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Malaquías 3:5 - Biblia Martin Nieto

5 Yo vendré a juzgaros; seré testigo acusador contra los hechiceros, contra los adúlteros y los perjuros, contra los que explotan al jornalero, a la viuda y al huérfano y violan el derecho del extranjero sin ningún temor de mí -dice el Señor todopoderoso-.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Y vendré a vosotros para juicio; y seré pronto testigo contra los hechiceros y adúlteros, contra los que juran mentira, y los que defraudan en su salario al jornalero, a la viuda y al huérfano, y los que hacen injusticia al extranjero, no teniendo temor de mí, dice Jehová de los ejércitos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 »En ese día, yo los pondré a juicio. Estoy ansioso por dar testimonio contra todos los hechiceros, los adúlteros y los mentirosos. Declararé en contra de los que estafan a sus empleados con sus sueldos, de los que oprimen a viudas y huérfanos o privan de justicia a los extranjeros que viven entre ustedes, porque gente que hace estas cosas no me teme», dice el Señor de los Ejércitos Celestiales.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Cuando venga a ustedes para hacer justicia, exigiré un castigo inmediato para los hechiceros y los adúlteros, para los que hacen falsos juramentos, para los que abusan del asalariado, de la viuda y del huérfano, para los que no respetan los derechos del extranjero.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Vendré a vosotros para celebrar juicio, y seré testigo exacto contra los hechiceros y los adúlteros, contra quienes juran en falso, contra quienes defraudan el salario del jornalero, de la viuda y del huérfano, y contra los que hacen tropezar al extranjero, no teniendo temor de mí, dice YHVH Sebaot.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Me llegaré a vosotros para el juicio y seré un testigo irrefutable contra los hechiceros y adúlteros, contra los que juran en falso, contra los que defraudan el jornal del jornalero, avasallan a la viuda y al huérfano y oprimen al forastero mostrando así que no me temen -dice Yahveh Sebaot-.

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Malaquías 3:5
63 Tagairtí Cros  

Abrahán respondió: 'Yo me dije: Seguramente no hay temor de Dios en esta tierra y me matarán a causa de mi mujer.


Al tercer día José les dijo: 'Haced esto para salvar la vida, porque yo temo a Dios:


en cambio, los gobernadores que me habían precedido habían gravado al pueblo, percibiendo de él, en concepto de pan y vino, cuarenta monedas de plata cada día; y sus criados también oprimían al pueblo; pero yo no obré así, porque temía a Dios.


un fuego que devora hasta la perdición y que habría consumido todas mis cosechas.


Como el esclavo suspira por la sombra, como obrero que espera su salario,


Al maestro de coro; del siervo del Señor. De David


Gritaste en la opresión y te salvé, te respondí oculto entre los truenos, en las aguas de Meribá te puse a prueba'.


delante del Señor, porque ya viene, porque viene para gobernar la tierra, para implantar en el mundo la justicia, y entre todos los pueblos la lealtad.


delante del Señor, porque ya viene para gobernar la tierra, para implantar en el mundo la justicia y entre todos los pueblos la lealtad.


Pero las parteras temieron a Dios y no hicieron lo que les había mandado el rey de Egipto, sino que dejaban vivir también a los niños.


Pero escógete de entre el pueblo hombres capaces, temerosos de Dios, hombres íntegros, libres de la avaricia, y constitúyelos sobre el pueblo como jefes de millar, de centena, de cincuentena y de decena;


No tomarás el nombre del Señor en vano, porque el Señor no dejará sin castigo al que toma su nombre en vano.


No explotarás ni oprimirás al extranjero, porque también vosotros fuisteis extranjeros en Egipto.


La bondad y la fidelidad reparan el pecado, con el temor de Dios se evita el mal.


Temer al Señor es aborrecer el mal; la arrogancia y el orgullo, la mala conducta y la boca perversa, las detesto.


Mas vosotros acercaos, hijos de hechicera, raza de adúltera y prostituta.


Pues el país está lleno de adúlteros; a causa de la maldición el país está de luto, resecos los oasis del desierto. El afán de su carrera es el mal; su esfuerzo, la injusticia.


Mentira tan sólo os profetizan, cuyo resultado será que os harán salir de vuestra tierra, que yo os disperse y perezcáis.


No hagáis caso, por tanto, a vuestros profetas, adivinos, soñadores, agoreros y magos que os dicen: 'Vosotros no serviréis al rey de Babilonia'.


