Lucas 11:39 - Biblia Martin Nieto

³⁹ Pero el Señor le dijo: 'Vosotros los fariseos limpiáis por fuera la copa y el plato, pero vuestro interior está lleno de rapiña y de maldad.

Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

³⁹ Pero el Señor le dijo: Ahora bien, vosotros los fariseos limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de rapacidad y de maldad.

Biblia Nueva Traducción Viviente

³⁹ Entonces el Señor le dijo: «Ustedes, los fariseos, son tan cuidadosos para limpiar la parte exterior de la taza y del plato pero están sucios por dentro, ¡llenos de avaricia y de perversidad!

Biblia Católica (Latinoamericana)

³⁹ El Señor le dijo: 'Así son ustedes, los fariseos. Ustedes limpian por fuera las copas y platos, pero el interior de ustedes está lleno de rapiñas y perversidades. ¡Estúpidos!'

La Biblia Textual 3a Edicion

³⁹ Y el Señor le dijo: Ahora bien, vosotros los fariseos limpiáis lo de fuera del vaso o del plato, pero vuestro interior está lleno de rapiña y perversidad.

Biblia Serafín de Ausejo 1975

³⁹ Pero el Señor le dijo: 'De manera que vosotros, los fariseos, purificáis por fuera la copa y el plato, pero vuestro interior está lleno de rapacidad y malicia.

Lucas 11:39 Tagairtí Cros

Génesis 6:5

Al ver el Señor que la maldad de los hombres sobre la tierra era muy grande y que siempre estaban pensando en hacer el mal,

2 Crónicas 25:2

Hizo lo que es justo a los ojos del Señor, pero no con entero corazón.

Salmos 22:13

Toros innumerables me acorralan, me acosan los toros de Basán;

Proverbios 26:23

Barniz de plata aplicado a vasija de tierra, tales son los labios dulces y el corazón malvado.

Proverbios 26:25

si adopta un tono amistoso, no te fíes de él, porque su corazón está lleno de maldad;

Proverbios 30:12

raza que se tiene por pura, pero que no se ha lavado de sus inmundicias;

Jeremías 4:14

Purifica tu corazón del mal, oh Jerusalén, para que puedas salvarte. ¿Hasta cuándo guardarás en ti tus perversos pensamientos?

Ezequiel 22:25

En ella sus príncipes son como león rugiente ávido de presa, devoran a las personas, se apoderan de haciendas y riquezas y aumentan el número de las viudas.

Ezequiel 22:27

Los jefes de la ciudad son como lobos ávidos de presa; derraman sangre y matan a las personas para amasar más y más dinero.

Sofonías 3:3

Sus jefes son, en medio de ella, como leones rugientes; sus jueces, como lobos nocturnos que no dejan nada para la mañana.

Mateo 15:19

Porque del corazón provienen los malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, blasfemias.

Mateo 7:15

'Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestido de oveja y por dentro son lobos rapaces.

Lucas 16:15

Y les dijo: 'Vosotros presumís de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones; porque lo que se estima tanto entre los hombres, no tiene valor alguno ante Dios.

Lucas 7:13

El Señor, al verla, se compadeció de ella y le dijo: 'No llores'.

Lucas 7:19

los mandó al Señor a preguntarle: '¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?'.

Juan 12:6

Esto lo dijo no porque le preocuparan los pobres, sino porque era ladrón; y como tenía la bolsa, robaba de lo que había en ella.

Juan 13:2

Se pusieron a cenar. El diablo había metido en la cabeza a Judas Iscariote, hijo de Simón, la idea de traicionar a Jesús.

Hechos 5:3

Pedro le dijo: 'Ananías, ¿por qué has dejado que entre dentro de ti Satanás para mentir al Espíritu Santo y quedarte con parte del precio del campo?

Gálatas 1:14

y cómo aventajaba en el judaísmo a muchos de mi edad en conservar con todo rigor las tradiciones de mis antepasados.

2 Timoteo 3:5

los cuales tienen una apariencia de religiosidad, pero en realidad están lejos de ella. Apártate de ellos.

Tito 1:15

Todo es limpio para los limpios; pero para los contaminados y los que no tienen fe nada es puro, porque tienen contaminada su mente y su conciencia.

Santiago 4:8

acercaos a Dios, y se acercará a vosotros; lavaos las manos, pecadores, purificad vuestros corazones, gentes de alma doble, y reconoced vuestra miseria; llorad y clamad;