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Josué 5:14 - Biblia Martin Nieto

14 Él respondió: 'No, yo soy el jefe del ejército del Señor y acabo de llegar'. Josué cayó rostro en tierra, le adoró y le dijo: '¿Cuáles son las órdenes de mi Señor a su siervo?'.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

14 Él respondió: No; mas como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué, postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 —Ninguno de los dos —contestó—. Soy el comandante del ejército del Señor. Entonces Josué cayó rostro en tierra ante él con reverencia. —Estoy a tus órdenes —dijo Josué—. ¿Qué quieres que haga tu siervo?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Respondió: 'Soy el jefe del ejército de Yavé, y acabo de llegar'. Entonces Josué cayó con el rostro en tierra y se postró. Luego le dijo: '¿Qué dice mi Señor a su servidor?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 Y él dijo: No, Yo soy Príncipe del ejército de YHVH que he venido ahora. Y Josué cayó en tierra sobre su rostro y adoró, y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Respondió él: 'No; soy el príncipe del ejército de Yahveh, que llego ahora'. Josué cayó rostro en tierra y lo adoró. Luego le dijo: '¿Qué manda mi señor a su siervo?'.

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Josué 5:14
35 Tagairtí Cros  

Abrahán cayó rostro en tierra y se puso a reír diciéndose a sí mismo: '¿A un hombre de cien años le podrá nacer un hijo, y Sara a los noventa años podrá ser madre?'.


Abrán se postró rostro en tierra, y Dios continuó diciendo:


Y aun esto es todavía poco para ti, Señor, y extiendes también tu promesa a la casa de tu siervo para un futuro lejano, para la duración misma de la humanidad.


¿Qué más podría decirte David? Tú conoces a tu siervo, Señor.


¿Quién es el rey de la gloria? El Señor todopoderoso es el rey de la gloria.


Moisés dijo al Señor: 'Señor, yo no tengo facilidad de palabra, ni anteriormente, ni desde que hablas a tu siervo; soy tardo en el hablar y torpe de lengua'.


Y él dijo: 'Ay, Señor; envía al que quieras enviar'.


Yo le he puesto como testigo para los pueblos, caudillo y señor de las naciones.


Y oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros?


Me levanté, salí a la vega, y he aquí que la gloria del Señor estaba allí, como la había contemplado junto al río Quebar; yo caí rostro en tierra.


El príncipe del reino de Persia me ha hecho resistencia durante veintiún días; pero Miguel, uno de los primeros príncipes, ha venido en mi ayuda; le he dejado allí junto al rey de Persia.


Sin embargo, te comunicaré lo que está consignado en el libro de la verdad. Nadie me presta ayuda contra ellos, excepto Miguel, vuestro príncipe'.


En aquel tiempo surgirá Miguel, el gran príncipe, que hace guardia sobre los hijos de tu pueblo. Será aquél un período de angustia como no lo hubo desde que existen las naciones hasta aquel día. Entonces serán salvados, de entre el pueblo, todos aquellos que se hallen inscritos en el libro.


Llegó hasta el mismo príncipe de las milicias, suprimió su sacrificio cotidiano y derribó su santuario.


una llama que salía de la presencia del Señor consumió el holocausto y las grasas sobre el altar. Ante esta visión, todo el pueblo lanzó gritos de alegría y cayeron rostro en tierra.


Cayeron sobre sus rostros y dijeron: '¡Oh, Dios, Dios del espíritu de todo viviente! ¿Ha pecado uno solo, y tú te irritas contra toda la comunidad?'.


El Señor abrió los ojos de Balaán y vio al ángel del Señor apostado en el camino con la espada desenvainada en la mano. Balaán se inclinó y se postró en tierra.


En esto se le acercó un leproso, se puso de rodillas ante él y le dijo: 'Señor, si quieres puedes limpiarme'.


¿Y cómo es que la madre de mi Señor viene a mí?


pues David mismo dice en el libro de los Salmos: El Señor dijo a mi Señor:


Estando Jesús en una ciudad, un hombre lleno de lepra, al verlo, se puso de rodillas ante él y le dijo: 'Señor, si quieres, puedes limpiarme'.


Tomás contestó: '¡Señor mío y Dios mío!'.


Levántate y entra en la ciudad; allí te dirán lo que debes hacer'.


más aún, todo lo tengo por pérdida ante el sublime conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien he sacrificado todas las cosas, y las tengo por basura con tal de ganar a Cristo


Convenía, en efecto, que aquel por quien y para quien todo fue hecho, queriendo llevar a la gloria un gran número de hijos, hiciese perfecto, mediante los sufrimientos, al jefe que debía guiarlos a la salvación.


Entonces hubo una batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles lucharon contra el dragón. El dragón y sus ángeles combatieron,


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