Porque hicieron algo que es una infamia en Israel: cometieron adulterio con mujeres de otros y pronunciaron en mi nombre palabras falsas, cosas no ordenadas por mí. Yo lo sé muy bien y soy testigo de ello -dice el Señor-'.


Ellos dijeron a Jeremías: 'Que el Señor sea testigo fidedigno y fiel contra nosotros, si no hacemos todo lo que el Señor, tu Dios, nos mande decir por medio de ti.


Pues, aunque dicen: '¡Vive Dios!', ciertamente juran en falso.


¿Y no he de castigar todo esto? -dice el Señor-. ¿No me vengaré de una nación como ésta?


No oprimas ni explotes a tu prójimo; no retengas el salario del jornalero hasta la mañana siguiente.


En cuanto al hombre que comete adulterio con una mujer casada: el hombre que comete adulterio con la mujer de su prójimo, será castigado con la muerte, él y la mujer.


Todo hombre o mujer que se dedique a la nigromancia o a la adivinación será matado a pedradas; caiga su sangre sobre ellos'.


Si alguno acude a los nigromantes y recurre a los adivinos prostituyéndose con ellos, yo me volveré contra él y lo extirparé de su pueblo.


Escuchad, pueblos todos, presta oído, tierra y todo cuanto te llena; el Señor va a testificar contra vosotros, el Señor desde su santo templo.


¿No eres tú el Señor desde el principio, mi Dios, mi santo? Tú eres inmortal. Señor, tú los has puesto para ejercer el derecho, los has establecido para hacer justicia.


Después les dije: Si os parece bien, dadme mi salario; y si no, dejadlo. Y me pagaron treinta monedas de plata.


El hijo honra a su padre, el siervo honra a su señor. Pues si yo soy padre, ¿dónde está el honor que me pertenece? Y si soy señor, ¿dónde el respeto que se me debe?, dice el Señor todopoderoso justamente a vosotros, sacerdotes, que mientras despreciáis mi nombre, todavía decís: ¿En qué hemos despreciado tu nombre?


Y decís: '¿Por qué?'. Porque el Señor es testigo entre ti y la esposa de tu juventud, a la que tú fuiste infiel, siendo así que ella era tu compañera, tu elegida.


Vosotros cansáis al Señor con vuestras palabras, y sin embargo decís: '¿En qué le hemos cansado?'. Con esto afirmáis: 'Todo el que hace el mal es bien visto por el Señor y él lo acepta complacido', o '¿dónde está el Dios de la justicia?'.


Pero el otro le reprendió diciendo: '¿Ni siquiera temes a Dios tú que estás en el mismo suplicio?


Entonces, ¿por qué -como se nos calumnia y como afirman algunos que decimos nosotros- no hemos de hacer el mal para que venga el bien? La condenación de éstos es justa.


y, al darle la libertad, no le despedirás con las manos vacías,


No haya en medio de ti quien queme en sacrificio a su hijo o a su hija, ni quien practique la adivinación, el sortilegio, la superstición,


No violes el derecho del emigrante, ni el del huérfano, ni tomes en prenda los vestidos de la viuda.


¡Maldito el que viole el derecho del emigrante, del huérfano y la viuda! Y todo el pueblo responderá: ¡Amén!


No pronunciarás el nombre del Señor en falso, pues el Señor no perdona a quien pronuncia su nombre en falso.


Que en este punto nadie abuse ni engañe a su hermano, pues el Señor tomará venganza de todo esto, como ya os lo dejamos dicho y recalcado.


Que el matrimonio sea tenido en gran honor y el lecho conyugal esté sin mancha, porque Dios juzgará a los lujuriosos y a los adúlteros.


Hermanos míos, ante todo no juréis ni por el cielo ni por la tierra, ni con cualquier otro juramento, sino que vuestro 'sí' sea 'sí' y vuestro 'no', 'no', para no incurrir en condenación.


El jornal de los obreros que segaron vuestros campos, defraudado por vosotros, clama, y los lamentos de los segadores han llegado a los oídos del Señor todopoderoso.


Pero los cobardes, los incrédulos, los depravados, los homicidas, los lujuriosos, los hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su herencia en el estanque ardiente de fuego y de azufre: ésta es la segunda muerte'.


Fuera los perros, los hechiceros, los impuros, los homicidas, los idólatras y todos los que aman y practican la mentira.


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