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Jeremías 31:10 - Biblia Martin Nieto

10 Naciones, escuchad la palabra del Señor, y anunciadla en las islas lejanas; decid: 'El que dispersó a Israel lo reúne, lo guarda como un pastor su rebaño'.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

10 Oíd palabra de Jehová, oh naciones, y hacedlo saber en las costas que están lejos, y decid: El que esparció a Israel lo reunirá y guardará, como el pastor a su rebaño.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 »Ustedes, naciones del mundo, escuchen este mensaje del Señor; proclámenlo en las costas lejanas: El Señor, quien dispersó a su pueblo, lo reunirá y lo cuidará como hace un pastor con su rebaño.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Que todas las naciones escuchen la palabra de Yavé; proclámenla en las islas lejanas: 'El que dispersó a Israel, lo reunirá y lo cuidará como un pastor a su rebaño.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Oh naciones, oíd la palabra de YHVH, Y hacedlo saber en las costas lejanas: El que esparció a Israel lo reunirá y lo guardará, Como el pastor a su rebaño.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Escuchad, naciones, la palabra de Yahveh, anunciadla en las islas lejanas y decid: 'El que dispersó a Israel lo reúne y lo guarda como pastor a su rebaño'.

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Jeremías 31:10
43 Tagairtí Cros  

A partir de éstos se hizo la repartición de las naciones en las islas: cada uno con su tierra según su lengua y su nación, según su familia.


El Señor reconstruye Jerusalén y reúne a los dispersos de Israel,


los reyes de Tarsis y las islas le traerán presentes, los reyes de Arabia y de Sabá le pagarán tributo;


Cuida bien de tu grey, preocúpate de tus rebaños,


Ellos alzan su voz, gritan de júbilo; la gloria del Señor aclaman desde el lado del mar.


Aquel día el Señor sacudirá las espigas desde el curso del río hasta el torrente de Egipto, y vosotros seréis recogidos uno a uno, hijos de Israel.


Consolad, consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios.


Como un pastor apacienta su rebaño, en su brazo recoge a los corderos, en su seno los lleva y conduce al reposo a las paridas.


Islas, guardad silencio ante mí; renovad, pueblos, vuestras fuerzas. Adelantaos para hablar, comparezcamos juntos en juicio.


Cantad al Señor un canto nuevo, su alabanza desde los extremos de la tierra; le ensalce el mar y cuanto abarca, las islas con todos sus habitantes.


No desistirá, no desmayará hasta que implante en la tierra la justicia y sus leyes, que las islas esperan.


¡Salid de Babilonia, huid de los caldeos! Con gritos de júbilo anunciad y proclamad esto, publicadlo hasta los confines de la tierra. Decid: El Señor ha redimido a su siervo Jacob.


Sólo por un momento te había abandonado, pero con inmensa piedad te recojo de nuevo.


Sí, los barcos para mí se congregan, y al frente de ellos los navíos de Tarsis, para traer de lejos a tus hijos, con su plata y su oro, por el nombre del Señor tu Dios, por el Santo de Israel, esplendor tuyo.


Les daré una señal y mandaré a algunos de sus supervivientes a los pueblos de Tarsis, Etiopía, Libia, Mosoc, Ros, Tubal y Yaván; a las islas lejanas, que no han oído hablar de mí ni han visto mi gloria. Ellos publicarán mi gloria entre los pueblos.


Suscitaré para ellos pastores que los apacentarán; no sufrirán más temor y angustia, ni se volverá a perder ninguno -dice el Señor-.


a todos los reyes de Tiro, a todos los reyes de Sidón y a los reyes de las islas del otro lado del mar;


Os daré pastores según mi corazón, que os apacentarán con inteligencia y sabiduría;


Oveja descarriada era Israel, acosada por leones. Primero la devoró el rey de Asiria; luego Nabucodonosor, rey de Babilonia, le ha quebrado los huesos.


Y haré volver a Israel a su pradera, y pacerá en el Carmelo y el Basán, y en los montes de Efraín y Galaad volverá a hartarse.


Anúnciales: Esto dice el Señor Dios: Sí, yo los he alejado entre las naciones, los he dispersado por tierras extrañas; pero yo mismo he sido un santuario para ellos durante el breve tiempo en que están desterrados en estos países.


Después os sacaré de entre los pueblos y os reuniré en los países en los cuales, con mano fuerte y brazo extendido, desencadenando mi furor, os había dispersado.


Como un pastor pasa revista a su ganado cuando se encuentra entre su rebaño disperso, así pasaré yo revista a mis ovejas y las recobraré de todos los lugares donde se habían dispersado en día de nubes y tinieblas.


Reinará sobre ellos mi siervo David. Todos ellos tendrán un solo pastor y caminarán por la senda de mis mandamientos, guardando mis leyes y poniéndolas en práctica.


Los padres devorarán a sus hijos en medio de ti, y los hijos devorarán a sus padres. Ejecutaré contra ti la sentencia y esparciré a todos los vientos lo que aún quede de ti.


Cuando se cumplan los días del asedio, quemarás al fuego una tercera parte en medio de la ciudad, otra tercera parte la cortarás a espada en sus alrededores y la otra la esparcirás al viento, mientras que yo desenvainaré la espada detrás de ellos.


Entonces pondrá sus ojos en las ciudades marítimas y conquistará un buen número de ellas, pero un capitán pondrá fin a su prepotencia y le hará pagar cara su afrenta.


A vosotros os dispersaré entre las naciones y os perseguiré con la espada desenvainada. Vuestra tierra será una desolación y vuestras ciudades un montón de ruinas.


Yo te reuniré, Jacob, todo entero, reuniré el resto de Israel; los reuniré como rebaño en el aprisco, como rebaño en la pradera, y no tendrán miedo de nadie.


Aquel día -dice el Señor- yo reuniré a las ovejas cojas, recogeré a las extraviadas y a las que yo había maltratado.


Él mismo será la paz. Cuando el asirio invada nuestra tierra y ponga el pie en nuestros palacios, enviaremos contra él siete pastores y ocho jefes del pueblo.


El Señor será terrible contra ellos. Aniquilará a todos los dioses de la tierra; se prosternarán ante él, cada uno en su país, todas las islas de las naciones.


En aquel tiempo exterminaré a todos tus opresores; salvaré a las cojas, recogeré a las extraviadas, y haré de ellas un objeto de gloria y renombre en todos los países donde fueron despreciadas.


Daré un silbido y los reuniré porque yo los he rescatado y los haré tan numerosos como antes.


Yo le dije: '¿Dónde vas? Y me contestó: A medir a Jerusalén para ver cuál es su anchura y su longitud.


El Señor, su Dios, los salvará en aquel día, apacentará a su pueblo como un rebaño, como piedras de diadema brillarán en su tierra.


No tengáis miedo, pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha decidido daros el reino.


Mis ovejas escuchan mi voz. Yo las conozco y ellas me siguen;


y no sólo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos.


Aunque tus desterrados estuvieran en el confín del cielo, de allí iría a buscarte


Yo hubiera querido reducirlos a polvo, / borrar de entre los hombres su memoria;


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