Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne
- Fógraí -





Jueces 17:2 - Biblia Martin Nieto

2 el cual dijo a su madre: 'Las mil cien monedas de plata que te quitaron y por las que maldijiste al ladrón, las tengo yo, las robé yo. Te las devuelvo'. La madre le respondió: 'Que Dios te bediga, hijo mío'.

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

2 el cual dijo a su madre: Los mil cien siclos de plata que te fueron hurtados, acerca de los cuales maldijiste, y de los cuales me hablaste, he aquí el dinero está en mi poder; yo lo tomé. Entonces la madre dijo: Bendito seas de Jehová, hijo mío.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Un día le dijo a su madre: —Te oí maldecir a la persona que te robó mil cien piezas de plata. Bueno, yo tengo el dinero; fui yo quien lo tomó. —El Señor te bendiga por haberlo admitido —respondió la madre.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Dijo a su madre: 'Las mil cien monedas de plata que te habían robado y a propósito de las cuales habías pronunciado una maldición, maldición que oí con mis propios oídos, pues bien, esa plata la tengo yo: yo la había tomado'. Su madre dijo inmediatamente: '¡Yavé bendiga a mi hijo!'

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

2 quien le dijo a su madre: Los mil cien ciclos de plata que te fueron sustraídos, acerca de los cuales proferiste maldición a mis oídos, he aquí, aquella plata está en mi poder. Yo la tomé. Y su madre le dijo: ¡Bendito seas de YHVH, hijo mío!

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Éste dijo a su madre: 'Los mil cien siclos de plata que te han sido hurtados y por los que lanzabas maldiciones que has hecho llegar a mis oídos, los tengo yo; yo los había tomado'. Dijo entonces su madre: '¡Bendito, tú, hijo mío, ante Yahveh!'.

Féach an chaibidil Cóip




Jueces 17:2
21 Tagairtí Cros  

bendijo a Abrán diciendo: 'Bendito seas, Abrán del Dios altísimo, que creó el cielo y la tierra, y


Yo los reprendí, los maldije, hice azotar a algunos de ellos, les arranqué los cabellos y les hice jurar en el nombre de Dios: 'No caséis a vuestras hijas con extranjeros, y vosotros y vuestros hijos no os caséis con extranjeras.


El malvado se jacta de sus propios planes, el avaro blasfema, desprecia al Señor;


No tomarás el nombre del Señor en vano, porque el Señor no dejará sin castigo al que toma su nombre en vano.


El que roba a su padre o a su madre diciendo: 'No es pecado', ése es compañero de bandidos.


¡Maldito aquel que hace la obra del Señor con negligencia! ¡Maldito el que retira su espada de la sangre!


Entonces él comenzó a jurar y perjurar: 'No conozco a ese hombre'. Y en aquel instante cantó el gallo.


Quisiera ser objeto de maldición, separado incluso de Cristo, por el bien de mis hermanos, los de mi propia raza;


Maldito sea el que no ama al Señor. ¡Ven, Señor nuestro!


¡Maldito el que desprecie a su padre y a su madre! Y todo el pueblo responderá: ¡Amén!


pues el que le saluda participa de sus malas obras.


Había un hombre en la montaña de Efraín llamado Micá,


Él devolvió las mil cien monedas de plata a su madre, y ella dijo: 'Quiero consagrar este dinero al Señor y que de mi mano pase a la de mi hijo para hacer con él una imagen tallada y chapeada'.


Maldecid a Meroz, dijo el ángel del Señor, maldecid, maldecid a sus habitantes, que no vinieron en ayuda del Señor, en ayuda del Señor entre los héroes.


Él replicó: 'Hija mía; este segundo acto de piedad es todavía mejor que el primero, pues no has buscado ningún joven, rico o pobre.


Los israelitas estaban agotados. Entonces Saúl hizo prestar al pueblo este juramento: 'Maldito el hombre que tome alimento antes de la tarde, hasta que yo me haya vengado de mis enemigos'. Y nadie comió nada.


Y le dijo uno: 'Tu padre ha hecho prestar este juramento a todo el pueblo: ¡Maldito el hombre que tome alimento hoy!'.


Samuel llegó donde estaba Saúl, el cual le dijo: '¡El Señor te bendiga! ¡He cumplido la orden del Señor!'.


Saúl respondió: 'Que el Señor os bendiga, porque habéis tenido compasión de mí.


Y ahora, que el rey, mi señor, se digne escuchar las palabras de su siervo: Si es el Señor quien te excita contra mí, que sea aplacado con una ofrenda; pero si son los hombres, malditos sean del Señor, pues me echan hoy para que no participe en la herencia del Señor, diciendo: Vete a servir a dioses extraños.


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí