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Jeremías 2:37 - Biblia Martin Nieto

37 También de allí saldrás con las manos en la cabeza, porque el Señor ha desechado a aquellos en los que confiabas y no tendrás éxito con ellos.

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Biblia Reina Valera 1960

37 También de allí saldrás con tus manos sobre tu cabeza, porque Jehová desechó a aquellos en quienes tú confiabas, y no prosperarás por ellos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

37 Desesperado, serás llevado al destierro con las manos en la cabeza, porque el Señor ha rechazado a las naciones en las cuales confías. Ellas no te ayudarán en absoluto.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

37 También de ahí saldrás con las manos en la cabeza, porque a Yavé no le gustan aquellos en que confías, y no te irá bien con ellos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

37 También de allí saldrás con las manos en la cabeza, Porque YHVH ha desechado la base de tu confianza, Y con ellos no prosperarás.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

37 También de allí saldrás con las manos en la cabeza; porque Yahveh rechaza tus apoyos, y no tendrás éxito con ellos.

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Jeremías 2:37
16 Tagairtí Cros  

David dijo a Urías: 'Quédate aquí hoy todavía, y mañana te enviaré'. Urías se quedó en Jerusalén aquel día.


Entonces Tamar echó polvo en su cabeza, rasgó la túnica y con las manos en la cabeza se marchó gritando.


Traemos con nosotros a Dios a la cabeza; darán con las trompetas el toque de guerra contra vosotros. ¡Israelitas, no luchéis contra el Señor, el Dios de vuestros padres, pues no os saldrá bien!'.


No queda más que doblegarse entre los prisioneros o sucumbir con los muertos. Y con todo no ha amainado su cólera, su brazo aún está extendido.


Será anulado vuestro pacto con la muerte, no valdrá vuestro pacto con el abismo; cuando pase el azote destructor os aplastará;


Los ricos mandan a sus siervos a buscar agua; éstos van a los aljibes, no encuentran agua y vuelven con sus cántaros vacíos; quedan consternados, humillados, y se cubren la cabeza.


El suelo no da su fruto, porque no hay lluvia en el país; los labradores, consternados, se cubren la cabeza.


Esto dice el Señor: '¡Maldito el hombre que confía en el hombre, que en el mortal se apoya y su corazón se aparta del Señor!


¡Qué inconstante eres cambiando de caminos! ¡También con Egipto quedarás corrida como lo fuiste con Asiria!


Sube al Líbano y grita, haz resonar tu voz desde Basán, vocifera desde Albarín, porque han sido destrozados todos tus amantes.


Esto dice el Señor: Inscribid así a este hombre; sin hijos, uno que no prosperó en su tiempo; porque ninguno de su estirpe logrará sentarse en el trono de David y reinar en Judá.


y conducirá a Sedecías a Babilonia, donde estará hasta que yo me ocupe de él -dice el Señor-. Si vosotros combatís contra los caldeos, no tendréis éxito?'.


Sin tregua se consumían nuestros ojos, esperando socorros en vano. Desde las atalayas oteábamos a un país que no nos podía salvar.


Moisés les dijo: '¿Por qué queréis quebrantar la orden del Señor? Eso no puede saliros bien.


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