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Jeremías 31:15 - Biblia Martin Nieto

15 Esto dice el Señor: Un grito se ha oído en Ramá, un lamento, llanto amargo: es Raquel, que llora a sus hijos, y no quiere consolarse de sus hijos porque ya no existen.

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Biblia Reina Valera 1960

15 Así ha dicho Jehová: Voz fue oída en Ramá, llanto y lloro amargo; Raquel que lamenta por sus hijos, y no quiso ser consolada acerca de sus hijos, porque perecieron.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

15 Esto dice el Señor: «En Ramá se oye una voz: profunda angustia y llanto amargo. Raquel llora por sus hijos; se niega a que la consuelen, porque sus hijos se han ido».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 Esto dice Yavé: En Ramá se han oído unos quejidos y un amargo lamento: es Raquel que llora a sus hijos y no quiere que la consuelen, pues ya no están.

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 Así dice YHVH: Voz fue oída en Ramá: Lamentaciones y amargo llanto; Es Raquel que lamenta por sus hijos, Y se niega a ser consolada porque sus hijos perecieron.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 Así dice Yahveh: '¡Escuchad! En Ramá se oye un lamento, un llanto muy amargo: Raquel llora por sus hijos, inconsolable, por sus hijos, porque ya no existen'.

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Jeremías 31:15
18 Tagairtí Cros  

Murió Raquel y fue sepultada en el camino de Éfrata, o sea, de Belén.


Sus hijos y sus hijas fueron todos a consolarle, pero él rechazó todo consuelo y dijo: 'Quiero bajar de luto a la tumba con mi hijo'. Y su padre lo lloró.


Ellos respondieron: 'Tus siervos somos doce hermanos, todos hijos de un mismo padre en la tierra de Canaán; el más joven se ha quedado con nuestro padre y el otro no vive ya'.


Jacob les dijo: 'Me vais a dejar sin hijos. José desapareció, Simeón también, ¿y queréis llevarme a Benjamín? ¡Todo está contra mí!'.


y siguió los caminos de Dios; después no fue visto más, porque Dios se lo llevó.


¿Por qué mi ofensa no toleras y no ignoras mi delito?


pasé de nuevo, y ya no estaba; lo busqué, pero no lo encontré.


Yo llamo a Dios gritando, yo llamo a Dios, y él me escucha.


Atraviesan el desfiladero, pasan la noche en Guibeá, Ramá se sobresalta, Guibeá de Saúl se da a la fuga.


Por esto digo: Retirad vuestros ojos de mí, dejad que llore amargamente; no tratéis de consolarme por la ruina de la hija de mi pueblo.


Pero ahora mi tienda está asolada, cortadas todas mis cuerdas. Mis hijos me han abandonado, han desaparecido. No queda ya quien vuelva a levantar mi tienda, a desplegar mis toldos.


Palabra dirigida a Jeremías de parte del Señor, después que fue puesto en libertad en Ramá por Nebuzardán, jefe de la escolta, el cual lo había encontrado aherrojado entre los prisioneros de Jerusalén y Judá que eran deportados a Babilonia.


Nuestros padres pecaron, ya no existen, y nosotros cargamos con sus iniquidades.


Lo desenrolló ante mi vista. Estaba escrito por dentro y por fuera, y contenía lamentaciones, gemidos y ayes.


Se sentaba bajo la palmera de Débora, entre Ramá y Betel, en la montaña de Efraín, y los israelitas subían allí para arreglar sus litigios.


Después volvía a Ramá, donde tenía su casa, y allí juzgaba a Israel. También construyó allí un altar al Señor.


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