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Lucas 7:37 - Biblia Martin Nieto

37 Había en la ciudad una mujer pecadora, la cual, al enterarse de que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, se presentó allí con un vaso de alabastro lleno de perfume,

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Biblia Reina Valera 1960

37 Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

37 Cuando cierta mujer de mala vida que vivía en la ciudad se enteró de que Jesús estaba comiendo allí, llevó un hermoso frasco de alabastro lleno de un costoso perfume.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

37 En aquel pueblo había una mujer conocida como una pecadora; al enterarse de que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, tomó un frasco de perfume, se colocó detrás de él, a sus pies,

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La Biblia Textual 3a Edicion

37 Y he aquí una mujer que era pecadora en la ciudad, al enterarse de que estaba reclinado a la mesa en la casa del fariseo, llevó un frasco° de alabastro lleno° de perfume,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

37 Y en esto, una mujer pecadora que había en la ciudad, al saber que él estaba comiendo en la casa del fariseo, llevó consigo un frasco de alabastro lleno de perfume,

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Lucas 7:37
18 Tagairtí Cros  

¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre?'. Le contestaron: 'El primero'. Jesús dijo: 'Os aseguro que los publicanos y las prostitutas entrarán en el reino de Dios antes que vosotros.


El publicano, por el contrario, se quedó a distancia y no se atrevía ni a levantar sus ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía: Dios mío, ten compasión de mí, que soy un pecador.


Al ver esto, todos murmuraban y decían: 'Se ha hospedado en casa de un pecador'.


Los fariseos y los maestros de la ley murmuraban diciendo a sus discípulos: '¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores?'.


No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores para que se conviertan'.


Ha venido el hijo del hombre, que come y bebe, y decís: Éste es un comilón y un borracho.


Un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús fue a su casa y se puso a la mesa.


María era la que ungió con perfume al Señor y le enjugó los pies con sus cabellos; su hermano estaba enfermo.


Llamaron otra vez al que había sido ciego, y le dijeron: 'Di la verdad ante Dios; nosotros sabemos que este hombre es pecador'.


Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino al que le es fiel y hace su voluntad.


pero Dios mostró su amor para con nosotros en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.


Esta doctrina es digna de crédito y debe ser aceptada sin reserva: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, el primero de los cuales soy yo.


conscientes de que la ley no es para el justo, sino para los malvados y los rebeldes, los criminales y los pecadores, los sacrílegos y los profanadores, los parricidas y los matricidas, los asesinos,


Pues si el justo se salva a duras penas, ¿adónde irán a parar el injusto y el pecador?.


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