¿no te importa que perezcamos?'.


Jesús, al ver que acudía más gente, increpó al espíritu inmundo diciendo: 'Espíritu mudo y sordo, yo te lo ordeno: Sal del muchacho y nunca más vuelvas a entrar en él'.


Jesús le increpó: 'Cállate, y sal de él'. El demonio lo tiró por tierra, pero salió de él sin hacerle daño.


Él se inclinó sobre ella, ordenó a la fiebre, y la fiebre la dejó. Ella se levantó inmediatamente y se puso a atenderle.


Los discípulos se acercaron y lo despertaron, diciendo: '¡Maestro, maestro, que perecemos!'. Él se levantó, increpó al viento y a las olas, que cesaron, y se hizo la calma.


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