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Jeremías 7:18 - Biblia Martin Nieto

18 Los niños amontonan leña y los padres encienden el fuego; las mujeres amasan harina para hacer tortas a la reina del cielo y presentan ofrendas en honor de dioses extranjeros para herirme a mí.

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Biblia Reina Valera 1960

18 Los hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego, y las mujeres amasan la masa, para hacer tortas a la reina del cielo y para hacer ofrendas a dioses ajenos, para provocarme a ira.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 ¡Con razón estoy tan enojado! Mira cómo los hijos juntan leña y los padres preparan el fuego para el sacrificio. Observa cómo las mujeres preparan la masa para hacer pasteles y ofrecérselos a la reina del cielo. ¡Y derraman ofrendas líquidas a sus otros dioses-ídolos!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Los hijos amontonan la leña, los padres encienden el fuego y las mujeres amasan para hacer tortas a la reina del cielo. Y luego derraman vino en honor de dioses extranjeros, para así ofenderme.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Los hijos recogen leña, los padres encienden fuego, y las mujeres preparan la masa para hacer tortas en honor de la reina de los cielos, y para provocarme a ira derraman libaciones a dioses extranjeros.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Los hijos amontonan la leña, los padres encienden el fuego y las mujeres amasan la pasta para hacer pasteles en honor de la Reina del Cielo y ofrecen libaciones a otros dioses, para ofenderme.

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Jeremías 7:18
28 Tagairtí Cros  

sino que has obrado peor que todos los predecesores; has ido a fabricarte dioses extranjeros e imágenes fundidas, provocando con ello mi ira, y a mí me has dado la espalda;


'Yo te había exaltado del polvo y te había constituido jefe de mi pueblo Israel, pero tú has seguido los caminos de Jeroboán y has hecho pecar a mi pueblo, Israel, irritándome con sus pecados;


Los que corren tras ellos aumentan sus desgracias. Yo jamás tendré parte en sus cruentos sacrificios, mis labios no pronunciarán jamás su nombre.


Así Jerusalén caerá en ruinas y Judá se hundirá, pues sus palabras y sus hechos se oponen al Señor y desafían su majestad.


Las piedras pulidas del torrente son tu heredad, ellas, ellas tu suerte. A ellas haces tus ofrendas de vino y presentas tus ofrendas; ¿voy a calmarme yo con eso?


Pero a vosotros, que abandonasteis al Señor, que os olvidasteis de mi santo monte, que preparasteis una mesa para Gad y llenasteis una copa para Mení,


a un pueblo que me provocaba a la cara continuamente, sacrificando en los huertos, quemando incienso en ladrillos,


Y yo pronunciaré mis sentencias contra ellas, contra toda su malicia, porque me han abandonado para quemar incienso a dioses extraños, para postrarse ante la obra de sus manos.


Pues el Señor todopoderoso, que te había plantado, ha decretado contra ti la desgracia a causa de las iniquidades cometidas por la casa de Israel y la casa de Judá, que me han irritado quemando incienso a Baal'.


para memoria de sus hijos (sus altares y sus cipos sagrados junto a todo árbol verde, sobre los altos collados


De suerte que las casas de Jerusalén y las de los reyes de Judá serán inmundas como el lugar de Tofet: todas estas casas sobre cuyas terrazas han ofrecido incienso a toda la milicia del cielo y han derramado ofrendas de vino en honor de dioses extranjeros'.


Pero no me habéis escuchado -dice el Señor-, sino que me habéis irritado con las obras de vuestras manos para desgracia vuestra.


Los caldeos que están atacando esta ciudad vendrán y la prenderán fuego, incendiarán sus casas, sobre cuyas terrazas se han ofrecido sacrificios a Baal y se han hecho ofrendas a dioses extraños para irritarme.


Esto dice el Señor todopoderoso, Dios de Israel: Vosotros y vuestras mujeres habéis llevado a cabo con vuestras manos lo que habíais prometido con vuestra boca: Cumpliremos puntualmente los votos que hemos hecho de quemar incienso y presentar ofrendas de vino a la reina del cielo. Pues bien, cumplid vuestros votos, llevadlos a la práctica.


Yo os envié incesantemente, sin cansarme, a mis siervos los profetas para que os dijeran: no hagáis esas cosas horribles que yo detesto.


¿Es que no ves lo que ellos hacen en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén?


Los muchachos han tirado de la muela del molino, bajo la carga de la leña se han doblado los niños.


Te prostituiste a los hijos de Egipto, tus vecinos de cuerpos fornidos, y multiplicaste tus prostituciones para irritarme.


Yo los llevé hasta la tierra que había jurado, mano en alto, darles. Pero al ver cualquier colina elevada o cualquier árbol frondoso, ofrecieron allí sus sacrificios, presentaron sus ofrendas irritantes, quemaron sus perfumes y derramaron sus ofrendas de vino.


Y me llevó al atrio interior del templo del Señor. A la entrada del templo del Señor, entre el vestíbulo y el altar, veinticinco hombres, vueltas sus espaldas al santuario del Señor y sus rostros a oriente, se postraban hacia oriente ante el sol.


Y me dijo: '¿Has visto, hijo de hombre? ¿Acaso no le basta al pueblo de Judá cometer las acciones nefastas que cometen aquí, para que llenen también el país de violencia, hasta el punto de provocar aún mi cólera? Mira cómo se llevan el ramo a las narices.


¿O queremos provocar celos al Señor? ¿Somos acaso más fuertes que él?


Lo provocaron con dioses extranjeros, / lo irritaron con acciones horribles.


Me dan celos con un dios que no es dios, / me irritan con dioses ilusorios; / pues yo les daré celos con un pueblo que no es pueblo / y los irritaré con una nación fatua.


Cuando mires al cielo y veas el sol, la luna, las estrellas y todos los astros del firmamento, no te dejes seducir hasta postrarte ante ellos para rendirles adoración. El Señor, tu Dios, los ha dado en suerte a todos los pueblos que hay bajo los cielos.


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