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Lucas 6:23 - Biblia Martin Nieto

23 Alegraos aquel día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Así trataban también sus padres a los profetas'.

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Biblia Reina Valera 1960

23 Gozaos en aquel día, y alegraos, porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos; porque así hacían sus padres con los profetas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

23 Cuando les suceda eso, pónganse contentos. ¡Sí, salten de alegría, porque les espera una gran recompensa en el cielo! Y recuerden que los antepasados de ellos trataron a los antiguos profetas de la misma manera.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 Alégrense en ese momento y llénense de gozo, porque les espera una recompensa grande en el cielo. Recuerden que de esa manera trataron también a los profetas en tiempos de sus padres.

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 Regocijaos en ese día y saltad de gozo, porque he aquí vuestra recompensa será grande en el cielo. Porque del mismo modo hacían sus padres con los profetas.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 Alegraos aquel día y saltad de gozo; porque mirad: vuestra recompensa será grande en el cielo. Porque de la misma manera trataban sus padres a los profetas.

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Lucas 6:23
45 Tagairtí Cros  

Cuando el arca del Señor llegó a la ciudad de David, Mical, hija de Saúl, estaba mirando por la ventana y, al ver al rey David saltando y bailando, lo despreció en su corazón.


cuando Jezabel exterminó a los profetas del Señor, Abdías recogió a cien profetas y los ocultó en grupos de cincuenta en unas cuevas, proveyéndoles de pan y agua.


Respondió: 'Me he abrasado en celo por el Señor todopoderoso, porque los israelitas han abandonado tu alianza, han destruido tus altares, han pasado a espada a tus profetas. He quedado yo solo, y me buscan para quitarme la vida'.


Respondió: 'Me he abrasado en celo por el Señor todopoderoso, porque los israelitas han abandonado tu alianza, han destruido tus altares, han pasado a espada a tus profetas. He quedado yo solo y me buscan para quitarme la vida'.


Y entonces Jezabel envió este mensaje a Elías: 'Esto y cosa peor hagan conmigo los dioses si mañana a estas horas no te he puesto a ti como a uno de ellos'.


Ajab dijo a Elías: '¿Así que me has sorprendido, enemigo mío?'. 'Sí, te he sorprendido -respondió Elías-; por haberte prestado a hacer lo que es malo a los ojos del Señor,


y diles: Ésta es la orden del rey: Meted a este hombre en la cárcel y tenedlo a pan y agua, y poco de cada cosa, hasta que yo vuelva sano y salvo'.


El rey de Israel respondió a Josafat: 'Hay todavía uno por medio del cual podemos consultar al Señor; pero yo le odio porque nunca me profetiza cosas buenas, sino cosas malas. Es Miqueas, hijo de Yimlá'. Josafat dijo: 'No hable así el rey'.


Luego dijo: 'El Señor me castigue si la cabeza de Eliseo, hijo de Safat, queda hoy sobre sus hombros'.


Pero ellos hacían escarnio de los enviados de Dios, despreciaban sus palabras, se burlaban de sus profetas, hasta el punto que la ira del Señor contra su pueblo se hizo irremediable.


Pero fueron insolentes, se rebelaron contra ti y echaron tu ley a sus espaldas; mataron a tus profetas, que les exhortaban a convertirse a ti, y te ofendieron gravemente.


El justo se alegrará viendo la venganza, lavará sus pies en la sangre de los criminales.


Saltará el cojo como un ciervo, la lengua del mudo gritará de júbilo, porque en el desierto brotarán corrientes de agua, y torrentes en la estepa;


En vano he castigado a vuestros hijos; no habéis aprendido la lección; vuestra espada devoró a vuestros profetas como un león devastador.


Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos. Pues también persiguieron a los profetas antes que a vosotros'.


Cuando Isabel oyó el saludo de María, el niño saltó en su seno e Isabel quedó llena del Espíritu Santo.


Tan pronto como tu saludo sonó en mis oídos, el niño saltó de alegría en mi seno.


Pero vosotros amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar remuneración; así será grande vuestra recompensa y seréis hijos del altísimo, porque él es bueno con los desagradecidos y con los malvados.


dijo en alta voz: 'Levántate y tente derecho sobre tus pies'. Él dio un salto y echó a andar.


y de un salto se puso en pie y echó a andar; y entró con ellos en el templo andando, saltando y alabando a Dios.


Ellos salieron del tribunal muy contentos por haber sido dignos de ser ultrajados por tal nombre.


Y no sólo esto, sino que nos alegramos también en los sufrimientos, conscientes de que los sufrimientos producen la paciencia,


Por esto me alegro de mis flaquezas, de los insultos, de las dificultades, de las persecuciones, de todo lo que sufro por Cristo; pues cuando me siento débil, es cuando soy más fuerte.


Ahora me alegro de sufrir por vosotros, y por mi parte completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo por su cuerpo, que es la Iglesia,


si sufrimos con él, también reinaremos con él; si le negamos, él nos negará a nosotros;


con los ojos puestos en la recompensa, consideró mayor riqueza el oprobio del ungido que los tesoros de Egipto.


Ahora bien, sin la fe es imposible agradarle; porque aquel que se acerca a Dios debe creer que existe y que recompensará a aquellos que lo buscan.


Hermanos míos, tened como suprema alegría las diversas pruebas a que podéis ser sometidos,


al contrario, alegraos de participar en los sufrimientos de Cristo, para que, asimismo, os podáis alegrar gozosos el día en que se manifieste su gloria.


El que tenga oídos que oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. Al vencedor le daré el maná escondido y una piedra blanca, y en la piedra escribiré un nombre nuevo, que sólo conoce el que la recibe.


Al vencedor, al que permanezca fiel a mi servicio hasta el fin, le daré poder sobre las naciones,


El que tenga oídos que oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios.


El vencedor heredará estas cosas; yo seré su Dios, y él será mi hijo.


Al vencedor le haré columna del templo de mi Dios, y no saldrá más; escribiré sobre él el nombre de mi Dios, el nombre de la ciudad de mi Dios -la nueva Jerusalén, que baja del cielo de junto a mi Dios- y mi nombre nuevo.


El vencedor será revestido de vestiduras blancas, yo no borraré jamás su nombre del libro de la vida y reconoceré su nombre delante de mi Padre y de los ángeles.


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